La inexistencia es ineludible y es algo que los seres humanos llegaremos a compartir sin embargo así como una persona llega al fin de sus días, alejándose de toda pena, sufrimiento, angustias, dolor y desesperanza, algo tan temporal poniéndole un fin permanente, la muerte.
Nunca soporté las mentiras del resto la indiferencia frente a tantos problemas que nos aquejan, la ignorancia de los seres, la desilusión de la vida misma mi sufrimiento se lo lleva el aire, con mi cuerpo, alma y todo mi ser nunca soporté la soledad, era lo último que esperaba en mis días sin embargo era inevitable junto con la desesperanza que van de la mano, una vida triste y sin razones. Veo a mucha gente feliz y no me imagino como es que ellos lo hacían, siento que mi vida es una simple monotonía agobiante que transcurre lento y a gris color.
Quiero dejar de sentirme una carga y creo que esta es la única manera de ponerle un fin a toda esta tortuosa vida.
No hay remedio para un alma desafortunada como yo, los intensos pensamientos de una vida llena de desilusiones y sufrimiento son un martirio cada noche, de esta manera serviré a la vida, ocultándome bajo la tierra y fango sin decir una palabra más ni suspirar un segundo más.
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