Abro la pequeña puerta
que había dentro de mi habitación, adentro hay unas 20 escaleras que llevan a la azotea, es un lugar muy bien camuflado perfecto para esconder algo o alguien. Subo primero y me aseguro que no haya nada con lo que se pueda tropezar, al llegar al último peldaño volteo para mirarla. Veo un rayo de esperanza en su mirada a lo mejor no todo esta perdido para ella.
Empujo la puerta y entramos, hace unos 10 años que no entro acá , el ambiente es muy húmedo y lleno de polvo pero es grande. Entro y le ayudo para que no tropieze con la pequeña tabla que esta puesta en la entrada.
Este lugar nunca ha sido nada especial, solo hay algunas cajas que guardan las cosas de mis padres antes de fallecer.- Y bien que te parece? - le digo estirando los brazos como si le presentara alguna obra de arte.
- Es muy... Gracias de verdad - dice un poco preocupada.
- Que pasa no te gusta ? - Y si esta habitación no es lo suficientemente acogedor para ella?
- No es eso... Si no que... Me da miedo.
- Me estas diciendo que has cruzado media ciudad de noche y sola pero te da miedo un cuarto oscuro?
- Si, algún problema?Bueno no la culpo, este cuarto no tiene ninguna ventana y de noche no se ve mucho a cualquiera le daría miedo.
- Bueno entonces, ¿velas?
- Aja! - dice un poco nerviosa.Ya debe ser media noche, debería dejarla descansar pero no hay ningún colchón ni nada, y también no le puedo permitir que baje pues y si entra alguien? O la ven? No puedo arriesgarme a eso.
Me acerco a la puerta y la cierro con llave. No veo nada así que digo su nombre, pero nada no responde, entonces siento unas manos cojer las mías y llevarlas a una parte de la azotea. Lis se sienta y yo hago lo mismo. Pero aún no suelta mis manos.- ¿Que pasaría si nos atrapan? - dice un poco preocupada.
- ¿No es evidente? Te llevarían a un campo de concentración en esos trenes del diablo. Malditos nazis... No perdón, a lo peor alguien me escucha y uhh!
- Como sera ir... Me da miedo solo pensarlo, pobre de mi familia, debe estar sufriendo.En el tono de su voz se escuchaba el lamento que sentía, no debo permitir que este triste.
- ¿Y que cosas te gustan a ti? - digo cambiando de tema.
- A mi... los hámster! - dice emocionada - nunca he podido tener uno pero siempre los veía en las tiendas de mascotas que no permitían judíos. Son tan bellos! Me encantan! Ah y tambien... El queso.Vaya vaya...
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Segunda Guerra Mundial
RomansaUna novela original que narra la historia de Lis, una judía y Rafael, un alemán , que en plena segunda guerra mundial deciden hacer cualquier cosa para que su amor perdure. ¿Podra su amor vencer todos los problemas que trae la Alemania Nazi?