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Simón Pov's

En el camino al Roller no paraba de pensar en que, quizás, podría me encontrar con Ámbar, y no sería un encontro para nada cómodo.
Aún me sentía fatal por lo que tenía descubierto, pensé qué, quizás, ella podría sentir lo mismo que yo pero no, tenía que venir Matteo y arruinar todo. ¡Cómo siempre!

Llegamos al Roller y no tenía tanta gente, noté algo diferente, los chicos del Blake no estaban ahí - eso sí que era extraño - ellos siempre estaban ahí.

- Nico ¿donde están todos? - pregunté mirando las mesas con poca gente.

- Deben de estar en la pista - miro la barra - ¿vamos allá? - yo sólo asentí.

Caminamos hacía la pista, yo no estaba viendo a Pedro, ni Luna. Mucho menos a Ámbar. De pronto las luces se encendieran, y pude ver mis amigos del Roller, ellos empezaron a cantar y patinar. Me emocioné cuando vi eso, ellos no querían que me fuese a México pero, en tantas miradas no divisé la suya - la qué deseaba que estuviese ahí.

Baje mi mirada.

- Simón, no queremos que se vaya - Luna tomó mis manos - te queremos mucho y ¡el Roller no va ser lo mismo sin vos! - le sonreí, esas palabras tenían un gran significado para mí, yo aún sentía cosas por Luna, y no quiero me alejar de ella.

- Yo también - miré a todos los chicos - yo les quiero mucho, son las mejores persona que pude haber conocido cuándo vine para Argentina - les sonreí, y todos ellos se juntaron para me regalar un abrazo grupal.

- ¿Eso quiere decir qué te vas a quedar? - Luna y todos me miraron expectantes.

- No. Esta es una decisión qué nadie podrá cambiar - dije con un hilo de voz.

Sólo ella.

- ¡Simón, espera. No se vaya! - me giré para contemplar su belleza. Nuestras miradas se conectaron, sus ojos azules me hipnotizaba.

Ámbar corrió hacía mí, su respiración era cortante. ¿Ella corrió hasta el Roller sólo por eso?

- Ámbar ¿qué hacés acá? - Matteo pregunto dudoso. Celoso. Pero ella ni lo miró.

- No puedo dejar que se vaya - en ningún segundo nuestras miradas se desconectaron - yo te pregunté qué podía hacer para que te quedaras, y yo lo hice. Ahora, cumple tu promesa - me sonrió.

Mi corazón estaba a mil, no conseguía expresar lo que sentía en ese mismo momento. Ámbar estaba pidiendo que me quedes, lo que yo quise desde ayer.

Todos nos miraban con ternura, y expectantes. Pude sentir dos miradas que estaba entre celosos, con rabia y triste.Matteo y Luna.

La abrase, ella me correspondió. Su calor era una cosa qué ya estaba siendo   propria droga.

- No quiero que se aleje de mí, guitarrista - me susurró, sonreí cuando ella dijo el apodo que Matteo siempre decía. Y de pronto recordé que los dos aún estaban juntos. Me separé de ella - ¿vas a quedar? - me preguntó, y por segunda vez sabía lo qué iba responder.

- ¡Si! - dije, y ella me abrazó de nuevo. Su aroma, era el mejor aroma. Cítricos.

Nos separamos y ella me miró con esos ojos azules. Era mi impresión ¿o estábamos muy cerca?

No sé, pero de pronto, sentí Matteo y Luna entre nosotros. Eso me dio cierta gracia.

- ¡Qué bueno que te vas a quedar, amigo! - me dijo Pedro, palmeando mi espalda.

- Si ¡la Roller Band continúa! - grité y ellos también.

Vi cómo todos que estaban ahí aplaudían. De pronto me aleje con los chicos, para así hablar tranquilamente.

- Ey, mexicano ¿qué está pasando entre tu y Ámbar? - reí ante el comentario de Nico.

- Nada, somos sólo amigos - vacilé al decir esa frase.

- ¿Qué es que pediste a ella? - eso estaba pareciendo un interrogatorio.

- Que me ayudaras con Luna - trague saliva.

- Y ¿en qué ella ayudó? - ya estaba quedando sin respuestas.

- Quedando con Matteo ¡eso ya me ayuda bastante! - ellos me miraron cómo si no estuviesen creyendo.

- Bueno, sí lo dices - habló Pedro, no dando más importancia - ¿vamos a ensayar? - Nico y yo asentimos, y fuimos ensayar.

Este día fue muy cansativo, y a la ves ¡uno de los mejores!

Ámbar Pov's

- Matteo ¡basta de decir pavadas! - hacia media hora que Matteo me interrogaba con lo que había pasado a algunas horas con Simón.

- ¡No son pavadas, Ámbar! - me senté en la poltrona que tenía en mi habitación - él te besó, y yo te perdoné. Hoy él sólo quedó acá, en Argentina, porque vos hablaste con él ¡puede decirme lo qué en verdad pasa entre ustedes dos! - Matteo cuando quería podría ser MUY celoso.

- ¡No pasa nada, Matteo! - me levanté y fui hacía ello, me senté en su pierna - yo sólo quiero a ti, solo a ti... - acaricié su mejilla, él sonrió y se acerco a mí.

- Yo también te quiero, reina - me besó. El beso no fue cómo con el de Simón, pero sentí un cosquilleo en mi panza, pequeño pero sentí.

En ese momento percibí que estaba confusa, sentía cosas extrañas cuando besaba a los dos, sentía ese cosquilleo con los dos - y no era para nada bueno.

Cuando nos separamos él me sonrió, esa sonrisa tierna, llena de alegría, Simón era de esas personas que te contagiaba.

¿Espera, qué?

Fijé mí vista mejor, y pude ver Matteo con su sonrisa muy linda, y coqueteadora.

¿Qué me estaba pasando? Creo que me estoy volviendo loca. Yo estoy con Matteo, y tengo que pensar sólo en ello cuando lo beso o, cuando hago otras cosas. Yo lo amo.

¿Sí, no?



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Corazón Roto  [A Editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora