Comienzo

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En la mañana desperté con dolor de espalda, me quede mirando la puerta de la casa, el sol pegaba en el vidrio y este difuminaba la luz de manera opaca hacia los lados, mire a los lados y esa sala ya no me gustaba, la gana le gano al desgano y me levante del sofá, con la espalda encalambrada, subí las escalas despacio, al llegar a la habitación la espalda no me dio más y caí sobre la cama, intentando no moverme para evitar el dolor.

Ella se despertó y vio mi cara de dolor.

-Nikky... ¿Qué te pasa?

-Un calambre.

Ella me ayudo a recostarme boca abajo, cuando me toco la espalda me estremecí.

-Oye cuidado... duele.

-Trata de relajarte mientras te pasa... ¿recuerdas esa vez que te cure la espalda por culpa de un calambre?

-Ajammm.

-Bueno ya es hora de irme.

Cuando se iba a levantar de la cama no pude aguantar más, pensar era bueno pero no poder tenerla me carcomía.

-Ana.

Tomando su mano, la jale hacia mí y la bese.

La despoje de su ropa, con ligereza, aun llevaba la ropa de calle, algunos botones volaron de su blusa, no sé en qué momento ella me quito la camisa, y desabrocho mi pantalón, vi que no había necesidad de correr, sin parar pero sin correr regrese sus labios, mis manos buscaron su piel desnuda, ella se apretaba cada vez más a mí, sentí como ella remplazaba el vacio que se había creado en mi interior, me relajaba y a la vez me ponía a mil, sentir como mi corazón debocado me golpeaba en los oídos, me temblaron las manos, como la respiración de ella se cortaba con cada una de mis acciones, se le escaparon los gemidos, baje por su piel, a su cuello por su esternón hasta sus pechos, los bese despacio, con justas caricias para cada uno.

Ella con su cabeza inclinada hacia atrás, cuando iba a descender mas, no me dejo, hizo que regresara a sus labios, cruzo una de sus piernas sobre una de las mías, y la apretó contra mis nalgas, la tome por la cintura y junte nuestros sexos, no podía dejar de mirarla, se colgó de mi cuello abrazándolo como un naufrago, empecé a frotarme contra ella y ella contra mí, busco mi boca, me beso con urgencia, cuando iba llegando al orgasmo ella me soltó un poco sus brazos, bajando sus manos a mi espalda, enterrándome sus uñas, mis manos hacían presión sobre sus caderas, llegamos juntas al orgasmo, mientras nos recuperábamos, me recosté sobre la cama, ella a mi lado no se me despegaba.

-Nikky te amo.

Me enderece y la mire, buscaba entre sus facciones entre sus gestos y su mirada que eso que ella me decía era cierto, no una jugarreta de mi imaginación y más aun creerle, después de lo que en los últimos días habíamos pasado, opte por contestar y dejar de caer en la monotonía del pensamiento.

-Yo también...

Las otras palabras no salieron de mi boca, aunque lo intente, no podía, si la amaba, la amo pero no se lo puedo decir.

-¿Nikky, se lo dijiste a tus Papas?

-Sí.

-¿Y qué te dijeron?

Ya no podía evadir el tema, aunque quisiera.

-Papá se lo tomo muy bien me apoya... desea hablar con vos... y Mamá...-

El silencio reino por unos segundos, ella se giro hacia mí y pego su cuerpo al mío, rozando si mano con mi mejilla y dándome un beso.

-Dime.

DÍAS DE LLUVIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora