ME desperté ante la sacudida en mi hombro que una persona me estaba dando. Abriendo de golpe los ojos me encontré con los cálidos y grises ojos de Ángela. Relajándome le sonreí.
—¿Sucede algo? —pregunté somnolienta y sentándome recta sentí que algo resbalaba por mis hombros. Dándole una mirada para saber de qué se trataba, me sorprendí al darme cuenta de que era la chaqueta de cuero de mi compañero de celda. ¿En qué momento me abrigó con ella? Y lo que era más, ¿por qué? Estaba claro que yo no le agradaba, y que sentía la misma repulsión hacia mí de la que yo sentía hacia él. Sí, era sensual y toda la cosa, pero seguía siendo un criminal y hasta no saber el porqué estaba encerrado conmigo, no le trataría diferente. Animándome, le miré de vuelta a Ángela.
—¿Crees que podría usar el baño?—Claro,de hecho por eso vine, para saber si necesitabas ir al baño o alguna otra cosa,—caminó hasta el cerrojo de la puerta y la abrió —me imagino que es incómodohacer tus necesidades delante de una persona desconocida, ¿verdad? —continuóhablando mientras yo me levantaba del lugar y me abrigaba con la chaqueta de micompañero de celda, no es que me agradara, pero estaba haciendo demasiado frío,además, olía bastante bien, que aclaro, no es una de las primeras razones porlas cuales me enfundé en su chaqueta y olor cerrándola hasta mi cuello.
—Linda chaqueta —aseguró Ángela y le devolví una sonrisa.
Me llevó a donde se encontraban los baños públicos. No caminamos por muchotiempo y rápidamente me metí en uno. Bajándome el short, me dispuse a hacer misnecesidades. Mirando a mí alrededor, vi que el baño estaba impecable y dadaslas circunstancias, si éstas fuesen otras, tal vez me hubiera permitido relajarme.Y así lo hice.
Recargándome un poco, cerré un instante mis ojos y dejé que elaroma a lavanda que perfumaba al baño me calmara y relajara. Un molesto golpeen la puerta me levantó de golpe y supuse que ya me había tardado demasiado. Noqueriendo darle problemas a Ángela, me aseé y subí mi short, y lavando mismanos abrí la puerta al tiempo que una figura de un metro noventa aparecía enel marco de la puerta.
—Tú no eres Ángela... —dije apuntándole con mi índice, nerviosa.
—Y túno actúas rápido, sal de ahí, nos vamos de éste maldito lugar. —demandóhaciéndose a un lado y apuntando al frente con un arma.
—¿De... de dónde sacaste eso?
—¿Importa?
—Por supuesto que lo hace, ¿te... te... estás... fugando? —solté anonadada, mirándoleasustada.
—NOS estamos fugando —aseguró jalando mi mano para comenzar a correr. —Si no temueves más rápido... -se giró para verme y rodó los ojos-. Pff... —rechistando metomó en sus brazos y me clocó sobre su hombro izquierdo, boca abajo.
—¿Qué crees que haces? ¡Bájame! –demandé molesta.
—¿Segura quieres que te baje? ¿Estás segura de que quieres volver ahí dentrodonde un oficial te coquetea descaradamente y una te trata como si fueras suhija? Dime que sí y prometo bajarte. —No respondí nada, no me atrevía puestenía razón. A estas alturas mi madre debería estar rodeando el lugar con unahorda de abogados e insultando a los policías sólo como ella sabe.
Viendo surostro retraerse en una sonrisa, corrió aumentando la velocidad y pude ver cómoel piso debajo de sus pies desaparecía como si nunca hubiese sido algo.
Rápidamente salimos del lugar y bajándome caminó hasta lo que vi era una negra,ruda y bonita motocicleta; subiéndose a ella me tendió el único casco. Me lequedé mirando detenidamente no sabiendo qué hacer. No sabía por qué me estaballevando con él, ni mucho menos si debía confiarle mi vida a él.—¿Qué estás esperando? ¿Una invitación por Facebook? —preguntó sarcásticamente exasperado. Tomé el casco en mis manos por el simple hecho de que no me gustaba dejarle con la mano tendida.
—N-no... es... es sólo que...
—¿Sí? Habla de una buena vez, no tardan en venir a buscarnos...
—¿Por qué me estás llevando contigo? ¿Por qué no dejarme donde estaba y fugarte solo? —pregunté nerviosa, mirando hacia al suelo, a mis zapatillas de correr. Subí mi mirada puesto que aún no tenía respuesta de él, ni siquiera un chasqueo de lengua.
Le vi mirándome detenidamente, sus facciones se habían suavizado y tuve la impresión de que si lo hubiese visto un día cualquiera, en cualquier parte, hubiese caído rendida ante su mirada pues parecía la de un ángel.
—Por un simple recordatorio, —respondió y metiendouna llave hizo rugir el motor de la motocicleta— Ahora, ¿te importaría subir tutrasero en Bárbara? No sé si sepas, pero en unos minutos tendremos una docenade policías detrás de nosotros, incluido tu favorito. —Sintiendo unosescalofríos, me coloqué el casco y me subí a... ¿la llamó Bárbara? Vaya, al parecerno era la única que le ponía nombres a sus cosas. Coloqué los pies sobre losmanubrios que se despegaban de los laterales de Bárbara y puse mis manos en loshombros de mi compañero de celda. Riendo a carcajadas, tomó mis manos y seabrazó con ellas rodeando su cintura, para después llevar sus manos a los manubrios de la motocicleta, haciéndonos perder en el asfalto de la oscura ciudad.
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CRIMINAL (CRIMINAL SERIES #1)
ChickLitCuando Ámbar Rosewood está lista para lo que parece el fin de sus sufrimientos, el fin de la vida escolar, algo trascendental le sucede. Algo que cambiará su vida para siempre. Se le encarcela injustamente por una serie de crímenes que ella no comet...