Capítulo 6.

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Entré en el salón, empezaba a estar lleno de gente. Algunas personas notaron mi presencia, anduve en busca de Eli con estos tacones que servirían próximamente para una caída no muy deseada.

Empezaron a pasar los minutos muy lento y cada vez la música más alta, a la vez que mas humo, más baile y más alcohol, la gente hacia pequeños grupos para hablar de sus vidas, yo mientras me situaba en la barra bebiendo un té que milagrosamente Eli había traído para mi.

-No puede ser, has venido -su voz se acercó a mi- pensé que ya no vendrias, integrante un poco, no te sentará mal -pausó- lo vi no hace mucho por la pista.

-Seguramente rodeado de chicas y con su cigarro en la mano, en plan " soy guay mira como fumo, mis neuronas se dañan pero no pasa nada como soy popular y me las tiro a todas mira tu que cosa"-intenté imitarlo y rodé los ojos- estúpido..-gruñí un poco y observe la cara de mi gran amiga, la examiné detenidamente-.

-¿lo tengo detrás verdad?-trague saliva y me dio unas palmaditas en el hombro, Eli se fue rápidamente susurrando "Dale nena"-.

Oí su risa en mi oído, y el humo en mi rostro, y los pensamientos arremolinandose en mi mente. Tosi un poco.

-Debería aplaudirte genio, muy buena esa, pero prefiero que no bromes o jugues con mis neuronas más-levanté una ceja-tengo cosas mejores y mas interesante con las que deberías jugar antes.

-Eres repugnante-me separé decidida a irme de su lado-.

-No tanto como para ponerte toda loca-pauso y le dió la ultima calada al cigarrillo antes de tirarlo- por mi, ricura.

Me paré de inmediato, respiré hondo y apreté mi puño, no estaba decidida a pegarle, tal vez un poco.

-¿que tal si mueves esas curvitas bajo ese vestido rojo y vienes a bailar un poco? Me tienes embelesado con tanta provocación-noté como me agarraba de la cintura rápidamente y me llevaba a la pista sin yo poder negarme antes de que esto ocurriese-.

Noté su chaqueta de cuero pegada a través de mi espalda, como acariciaba mis curvas con delicadeza y juntaba nuestros cuerpos al ritmo de la música de fondo, su camiseta blanca y ojos miel fijados en mi, sentía los latidos de su corazón tranquilo y algo acelerado, sus pectorales y abdominales bien definidos bajo esa camiseta no era de ignorar fácilmente.
Entonces, cogió mi mano y me hizo girar sobre mi misma, entrelzando nuestros dedos, haciendo de este un momento mágico y emotivo. Me sentía en las nubes, juntó nuestros cuerpos como si de una obra de arte tratara; sus manos estaban para moldear estas curvas, como si de piezas de puzzle se tratase, encajaban a la perfección nuestros dedos entrelazados y cuerpos fijados, casi eramos uno, esos ojos miel clavados en los míos, solo faltaba ese beso, ese beso que tanto ansié.

-Estas jodidamente espectacular con este vestido y estos tacones, ricura mía-susurro acercandose a mis labios, rei ante su comentario-.

-¿sabes algo más?-nuestros labios casi se rozaban, tuve que resistirme -.

-¿el que?-sonrió seductor al saber que ya me tenía seducida del todo-.

Eso era lo que el creía.

-Ni tuya ni de nadie, machote-susurré, cogi una copa de la bandeja que tenia a mi derecha, antes de que pudiese reaccionar y se la tiré por todo su rostro- para bajarte la calentura, fin del cuento, cariño-le di unas palmaditas en el hombro y salí de la pista de baile que se llenó de susurros y algunas miradas interesadas por saber quien le había dado calabazas al más guapo y popular del instituto, como no, era yo, esa empollona invisible, años en los que nunca se fijó en mi, ahi estaba yo-.

Una vez fuera, me quité los tacones negros y comencé andar hacia un banco muy cerca de allí, sentí unos pasos apresurados detrás de mi.

-¿que pasó? -escuché la voz de un extraño detrás mía, me senté-.

-Se cree que las tiene a todas y no es así, ¿que se cree? ¿que por unas cuantas vueltas y cosas bonitas voy a caer en sus brazos? -miré al chico de ojos verdes -.

-Sí-se quedó de pie mirándome-.

-Pues te equivocas-sonreí- no soy como ellas, soy diferente.

-Mejor dicho, eres única, chica guerrera de vestido rojo explosivo-rió y le hice un gesto de que se sentase-.

-Muchas gracias desconocido, soy Alguien.. -le extendi mi mano-.

-Hola alguien, yo soy desconocido, encantado-me dió un apretón de mano- ¿ni un beso ?-levante una ceja-.

-Eso es lo único que te vas a llevar de mi, un simple apretón de manos, acostumbrate -sonreí y dejé mis tacones a un lado, observé un momento mis pies con las uñas negras-.

-Lo haré, tranquila, lo haré-me sonrió- te acompaño a tu casa-se quitó su chaqueta y me la puso por los hombros-.

Estaba calentita, no sabia quien era ese extraño, pero presentía que iba encantar estar al lado de su presencia por mucho rato, estaba casi todo oscuro, la farola alumbraba poco y casi no podía verlo, llegue a ver su pelo oscuro y ojos verdes, era relajante mirarlos.

-Hoy dormía en esa casa, y como que hay mucho ruido, no podré dormir como desearía, me quedaré aquí un rato.

-Me quedaré a tu lado, no se puede dejar sola a una dama a verced de extraños que podrían hacer cualquier cosa con este cuerpo para el pecado-sonrio y yo asenti- te haré compañía, tranquila.

Bostecé y me acurruque en su hombro, oía como tarareaba una canción de la fiesta a la vez que mis ojos se cerraban por el cansancio de los últimos días.

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⏰ Última actualización: Jul 30, 2016 ⏰

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Enamorada de mi secuestrador.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora