U N O

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Samantha

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Samantha.


¿Alguna vez has pensado en que el karma existe, pero no de la forma en la que te lo han estado contando?

¿Qué tal si te digo que el karma es un podcast?

¿Lo escucharías?

Actualmente hay un podcast llamado la voz del karma que está arrasando en internet. Ha llegado a más de diez millones de reproducciones en menos de un año, y rompió el récord como el más seguido en redes sociales. Es todo un fenómeno cibernético, la gente lo ama, pero detrás del éxito, supongo que es alguien loco.

—Ya sabes, ten cuidado con quien andes y no le hagas caso a nadie —dijo Emily, mi roomie, quién me está presentando el instituto—. Si de casualidad te topas con un grupo llamado clase A, huye.

Pestañeé.

Es mi primer día de clases, me transferí solo por una simple razón: conocer al creador del podcast, que según, su nueva temporada lo grabará aquí. Con solo imaginar que lo puedo conocer me pone los pelos de punta, no solo porque sea su fan, también porque vengo a pedirle una petición.

—Te aconsejaría que no llames tanto la atención —continuó hablando Emily—. Pero viendo tu físico, dudo que no lo hagas, eres demasiado atractiva.

Sonreí. He corrido con la suerte de que ella sea mi compañera de apartamento, por aquí hay pocas personas humildes, amables, y dispuestas a darte un tour como lo hizo ella.

— ¿Qué es lo peor que podría pasar al llamar la atención? —pregunté.

—Muchas cosas, pero la peor sería que uno de ellos se fije en ti.

Emily señaló a un grupo de chicos que están sentados en las gradas. Al verlos percibí esa actitud dominante, soberbia, y poderosa que te gritan a los cuatro vientos que lo que tienen todo en la vida y no temen usarlo en tu contra.

Observé a cada uno y hay un chico castaño que logró opacar a todos. Es uno alto, de ojos oscuros, y cuerpo que no puedo evaluar por encima de su uniforme, pero se le ve que es un monumento griego. Él alzó la vista y su forma de observarme me hizo recordar a un personaje de Gossip Girl, a chuck bass.

— ¡Quítate o te muerdo una teta! —una rarita de cabello fucsia me empuja y sale corriendo hacia ellos.

La tipa trae una cámara, quizás sea una de las frikis del periodismo, no le di importancia.

— ¿Quiénes son ellos? —pregunté curiosa.

—La clase A —respondió Emily—. Chicos que el gobierno protege por ser hijos de la élite, muchos le dicen el club de los privilegiados.

—Son... guapos. —me costó admitirlo.

—Guapos y sexys —a ella no le costó nadita—. Es una lástima que no nos dejen acercarnos, aunque estamos a punto de tener un golpe de suerte.

CLASE ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora