3;

31 8 3
                                    

Uno ruido me despierta. Me estiro un poco y suelto un par de bostezos. Miro a mi alrededor y una chica joven con una bata blanca se encuentra sujetando una aguja e inyectándosela en el brazo a mi compañera. Temo ser yo la próxima, nadie me dijo nada de agujas.
-Tranquila, esto no es para ti. -Me asegura la enfermera con una sonrisa. Debe de haber visto mi cara de terror.
Recoge algunas cosas que había colocado en la mesilla y se va.

Hayley se toca la zona inyectada y hace una mueca de dolor.

Siento ganas de ir al servicio y es en ese momento, observando la habitación, cuando me doy cuenta de que no hay un baño.

-Oye, ¿Es que no hay cuarto de baño? -Pregunto a mi compañera.

-Claro que no. -Contesta como si fuese lo más obvio del mundo.

-¿Y dónde está?

-Tienes que buscar a una enfermera para que te acompañe.

-¿Me tienen que acompañar? -Pregunto bastante sorprendida.

-Claro, tienen que asegurarse de que no...-Hayley hace un gesto con los dedos como si se los metiera en la boca y simula una arcada.

-Qué asco.

-¿Tú no estás aquí por eso?

-No.

-Oh, pues suerte qué tienes. Sin embargo, seguirán sin fiarse de ti.

Salgo de la habitación en busca de alguna enfermera dispuesta a seguir las instrucciones de Hayley. Por fin encuentro a una rubia y con vergüenza le digo que necesito ir al servicio, ella amablemente me acompaña.

-Tu eres nueva, ¿Verdad? -Empieza un tema de conversación aquella chica de camino al servicio.

-Sí.

-Oh bueno, pues yo soy Alexia, pero dime Alex. Siempre estoy por esta zona, así que si necesitas algo no dudes en preguntarme, ¿vale? -Ofreció con una amplia sonrisa.

-Vale, gracias.

Por fin llegamos a nuestro destino.
-Recuerda, no tires de la cadena. -Me advierte antes de entrar.

Cuando termino hago lo que me ha dicho y salgo. Seguidamente ella pasa e inspecciona. Me parece realmente raro y asqueroso, pero supongo que tratándose de un lugar así es normal.

La chica se despide pidiendo perdón ya que tiene que marcharse corriendo hacia otro lugar. Me vuelvo a dirigir a mi habitación, puesto que no tengo otra cosa que hacer un domingo encerrada en un lugar como este.

Cuando por fin llego abro la puerta esperando encontrarme con mi compañera, pero en vez de eso en la cama de Hayley me encuentro sentando al chico rubio, el cuál estoy empezando a encontrar insoportable.

-¿Qué haces aquí? -Pregunto molesta nada más verlo.

-Hola a ti también.

Decido no responder.

Me dirijo hacia mi cama y me siento dándole la espalda y fijando mi vista en la ventana que se encuentra en frente de mí.

-He venido a decirte que siento lo de ayer. -Habla él al ver que yo no le mostraba mucho interés. Mientras que pronuncia esas palabras se levanta de su sitio y camina hacia la ventana, se apoya en ella dejando su cabeza fuera de esta.

-Muy bien, ahora que lo has dicho puedes irte.

-Desde aquí puedo ver a Chris Rogers, no sé si sabrás quien es, pero es un niño que digamos que le sobran unos cuantos kilos. -Tras eso suelta una suave risa. -Está haciendo alguna actividad de deporte. Este niño es realmente gracioso cuando corre. -Vuelve a romper a reír, pero esta vez suelta una sonora carcajada.

Rachel Parks Donde viven las historias. Descúbrelo ahora