Desde chica que soy muy extraña, no soy como las demás chicas, oculto mi físico, pero lo que no puedo ocultar es el pelo rojo y los ojos, son como el fuego, mi madre y Christina se preocupaban y entristecían cada día más, mi madre Katy es soltera, mi padre está en la cárcel por unos moretones que mamá todavía tiene y Christina es mi tía, vive con nosotras, yo me llamo Juliane.
—Hey—ese es Carlos Hopper gritándome desde el pasillo mientras salía del colegio—pues—empezó a tartamudear, me aburrí de escuchar a un simple chico popular tartamudear.
—¿Qué quieres?—le dije aburrida.
—Pues que tomes un smophie conmigo.
—Pues claro—le dije sonriendo y él coloco una cara de sorprendido.
—¿Enserio?
—No—me fui, se escucharon unas risas pero no las tomé en cuenta, ese era otro chico que me había invitado a algo y le rechazaba.
Me iba caminando por la plaza cuando veo un lugar solitario.
—Juliane...—me susurraban desde ahí—Juliane...—volvía a decir, retrocedí, era la segunda vez que me pasaba eso, y fue hace siete años, cuando me quemé.
—¿Qué rayos?—dije para mí.
Me fui casi corriendo, observando hacia atrás de vez en cuando, sentía que alguien o algo me seguían.
—Hola...—mi madre notó en mi cara que tenìa susto—¿hija que pasa?
—Nada mamá—me miró como si supiera que le oculto algo—bien—hago una pequeña pausa—algo me seguía.
Mi madre me miró sorprendida, pero no una sorpresa de susto, sino de tristeza.
—Tuvo que ser tu imaginación—dijo volviendo a la realidad y a seguir preparando la cena.
—Como digas—cogí un paquete de gomitas—voy a hacer la tarea.
Caminé por el pasillo hasta llegar a la puerta de mi pieza, tiré mi mochila y saqué los cuadernos, me fui a la ventana a hacer las tareas mientras escuchaba música y comía las gomitas.
—Tienes que estudiar para no terminar como yo—me decía mi madre cuando no quería ir al colegio o hacer las tareas, nunca lo entendí, ahora entiendo que se refería a el trabajo, el esposo que se consiguió y la vida que tiene.
Me dormí, estaba en la tarea de matemáticas cuando no di más, había hecho tres tareas, bastante largas y me había levantado temprano, igual que siempre a las cuatro de la madrugada, por lo tanto me dormí.
Sentía una mano fría pero con fuego tocándome, me llamaba, como lo hicieron en la plaza, se escuchaban chicos cuando me iba a dar vuelta... desperté.
—Hija, ya es hora de cenar— me decía mi madre mientras me sacudía.
—¿Qué carajos hago acá?—dije al verme en el suelo, mi madre sonrió y yo le lance una mirada asesina.
—Pues que crees-todavía reía—te dormiste y quedaste en el suelo—me ayudó a levantarme.
—Bien, ¿Qué pasa?
—Pues a cenar.
Cruzamos el pasillo y llegamos al comedor.
—¿Y mi tía?
—Pues ya debería...—se abrió la puerta y entro una chica de unos veinte totalmente borracha—ahí está.
—Ay—dijo tratando de mantenerse en pie—tan serias las dos—cerró la puerta tan fuerte que casi la saca.
—¿Dónde estabas?—dijo mi madre poniéndose de pie.
—Pues—se afirmó de un mueble—pues yo—levantó la mano apuntándose—estaba en una fiesta—calló al suelo y mi madre la ayudó a levantarse.
—¿Cómo te fue?—le dije masticando mi pan, mi madre me lanzó una mirada asesina y yo coloqué mi típica cara de "¿y yo que hice" ella sólo negó con la cabeza y sentó a mi tía en el sillón.
—Pues me fue bien la pase—le dieron ganas de vomitar, pero se tragó el vómito, eso me dio ganas de vomitar a mí—la raja—se fue corriendo y tambaleando al baño.
—Genial—dije sarcásticamente mientras movía la cuchara en el té.
Mi madre me miró con los ojos llenos de furia, pero luego se le pasó y se fue a ayudar a mi tía al baño.
Yo simplemente le di un sorbo al té, estaba tan acostumbrada a cosas como esta, mi madre y yo cenando, mi tía llegando borracha y mi madre ayudándola, la única que hacía algo en casa era mi madre, era secretaria y mesera, mientras que mi tía se dedicaba a ir a fiestas y vender su cuerpo con tan solo veintitrés años, mi madre tenìa treinta y yo tenìa catorce, mi madre me tuvo muy joven y por eso dejó todo atrás, estudios, carrera, y sueños a la basura.
—¿Cómo está?—le dije a mi madre mientras ella terminaba su cena y yo lavaba los platos y tazas sucios.
—Pues...—le dio un mordisco al pan, yo ya sabía la respuesta-està durmiendo.
—Bien, me voy a arreglar para dormir—le di un pequeño beso en la mejilla y ella me miró con ojos llorosos, al igual que cada noche.
Me fui al cuarto de baño y me miré al espejo, noté que mi pelo y ojos estaban más rojos de lo normal , me ha estado pasando todo el mes.

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Juliane.
Teen FictionLa vida de Juliane darà un vuelco total al conocer su verdad, eso implicarà mucho màs que un cambio de familia y casa. #Juliane #Hades #mitologìagriega