Capítulo 10

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N/A: me ayudarían mucho que me siguen en ig: @loslibrosdemica ❤️
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—Sólo actúa normal—ruedo los ojos. Qué consejo poco útil.

Mi amiga podría seguir su propio consejo alguna vez también.

—Si lo ignoras se volverá loco —frunzo el ceño. No quiero que se vuelva loco, sólo que no quiero que establezca ningún tipo de comunicación conmigo.

Bajo del auto de mi amiga, acomodo mi top gris y tomo un sorbo de mi café.

—Allí está, el imbécil no deja de observarte —dice entre dientes mi amiga. Me pongo mi lentes de sol, sin darle mucha importancia.

Aunque no sea posible de creer no estoy enojada, estoy decepcionada. Que es mil veces peor.

—Scarlett, no has respondido a mis llamadas —ahí está esa voz.

—Lo siento, no atiendo a desconocidos —digo refiriéndome al identificador de llamadas, saludo a Logan con un beso en la mejilla y continúo caminando.

—¿Desconocido?—escucho su susurro pero no me detengo—. Escucha Scar, te debo una explicación y no es como...

—No me debes nada a mi ¿de acuerdo? Sólo déjalo estar —interrumpo con la voz más suave posible y veo como frunce el ceño.

—No Scar, no es como crees que... —camino más rápido pero es sumamente imposible perderlo.

Levanto la vista y ahí veo a mi salvación y ¡oh! Mi salvación viene observándome a mi, genial.

—Scarlett preciosa —Lorenzo besa mi mejilla y yo le devuelvo el saludo. Cualquier cosa con que me aleje del castaño—. ¿Algún día te veré menos que perfecta? —toma mi mano para hacerme girar una vuelta y silba. Ruedo los ojos ante su actitud de camionero.

—Lorenzo, tenemos muchas cosas de que hablar tú y yo —le sonrío y supongo que entendió la indirecta porque hecha un vistazo sobre mi hombro, toma mi cintura y camina sin dejar de halagarme.

—Quedó rojo de celos —suelta una carcajada.

—Gracias por eso, Lolo —hace una mueca. Odia ese sobrenombre pero no dice nada por el simple hecho de que se trata de mi.

—No te preocupes, preciosa pero creo que me debes una salida por eso —me guiña el ojo y frunzo el ceño.

—Si sabía que era un favor, escapaba sola —le saco la lengua y camino hacia mi clase.

—¡Oh vamos, Scar! Helado al salir de clases —ofrece y levanta ambas manos señalándose como si estuviera diciendo que él es un buen partido.

Hace un puchero muy tierno, ruedo los ojos y asiento derrotada.

—Es una cita —declara confiado y sin responder, me giro escuchando el grito de júbilo que lanza.

Al entrar a la clase, opto por sentarme en las últimas filas de arriba. Cuando más escondida de Le'Brun mejor. Suelto un suspiro de alivio al ver que la sala se va llenando, las partes de arriba ya están ocupadas y todavía no hay señales del castaño. El profesor entra y cierra la puerta, pero la clase aún no se silencia.

—Y luego dices que no te conozco —suelto un pequeño grito, asustada por el susurro en mi oído—. Tenemos que hablar —opto por no responder, de nuevo—. No utilices la ley de hielo conmigo.

—Cállate —siseo, siento como se inclina hacia mí y sopla en mi nuca. En lugar de sentirme nerviosa, tengo ganas de bajarle los dientes de un sólo golpe.

—No escaparás de esto, al salir te espero en el estacionamiento.

Niego con la cabeza—. Tengo planes.

—¿Qué planes? —su voz ahora ya cambió.

—Una cita —no responde, vuelve a sentarse en su asiento y el resto de la clase pasa —para mi gozo— sin otro inconveniente.

Al terminar la clase, salgo del salón y camino a paso rápido hacía el auto de Lorenzo. Lo veo charlar con su hermana y sonrío al verlos sonreír, estaba a punto de llamarlos cuando una mano en mi muñeca me gira totalmente, tomándome desprevenida.

—Tenemos que hablar —esta vez no hay nada de amabilidad ni ruego en su voz, ahora es dura y enojada.

—Suficiente Le'Brun, no hay nada que hablar —me suelto de un golpe.

—Claro que sí y lo sabes. Scarlett, las cosas no son cómo las...

—No me interesa realmente —miento.

—¿Entonces por qué estás enojada? —se cruza de brazos.

—No estoy enojada, estoy decepcionada. Hice una tregua silenciosa contigo, te di el beneficio de la duda y tú sólo me viste la cara —niego con la cabeza, cansada—. Mentiste y eso es algo que no perdono. Te revolcaste con esa mujer una y otra vez esa noche mientras yo acariciaba el pelaje de tu perro porque el pobre te extrañaba. Lloró toda la noche, por ti.

—A ti no te molesta la mentira, sino que eso haya ocurrido ¿no es así? —el muy imbécil no lo niega.

—Cuando te vi en el centro comercial con la misma mujer y me observaste de manera extraña, lo dejé pasar porque no nos conocíamos muy bien pero esto no lo dejaré pasar. Considero la sinceridad una prioridad —niego con la cabeza.

Giro la cabeza, cuando siento una mano en mi cintura.

—¿Vamos? —asiento hacia Lorenzo y volteo, empezando a caminar—. Lo dejaste en su lugar.

—Eso espero —abrocho mi cinturón de seguridad. Suelto el aire que no sabía que acumulaba y recuesto mi cabeza contra el asiento cuando mi cabeza comienza a palpitar.

—Estoy enamorado de ti, preciosa y no creo que ese hombre esté muy lejos de eso —frunzo el ceño y golpeo su cabeza.

—Idiota, ambos son idiotas —me cruzo de brazos.

Es horrible ver como la actitud de una persona es capaz de determinar el estado de ánimo el resto del día. Supongo que un helado cambiará el rumbo de mi día. Además, tengo buena compañía.

—Scar, no quiero verte enojada —toma mi mano y lo deja en su pierna.

Ojalá pudiera gustarme alguien como Lorenzo. Entiendo que es menor que yo pero ¿y qué? Me trata genial, se preocupa por mi y no me miente. Trata de conquistarme y no se rinde. ¿Quién no querría alguien como él?

Realmente no me gusta el rumbo que está tomando mis pensamientos, así que solo me dejo llevar y disfruto el resto de la tarde con un muy buen amigo.




***
Pobre, está destinado a la friendzone.

Capítulo por hoy y espero que les haya gustado.

Les saluda, Sunshine.

Hipotéticamente Enamorada | YA EN FÍSICO POR EDITORIAL NARANJA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora