2;

42 9 7
                                    

Llamo a la puerta con la mano sudorosa, no entiendo el motivo de mi nerviosismo.

-Adelante. -Se oye una voz grabe desde el interior.

Abro y me encuentro con una gran sala, con muchos cuadros y muy bien decorada. Las paredes son de color verde y el lugar se siente acogedor. Al fondo, junto a un gran ventanal hay dos sofás, uno en frente del otro, con una mesilla en medio de ellos. En uno se encuentra un hombre con gran cantidad de pelo negro, aunque un tanto blanquecino por algunas partes. De su cara llama la atención una nariz respingona que me provoca una pequeña risa.

-La señorita Parks, ¿Verdad? - Asiento con la cabeza. -Muy bien, pues toma asiento. -Ofrece amablemente señalando el sofá en frente de él. Giro y pasa por detrás de una gran mesa para llegar hasta allí. Él me observa con atención. Cuando me siento empieza a hablar.

-Yo soy Peter, encantado. ¿Cómo estás? ¿Te has instalado bien? ¿Te gusta todo esto?

-El sitio no está mal, pero no es donde me gustaría estar precisamente. -Le digo sinceramente. Quiero que desde el primer momento note mi desagrado. Voy a intentar como sea convencerlo de que yo no necesito estar aquí.

-¿Y dónde te gustaría estar?

-Pues en mi casa.

-¿Con tus padres?

-La verdad, si puedo prescindir de ellos, mejor. -Nada más decir eso me arrepiento. Sé que lo utilizará para atacarme.

-¿No quieres estar con tus padres?

-No es que no los quiera, pero digamos que no tenemos muy buena relación. -Me encojo de hombros y Peter se queda pensativo. Sostiene un bolígrafo en la mano con el que da unos golpecitos sobre su barbilla.

-¿Por qué has escogido ese camino para llegar hasta aquí? -Pregunta de repente señalando el camino por el lado izquierdo de la mesa por el cuál había pasado antes. -Para llegar al sofá es mucho más fácil y rápido por la derecha.

Le miro incrédula con una ceja arqueada.

-¿Y qué más da por donde haya venido? Lo he hecho porqué sí, no lo he pensado.

-Nunca hacemos nada porqué sí Rachel, aprende eso.

-Bueno, pues yo sí, no me he dado cuenta ¿Vale?

-¿Y no tiene nada que ver el espejo que hay a la derecha?

Trago saliva, quiere evitar esta conversación. Peter es bastante observador.

-Bueno, ¿Podemos empezar ya?

-Ya hemos empezado Rachel.

-¿Cómo vamos a haber empezado? Ni si quiera me has preguntado por qué estoy aquí o cuál es mi problema. Sólo has observado como camino hacia un jodido sofá.

-No hace falta que te lo pregunte. Es importante que camino has elegido para llegar hasta aquí, porqué no eres capaz de pasar por un sitio donde tengas que mirarte al espejo, por lo que algún problema de autoestima debes de tener. Aunque tú digas que lo hacemos todo sin pensar, no es verdad, pensamos cada movimiento que hacemos en nuestra vida y cada decisión que tomamos, aunque solo sea por donde llegar hasta un sofá. A veces lo meditamos y otras sin embargo lo hacemos instintivamente, pero en el interior sabemos lo que estamos haciendo y porqué. Y si no te llevas bien con tus padres puede deberse a dos cosas; que ellos sean los causantes de tus problemas, o que no te hayas sentido ayudada por su parte. O incluso las dos cosas a la vez. ¿He acertado?

-Pero... -No lo puede creer, no llevo aquí ni cinco minutos y él casi sabe más cosas sobre mí que yo misma. -¿Cómo puedes darte cuenta de esas cosas? Es imposible.

Rachel Parks Donde viven las historias. Descúbrelo ahora