Parte 4: ¿Que es?

7 0 0
                                    

Me levanté a la mañana siguiente muy temprano y me dirigí corriendo hacia la salida de la ciudad, para pasar un rato solo en el bosque.

Caminé un par de horas, simplemente pensando en mis cosas. Hasta que me topé con un torreón enorme y lleno de runas antiguas.

Sinceramente, me sentí intrigado. Quise entrar. Pero vi unas pequeñas luces en un cuarto, lo que quería decir que probablemente, alguien viviera allí.

-¿Que haces aquí, joven? -Escuche una voz con un acento extraño y muy ronca. Ante eso me giré y vi ante mí un anciano. Tenía el pelo gris y largo, hasta los hombros. La barba corta, blanca y poco uniforme. Sus ojos eran grises y envejecidos. Y sus vestimentas eran negras, toga, sombrero y zapatos; todo negro.

-Esto...Pues solo daba un paseo. Nunca vi esta torre.- La señalé y sonreí al anciano.

-Tus ojos son casi color ámbar.Por casualidad ¿No serás hijo de la reina Ginebra? -Su rostro mostraba su serenidad y su calma. Supuse que no sería malo decirle que si, era su hijo y el príncipe.

-Si, soy su hijo.-Afirmé y acto seguido hice una reverencia. -Soy Jaiden.

El anciano sonrió y asintió.-La torre. -La señaló.- Es mi hogar. Si quieres puedes pasar conmigo y te contaré las reflexiones que le contaba hace ya veinte años a tu madre.

-¿Conoció a mi madre? -Pregunté perplejo. 

-Fui su maestro.-Asintió.- Le enseñé filosofía, a rastrear, a usar las runas...Y una infinidad de cosas más. Mi nombre es Razw. -Hizo una reverencia teatral y me señaló con la palma de la mano extendida la puerta de la torre. -Pasa conmigo.

Así lo hice, no me parecía un mentiroso ni un mal hombre. Y de ser así yo era mas joven y fuerte. No me costaría librarme de el.

Una vez dentro pude observar la gran variedad de salas y de objetos que tenía cada una. Había una sala repleta de probetas y utensilios de química. Otra llena de mapas y rocas de todo Kitán. Otra llena de utensilios desconocidos para mí. Y finalmente, nos quedamos en un aula llena de libros y estanterías. La que supuse, sería la de filosofía.

-¿Quieres que te cuente una reflexión filosófica?

-Si, si dice que a mi madre le gustaban, deben de ser interesantes.

El anciano asintió, se sentó en la silla que estaba en mitad de la sala y me pidió con un gesto que me sentase enfrente de el, en el suelo.

-En un viaje encontré a un hombre rico, sabio y muy culto. No carecía de nada y no tenía necesidad de engañar a nadie. Tenía sus amantes, dos mujeres. Y cuando no se preocupaba por ellas se preocupaba por filosofar. -Hubo una breve pausa. Se acomodó en su silla y con tono teatral, siguió:

-Este me dijo: Quisiera no haber nacido. Durante años he estudiado y estudiado. Pero ahora veo que fueron mas de cuarenta años perdidos. Yo enseñé a muchos, pero yo no se nada. Esta situación hace que me sienta asqueado y que la vida me resulte insoportable.

Hablo del tiempo, pero ni siquiera se que es el tiempo. -Se levanto Razw de su silla- Se que estoy compuesto de materia, pero jamas he sabido lo que produce mis pensamientos. No se por que existo. Sin embargo, todos los días me hago preguntas sobre lo que no se. -Razw volvió a sentarse y respiró profundamente.

-Hablo mucho y después de hablar me quedo confuso... Muchos alumnos me piden que les responda a la cuestión de por que el mundo esta lleno de mal. Aveces les digo: En el mundo todo va del mejor modo posible. Pero... Los que han perdido todo en la tierra no me creen, y sinceramente, yo tampoco me lo creo. 

El sermón de un DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora