Yo puedo solo.

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El joven príncipe corrió escaleras arriba en dirección a su alcoba, entro a su habitación y hurgo en su closet para buscar un pijama calentito. 

Dejo lo seleccionado en la cama y se dispuso bañarse, entro al baño sacándose lo que traía puesto quedándose a encueros. 

la noticia de estar preñado lo tenia en las nubes, era tonto mirarse en el espejo de perfil y acariciar su plano abdomen... pero aquella acción lo llenaba de ilusión. 

y pues claro, tenia que hacerse a la idea de que muy pronto estaría gordito y su ropa le dejaría de quedar. 

sonrió ladinamente contemplándose y siendo victima de su imaginación, no  podía esperar la hora en que su abdomen se hinchara, sabia que se vería hermoso como siempre, así era el, hermoso en cualquier situación.

se bajo el bóxer, dejándolo caer por sus largas piernas, ya estaba listo para bañarse.  entro a la tina y abrió la regadera,  se lavo el cuerpo con muchísimo cuidado, la lluvia artificial  que caía desde arriba le daban un masaje profundo a sus poros, y la espuma que dejaba el jabón en partes extrañas de su cuerpo le hacia cosquillas al reventarse.

para evitar el cosquilleo, trato de enjuagarse la espuma lo mas rápido posible,  al secarse el cuerpo... Extraño la brusquedad de Marshall, el simple recuerdo en su cabeza hizo que se pusiera duro; pero enseguida sacudió la cabeza para sacar a topes ese recuerdo, no le hacia nada bien recordar algo que es sola mente su pasado, pasado que jamas se volvería a repetir. 

Salio a prisas del cuarto de ducha y se sentó sobre su cama cansado para cambiarse. Lo único que quería era dormir y disfrutar de su enorme cama y sin cenar; aun que estaba embarazado las gana de comer se le fueron por completo, pero... eso no indicaba que no degustara de comida chatarra, le encantaba comer chuches, pero nada de comida buena y organica. sin duda eso era una de las grandes iras Mentita, odiaba que él príncipe comiera chuches antes de comer sus verduritas con sal. 

Al terminarse de poner le pijama se recosto, tomando seguido un libro para iniciar un capitulo nuevo en su lectura. quedandose seguido profundamente dormido con el libro en mano

A la mañana siguiente. Se escucho un (TOC TOC) de fondo. 

-. Adelante-. Contesto por lo alto el joven real abriendo los ojos  tomando de nuevo su libro continuando donde se quedo.  

La puerta se abrió rechinan te y el príncipe se desconcentro volteando a la dirección del ruido, la mucama entro con un plato lleno de brocoli y coliflor y en cuando olfateo aquellos aromas el príncipe se tapo la cara con las sabanas. 

-. ¡SAL DE AQUÍ!-. Ordeno el joven alertando a la sirvienta; la chica no tuvo opción mas que salir de prisa. 

El príncipe se puso de pie a torpes tropezones, hasta la taza de baño donde arrojo todos los chuches que se había comido durante el día, estaba tan desesperado al vomitar, le ardía la garganta, los ojos le lloraban y estaba completamente seguro que un poco de dulces con jugos gástricos le salio por la nariz. 

El chico comenzó a toser por la falta de oxigeno y por poco sintió que se moría hasta que  llego de nuevo la mucama para sostenerle el cabello y pegarle en la espalda para que todo saliese mas rápido y con menos dificultad. 

Por primera vez el chico en el piso agradeció de ante mano unos buenos golpes, cuando termino de vomitar comenzó a llorar como un niño en el regazo de la menta que preocupada le veía. 

-. Llévame a mi cama... por... por favor. -. Dijo con hipo llorando a moco tendido. 

la chica asintió y con cuidado le ayudo pararse del piso y caminar hasta su esponjoso lecho, el príncipe se hizo volita en su cama abrazando su almohada y continuo con su penar. 

-. Me... me huele la boca a ¡¡¡MIERDA.!!! -. Aseguro a lagrimas de cocodrilo. 

-. Es vomito-.  corrigió sarcásticamente. 

-. Se lo que deseche, deja me en paz, y ve a traerme fresas con crema, que se yo, ¡OH! gomitas con chamoi.- Dijo el príncipe con la boca hecha un río-. Ve anda... 

La mucama se cruzo de brazos y lo miro como una fiera-. Me niego -. Dijo en seco frunciendo el ceño. 

el príncipe la miro con ira y se cruzo de brazos también-. ¿No me traerás comida?

-. Si. 

-. Y...¿Qué esperas?

Le grito, la sirvienta retrocedo. 

-. A QUE COMA COMIDA SANA-. Le grito -. Escucharme bien, si no come  adecuada mente para usted y su hijo, ME NIEGO, a traerle dulces... ¡¿Entendió?!-. Le juro. 

El príncipe asintió abrazando la almohada, es la primera vez que esa chica le hablaba de esa manera tan amenazante y por ende jamas había sentida tanto miedo en su vida. 

-. Esta bien pero no quiero brócoli-. Escupió, con los ojos entrecerrados. 

-. Entonces diga me ¿Qué quiere?

-. Tengo ganas de Spaguetty y soda.

-. Spaguetty si, soda no. 

-. ¿Te de limón? -. Pregunto, dudoso.

-. Ok no tardo. 

La sirvienta se marcho. 

Él joven príncipe se paro de la cama, para ir de nuevo al baño y poder enjuagarse la boca.

La sirvienta entro dejando le el desayuno que había pedido él joven muchacho y se retiró.

Él joven príncipe miro su reloj alarmándose solamente tenía 10 minuto para comer, vestirse y lavarse los dientes.

Trato de hacer todo aquello en ese tiempo pero lo logro hacer en 15.

Bajo contento a su despacho empezando a trabajar como loco, firmo, ordeno, archivo, comió, escribió, volvió a comer y por ultimo  observo el reloj gigante sobre la puerta de salida, estaba por ser las siete. Y por desgracia su cuerpo ya estaba cansado. 

La rutina de trabajo por las ultimas seis semanas fue la misma, pero claro estaba, síntomas se le aparecían de a poco, como los antojos, mareos, mucho sueño, el asqueroso vomito y lo mas horrible del mundo, habían días que no hacia bien del baño. 

Todos aquellos achaques de comida y lo hicieron subir de peso, aun que no se le hinchaba mucho el vientre,  sus pantalones le incomodaban y no le alcanzaban a cerrar del todo bien.

Eso si era frustrarte, pero estaba feliz por que tendría a su bebe, no se casaría con una princesa tonta o una vieja reina aburrida.  Y eso se lo haría bien presente al consejo hoy por la noche. "El puede solo"





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⏰ Última actualización: Aug 08, 2016 ⏰

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