Capítulo 2: Cuando el llamado de auxilio no responde

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Al darme cuenta que no iba a recibir esa pequeña mano de ayuda, sentí que me hundiría... ¿Papá?¿Mamá?¡¿Dónde están?! Mi padre lejos, mi madre en otro mundo, viviendo bajo la casa del demonio, del mismo Lucifer.
Al llegar a casa ya todo era frío, mi corazón helado ,mi aspecto había cambiado, ya no era la misma, no había luz sobre mi, sólo era una pequeña sombra que deambulaba por la casa...
Con muchos intentos de suicidio encima, conocí el alcohol, en cuál ahogaba mis penas. Con 14 años ya bebiendo por las calles, me alejaba de este mundo, sin querer volver a mi hogar, nunca te hubiese gustado volver, menos si sabes que no eres bienvenida, sin hermanos, sin parientes, sola.
Recuerdo claramente un día que llegué borracha a la casa ,me golpearon, me humillaron, mientras ella... mi mamá, sólo observaba como me rompían la cara y mi alma se iba con mis gritos de desesperación.
Sin comer, sin dormir, volvía el ritual de siempre, cortes sin fin.
Tengo sueños, pesadillas, en donde caigo a un precipicio, donde veo ese adiós, ese adiós con frialdad en el que sólo te alejas...
Quiero ver la luz, no la eh visto ¡PERO QUIERO! ¡BUSCANDO MI CAMINO, BUSCANDO MI DESTINO, DEBE ESTAR ESCRITO POR UN LADO! ¿QUÉ ME ESTÁ PASANDO? SE QUE HAY UN DEMONIO QUE QUIERE SALIR.
Quiero olvidar todo y volver a empezar, quiero a mis padres, quiero a mi familia, pero ahora... Sólo quiero dormir y no despertar.
Una llama que se quiere apagar, pero sigue ardiendo.
Intenté llevarme bien , obedeciendo, siendo la sirvienta de la casa, pero no resultó. Siempre estuvo la pesadilla presente, el demonio atacando día y noche a la persona que quería salir.
Es muy difícil olvidar tus problemas con alcohol, era mi escapatoria, sabía que estaba mal, con tan corta edad viviendo esta situación ¿Qué podía hacer? Bajé mi rendimiento académico y mi actitud cambió. Era más agresiva, más manipuladora, más sombría...
Cada día que pasaba era aún peor, y así, descargando mis problemas con una navaja en la mano, una botella en la otra y mi pieza llena de odio y un llanto que se sentía hasta en las calles.
Cuando crees que lo que más amas, te abandona, sabes que jamás existió ese amor, ese aprecio.
Nada que hacer, sólo acostumbrarte a tu nueva vida.

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