P. O. V Omnisciente.
Los recuerdos llegaron de golpe. Mareando al albino de sobre manera. Sujeto su cabeza entre sus manos, dejando caer la carta. Miles de escenas pasaron por su mente.
-¿Como pude olvidar a mi propia novia?-. Sentía odio a si mismo. Un odio horrible. Se merecía la muerte. Su mente estaba tan concentrada en auto insultarse que, al ver la carta en el piso, reaccionó de golpe.
-¡Sucrette!-. Grito desesperado. La gente se giro al verlo, pero el simplemente las ignoro. Comenzó a correr por los pasillos, observando cada rincón-¡Sucrette!-.
Una mano en su hombro lo detuvo en su búsqueda. Miro con cierto odio a aquella persona, para después calmarse al ver a Castiel.
-¿Que sucede? Parece que estas desesperado-. La despreocupación de su amigo lo hacía enojar. Pero logro mantener la compostura.
-¿Donde esta Su?-. Preguntó. Su amigo levanto una ceja sin entender-¡Dime donde está Sucrette!-.
-Woow, viejo, calmate. La vi bajar al sótano no hace mucho-. Le contestó, apuntando el lugar con su pulgar.
-... -. Lysandro simplemente corrió a ese lugar sin siquiera agradecer a su amigo. Lo único que le importaba era Sucrette, su Sucrette.
Bajo las escaleras como caballo de invierno y miro a todas partes, buscando señales de la castaña. Nada. No había nada que le indicase si la chica estaba ahí o no. Chasqueo la lengua furioso. Unas cajas llamaron su atención, estas estaban teñidas de un rojo intenso.
-No... -. Corrió a las cajas y... Como pensaba, el cuerpo de la castaña yacía sentada con la espalda a la pared. Sus brazos estaban llenos de cortes por donde la sangre salía sin parar-No... -. Llevaba una sonrisa y sus ojos estaban cerrados. En su regazo se encontraba un papel doblado en cuatro. El cual no dudo sacar.
"Querido Lysandro.
Lamento hacer esto. Pero ya no sabia que hacer. Pensé que así tu vida seria más fácil, sin que yo te molestará. Lamento que te tengas que encontrar con esta escena, la verdad... Espero vivas feliz.
Te amo.
Atte: Sucrette".
Las lágrimas salían sin control, logrando nublar su vista. Se izo bolita en el piso. Su corazón estaba hecho pesados, y ya no habría forma de volver a pegar aquellos pedazos rotos. Se sentía sin vida, estaba completamente muerto por dentro.
-¡Dios, Lysandro, Sucrette!-. Castiel llego golpeando las cajas y viendo la horrenda escena. No tardo en coger su móvil y llamar a urgencias, a pesar de saber que ya no había salvación.
Lysandro se incorporó. Dejando ver sus ojos hinchados por el llanto y sin vida. Poco después llego la ambulancia.
***
El funeral fue doloroso para todo el mundo. Fue lento y tan triste que nadie se había salvado de las lágrimas.
Lysandro se había quedado de ultimo, mirando la lapida con dolor.
-Si solo no hubiera discutido con Nina-. Estaba a punto de volver a llorar, cuando unas manos lo abrazaron por los hombros.
-Lys, no me gusta verte así. Venga, sonríe-. La voz de la castaña lo dejo en shock por unos instantes, para luego hacer caso a la petición-¡Eso es! Lys, esto no es un adiós, si no un hasta siempre-.
Lysandro dejó de sentir aquel cálido abrazo para volver a ser sumergido en la frialdad. Sin embargo. Su sonrisa no había desaparecido.
The end.
ESTÁS LEYENDO
Cartas A Lysandro. [TERMINADA]
Fanfic[Editado] -Disculpe, una chica le dejo esto- La enfermera entró con cuidado, mientras sacaba un sobre amarillo de su bolsillo. -¿De quién es?- Indague, con la curiosidad a flote. -No lo sé, vino hace unos días, hum, ¡Sucrette! Creo que así se llamab...