Capítulo 1

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11 de mayo, 2016.

"Se han encontrado por fin los restos de la joven desaparecida Carolina Díaz en las afueras de Madrid, esta investigación que nunca se logró llevar a cabo con éxito, fue adquirida por la mitad del equipo especial de seguridad de Madrid, los restos se encontraban en estado pre-putrefacción, calculando a la joven con por lo menos 10 días de fallecida, la comandante declara que a pesar de los grandes esfuerzos por encontrarla, nunca se habían topado con un asesino tan inteligente, calculador y asertivo como lo fue aquél, el cual aún no se conoce su paradero"

Guillermo William Díaz, leyendo bien su apellido, es pariente de aquella jovencita que ahora yace en una morgue, para su desgracia, es el hermano mayor de esta, y como todos los hermanos mayores, ella era su mayor tesoro. Es un hombre de 23 años, recién cumplidos, con el aspecto físico de un modelo en proceso, fuerte, por el entrenamiento en el equipo, delgado, moreno debido al sol (aunque en su piel predominaba aun la blancura de un español), ojos rasgados, labios gruesos y rosas, junto con un cabello despeinado casi todo el tiempo, negruzco. Un tío atractivo, claramente. Ahora bien, su mayor adoración cuando tenía 17 años se ha ido, su mente no procesa todos los hechos y está cabreado consigo mismo —Pude haber hecho algo, sé que pude— Y lo repite y repite mientras camina en el salón de su casa. Los recuerdos llegan a su mente, debe de mantener la cabeza fría se supone, y aunque intente por todos los medios amarrar su postura a la de un miembro de la fuerza especial, no puede. Su hermana era inseparable a él hasta que entró a las fuerzas, y ahora, lo está comiendo vivo ese lazo tan fuerte que alguna vez existió.

—Inseparables —Pensaba—. Hasta la muerte...

El día había sido lluvioso y gélido, se veía en los ventanales suficientemente grandes a su izquierda, que las gotas de lluvia tenían suficiente presión para hacerlo llorar más. Era curioso, todo parecía conspirar para hacerlo sentir más culpable. Él mismo quería encargarse de este caso, solo, pero las autoridades mandan, y de alguna manera, se sintió traicionado al sus colegas no prestarle atención al caso, esto claramente es mentira, hicieron lo que pudieron, pero a los ojos de Guillermo, el dormir también era una pérdida de tiempo, y sabe, que si de sus manos hubiera corrido y dependido todo, no hubiera dormido hasta encontrar a su tesoro. —¿Por qué no lo hice yo por mi cuenta?—. Se preguntaba, mientras caminaba en la sala de su casa desesperado, sucumbiendo a la presión, y a la tristeza. No tenía que estar solo en un momento así, pero era testarudo, no quería que Frank; su mejor amigo, estuviera ahí con él, por el momento. Sus dedos jalaban con ira su cabellera, parecía querer quitarla de encima, sus lágrimas salían una tras otra, sin espacio entre medias.

Estaba destruido, no cabía duda.

Sentado en el sofá, por fin, sujeto su cabeza con fuerza y con ánimos a arrancarla, a botarla lejos y no volver a pensar demás. Puesto que lo único que se le venía a la cabeza era dejar el equipo. No podía con esto, quería ser un investigador por aparte, sentía una alevosía tan grande que no lo dejaba reflexionar como un auténtico miembro de fuerzas especiales, quizá, era el amor de hermanos que crecía dentro suyo.

Hasta que en un momento su móvil comenzó a sonar, se puso de pie corriendo a coger la llamada, quería, sin duda, noticias respecto al asesino de su hermana.

—¿Sí?

—Tenemos siete sospechosos, la autopsia reveló muchas huellas...

—Voy enseguida

No perdería tiempo, mucho menos tratándose de su hermana, el ser más querido por él, y si sus padres estuvieran vivos, también por ellos. Tomó su abrigo desde el perchero, cogió sus llaves y antes de salir de su casa, se observó en el espejo.

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