Capìtulo 3

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  Cuando desperté me toqué la cabeza, me dolía, estaba en una pieza grande, no podía ser la mía, era del color del fuego, tenìa una ventana grande que abajo tenìa un tipo de cajón con cojines, observé por la ventana, se veía un pozo rojo, me asusté al ver algo blanco pasar como un rayo frente a la ventana, empezó a retroceder ¿Qué pasaba? ¿Dónde estaba? ¿Y mi madre?, sabía que las respuestas estarían cruzando la puerta, eso hice, la abrí decidida.

-Es hermosa-dijo una mujer muy bella-espero que no sea más hermosa que yo-levanté las cejas ante su comentario.

-Se parece a ti Hades en ojos y cabello, espero que no en actitud-dijo un tipo de ojos azules, eso provocó una risa entre los demás y que un hombre que estaba en el sillón se encogiera

-¿Hades?-apenas podía hablar, pero recuperé mi compostura-¿Quiénes son ustedes?, ¿Dónde estoy? ¿Qué carajos pasó? Y ¿Dónde està mi madre?

-Una pregunta a la vez-me dijo el tipo de la plaza.

-TU-lo apunté con la mirada-TU hiciste esto TU me darás las respuestas.

-Lamentablemente tiene tu carácter-volvió a decir el tipo de ojos azules.

-Creo que soy el más adecuado para contarle-dijo el de la plaza, que parecía Santa Claus.

-Creo que yo soy mejor-el de ojos azules se levantó de su asiento.

-Yo soy el padre, yo se lo digo-dijo ¿Hades?

Luego empezaron a discutir y yo estaba confundida y enojada ¿Por qué no me decìan nada?

-Basta-gritó una mujer de ojos color avellana y pelo castaño y ondulado-yo le explicaré-todos se callaron y le abrieron paso a la chica que llegó hasta mí-ven, vamos a tu alcoba y te explicaré todo-¿alcoba?, desde cuando que no se ocupaba esa palabra, ignoré eso y la seguí has mi supuesta "alcoba", quería mis respuestas.

-Pregunta, pero una a la vez-dijo sentándose en ese cajón con cojines.

-¿Dónde esa mi madre?-al decir "madre" ella arqueó las cejas.

-Està en la tierra-dijo lo más fría posible.

-¿Y yo?

-En el inframundo, donde siempre tuviste que estar.

-¿Estás loca?

-No, soy Perséfone, esposa de Hades quien es tu padre-me levanté de golpe y negué con la cabeza.

-No, no, no-repetía sin parar-mi padre està en la cárcel por pegarle a mi madre, y nosotros estamos en la tierra, no en el inframundo, eso no existe.

-Calma-tocó mi mejilla con su mano, con eso me sentí más calmada, cuando mi madre hacía eso no me calmaba, al contrario, me alteraba.

-Los que están afuera, son los dioses, fáciles de distinguir por su físico y personalidad-luego de eso dio una pequeña carcajada.

-Entonces-me senté en la cama, era demasiada verdad y estaba mareada-entonces mi vida ha sido una farsa.

-Me temo que sí-dijo sentándose al lado mío y acurrucándome en su regazo, empiezó a llorar, ella me cantó una canción, muy bonita la verdad, ella me transmitía esa calma que nunca sentí, me quedé profundamente dormida.

Esta vez, soñé con algo parecido, pero diferente.

-Eres tan, diferente-me decía uno.

-Sé que yo no te gusto y quizás nunca lo haga-decía otra.

-Acepta que te mueres por darme un beso-otra voz.

-Tienes que decidir-esa frase, era diferente, venía de Perséfone.

Juliane.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora