Capitulo 16

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*Narra la narradora*

Mangel le abre la puerta a Bea quien entra algo cohibida por la tensión que en escasos segundos se formó. No sabe cómo va a fluir el asunto después de que lo confiese lo cometido, pero pide con todas sus fuerzas que no se lo tome tan mal.

Una vez están sentados uno en frente del otro en el salón, Beatriz se atreve a hablar:

--Yo... tengo que decirte algo...

--Ya sé lo que dirás. Se lo que hiciste. Pero no te preocupes, yo también te he engañado. Tal vez no estábamos hechos el uno para el otro como creíamos, y por eso lo nuestro no funcionó.

--¿Qué? ¿Cómo... como te has enterado?

--Eso no importa, lo que importa es que no podemos seguir juntos – contesta borde Mangel, esta reprimiendo las ganas de llorar y mandar todo a la mierda; él la amaba, pero si no recibía el mismo amor que el entregaba pues era mejor no gastarse.

--Pero yo venía a disculparme... esto es injusto, ¿sabes?

--¿Injusto? Injusto es que yo te haya entregado todo de mí y no recibí una buena respuesta. A cambio me diste una infidelidad y me heriste. Ahora yo hago lo mismo que tú a mí; te dejo, te engaño. Pero que te quede claro que yo siempre te fui fiel y que no caigo con el primer tío que se me cruce por delante. Después de ver esas imágenes, me tomé por libre, e hice lo que se me ha dado la puta gana. Me besé con alguien, sí, pero ya después de haber roto – Después de soltar todo lo que tenía dentro, ahoga un suspiro y se dispuso a calmarse.

--No habíamos roto aun, eso es ser infiel. ¿Pero sabes qué? Tienes razón, ya no somos nada y voy a hacer lo que se me venga la querida gana. Adiós, Miguel Ángel. Espero que la puta con la que te besaste ahora te abra los brazos; o mejor dicho que te abra las piernas. A mí no me vengas a rogar después – diciendo eso, Beatriz se va de allí dando un portazo, procurando nunca más enamorarse como lo había hecho.

Las relaciones al parecer, no eran para ella.

Ambos sabían que habían ido demasiado rápido, y que el primer >Te amo< se lo habían dicho con poco tiempo de haber estado juntos. Todos le habían dicho que no iban a durar. Pero hicieron caso omiso de todo y ahora ambos están con el corazón roto y los ojos llorosos aguantando el llanto.

--Nada que la soledad, la música, y unos buenos videos no cure – dicen en un susurro al mismo tiempo como en el libro más cliché que existe.

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--Pasa, quiero decirte algo – dice Alexa corriéndose para un costado para dejar pasar a Rubius, quien acaba de llegar.

--Yo también quiero decirte algo... - comenta el mientras se acomoda en el sofá del salón de su enemiga.

--Bueno... tu primero.

--Vale... Emmm... - balbucea Rubén, no encuentra las palabras adecuadas – es algo difícil de explicar... coño. ¿Sabes que últimamente he estado saliendo con Jennies, cierto?

Apenas el pronuncia esas palabras, Alexa ya sabe para dónde irá la conversación. Él también ha roto una de las reglas, la cuarta regla. Se enamoró de alguien más, y vino a ponerle fin practicando la tercera: decir basta.

(N/A: si no se acuerdan bien de las reglas, se las pondré aquí: 1° No habrá más sentimiento que odio entre ellos; 2° absolutamente nadie sabrá que son enemigos con derecho; 3° cuando cualquiera de ambos diga basta, lo dejaran de hacer; 4° si uno de los dos se enamora de alguien más, también lo dejaran de hacer. En fin, sigan leyendo *-*)

--Mira, te ahorraré el discurso – lo interrumpe la chica – dejaremos de ser enemigos con derecho, entiendo que te enamoraste de Jen, y que ella está loca por ti. Has venido aquí a terminar con lo nuestro.

--No, escúchame por favor, he roto una de las reglas y no es la que tu... - empieza el. Quiere decirle lo que siente, de que quiere cambiar su relación y empezar una enserio, pero Alexa se niega a saber qué es lo que tiene que decir; sabe que le va a doler.

--No tienes que darme explicaciones, Rubén, ya cortemos con todo este rollo. Tú te has enamorado de Jen, y yo me he enamorado de alguien más, ambos estamos aquí con la misma intención: cortar con esto.

Rubius, aun en shock por las palabras que pronunció la chica que le acaba de lastimar, la mira unos segundos. Ella se enamoró de alguien más, y seguramente ese alguien no es el. Es el tío de la foto. La tristeza se apodera de su cuerpo seguido de la rabia. Ha venido aquí a perder el tiempo, ahora mismo podría estar con Jen, alguien que al parecer lo quiere de verdad.

--Vale, entonces me voy. Espero y seáis felices tú y tu novio. No vengas a mí luego – se levanta del sofá y comienza a caminar hacia la puerta.

--¿A qué te refieres con eso?- pregunta confundida. Pero el no responde, en cambio atraviesa la puerta y se va echando leches. Sabía que no era una buena idea venir, tendría que haberse quedado callado y no hacer nada al respecto.

O mejor dicho, ni siquiera haber empezado con la idea de ser enemigos con derechos.

Porque aunque no lo quiera admitir, ni él ni ella, era obvio que iban a terminar gustándose, e iban a terminar lastimados. 

Enemigos Con Derechos [Rubius] • 1era Temp. •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora