Un chico misterioso y atractivo se hace viral en internet por abrir un podcast donde expone personas y crea polémicas. Este año, viene a destruir a un grupo de estudiantes de la alta sociedad conocida como la clase sección A.
Samantha Brown es una...
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Consequences.
—Tenemos que hablar. —dijo Emily.
Estamos comiendo en el cafetín, mientras nos miramos a la cara.
— ¿De qué?
—De ese arranque que te dio por jugar a verdad, trago, o reto en la fiesta —regañó—. Y de paso escogiste reto y le bailaste al chico intocable del instituto.
—Ah, eso.
—También de la ex integrante de la clase A —me dijo—. ¿De dónde conoces a Alice Miller?
Solté un suspiro.
—Si te digo, no me creerás.
—Si lo haré.
—Bien, ella es mi hermana. —admití.
— ¿Qué?
—Lo que escuchaste.
Me llevé una cucharada de arroz a la boca y ella se quedó boquiabierta. Los estudiantes de mi alrededor no paran de verme después de lo que hice en la fiesta, todos tienen sus ojos en mí como si fuera la culpable de contaminar al mundo de coronavirus.
— ¿Quién es Samantha Brown? —una mujer abrió las puertas del comedor, buscándome.
—Oh no, es la novia de Dorian. —señaló Emily.
— ¿La novia? —escupí la comida—. ¿Qué hace aquí?
—Quizás viene a matarte.
— ¿Qué?
Observé de reojos a la mujer que está parada en la entrada con los brazos cruzados. Ella es pelinegra, de piel blanca y ojos oscuros como carbón. Viene vestida con ropa muy old money, y se acerca a un estudiante cualquiera para preguntar por mí, esa persona me está delatando, porque me señala.
Ahora la mujer viene hacía acá.
— ¿Eres Samantha, la chica de este video? —me puso su celular en la cara cuando llegó, mostrándome la grabación donde le estoy bailando a Dorian—. Eres una zorra.
—Oye, mucho cuidado con esas palabras, ella es nueva aquí. —Emily se levanta a defenderme.
— ¿Nueva? —la tipa me miró y se rió—. Con razón hizo semejante locura, debería de aprender a saber cuál es su lugar.
— ¿Perdón? —me levanté—. ¿Y cuál es mi lugar?
—Como bailas, diría que en los bares de prostitución.
Emily abrió la boca.
—Que creativa eres para insultar —dije—. ¿Ya terminaste?