Capítulo 2

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Capítulo 2:
E L R E L O J


Dolor.
Era lo único que sentía en mi cabeza en estos momentos. Mis ojos se hallaban cerrados y poco a poco recuperaba el conocimiento.

Me encontraba en una cama, aún no podía verla, pero si sentirla bajo mi cuerpo. Comencé a moverme ligeramente, no recordaba como había llegado a mi cama, ¿demasiado alcohol y por eso el dolor de cabeza?

No, nunca tomo tanto, lo más fuerte que he tomado son sorbos de whisky. Aparte, el dolor era físico, no era como un simple dolor de cabeza, era como de un gran golpe.

Mi mano se dirige a la parte trasera de esta buscando cualquier cosa y cuando apenas logro encontrar algo, mis ojos se abren del dolor y un sonido agudo sale de mi boca.

Tenía puntadas en mi cabeza, haciendo que al primer tacto a la herida, el dolor se multiplicara haciéndolo insoportable.

En eso, los recuerdos de lo que había sucedido en mi casa llegan a mi mente y el miedo vuelve a surgir en mi interior.

Mi mirada se dirige a toda la habitación en la que me hallaba; era oscura, no solo porque la noche estaba presente, si no, las paredes estaban pintadas de marrón, que daba juego con los muebles y los cobertores de la cama.

Mi respiración comienza a acelerarse junto con mi corazón, retiro las sabanas que estaban encima mío y traté de ponerme de pie.

Cuando mis pies tocaron el suelo, un intenso mareo me hizo perder el equilibrio haciendo que me sostuviera de la cama.

Me di cuenta de lo que traía puesto en ese momento; una bata que llegaba un poco más abajo de mis rodillas de color celeste, era cómoda pero mas dudas comenzaron a surgir, ¿me habían desnudado?

La habitación desconocida en la que me hallaba era muy amplia y cuando divisé una puerta de madera, rápidamente me dirigí hacia ella sin importarme el mareo. Era más importante encontrar una salida de aquél lugar.

Tomé la perilla y logré girarla, una calma se apoderó de mi al saber que estaba abierta pero eso se acabo cuando me di cuenta que era sólo el baño.

Enseguida dirigí mi mirada en busca de otra puerta y entonces la vi al otro lado, caminé con rapidez hacia ella. Me hallaba descalzo y el suelo helado tocaba mis pies, pero para ese entonces era imposible pensar en aquello.

Al intentar girar la perilla de la puerta, fue un sentimiento de angustia el que ahora se hallaba en mi. La puerta estaba cerrada.

No podía estar mas tiempo aquí sin tener respuesta alguna a todas las dudas de porqué me encontraba aquí.

Comencé a golpear la puerta con frustración gritando repetidamente «Sáquenme de aquí», no sin antes verificar la ventana que para mi mala suerte también se encontraba cerrada.

—¡Abran esta maldita puerta! —Pasos al otro lado se empezaron a escuchar, acercándose más a donde estaba yo.

Comencé a retroceder cuando oía que el seguro de la puerta era quitado y alguien giraba la perilla.

No había previsto que la abrirían de verdad enseguida, así que con mi corazón acelerado y mi respiración agitada, esperé para enfrentarme con el que abriera la puerta tomando una lampara que había en el velador a un lado de la cama.

La puerta se abrió lentamente, dejando ver a una chica curiosa de cabello castaño caoba, con unos ojos grandes azules y unas facciones demasiado suaves.

—Hola... no temas, no te haré daño —su voz había salido después de ver como apretaba la lampara y la levantaba en signos de ataque.

—¿Dónde estoy? ¿Quién demonios eres? —mi voz sonaba aterrada, aunque por alguna razón aquella chica se veía de confiar, aún así no iba a tener la guardia baja ante toda esta situación.

Licaón: La Búsqueda del RubíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora