Capítulo 14

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En retrospectiva a la noche loca

— ¡Avancen! —les grita Keish a Nea y Tyna, sus hermanas.

Estamos esperándolas en el auto para irnos al bar a tomar unos tragos. Keish le ofreció a Mike venir, pero él tenía trabajo que hacer de la universidad. Al final, Keish terminó diciéndole dónde estaríamos, por si cambiaba de idea. Veo a las chicas salir de la casa y montarse al auto.

— ¡SÍ! Nos vamos de rumba —Me tapo los oídos, esa fue Nea. Ella es la más alocada de las tres.

—No grites, me vas a explotar los oídos, Nea. —Se queja Tyna, la hermana más pequeña de todos.

—Chicas no empiecen, porque si no se quedan. —las amenaza Keish

— ¡Lo siento! —dicen a la vez las hermanas pelirojas. Yo rio

— ¿Acaso no hay un bar menos lleno? —le pregunto a Keish alzando mi ceja hacia ella.

— ¡Nop! —se ríe y apaga el motor.

Nos bajamos y Keish nos dirige a la entrada. Ella le dice algo en el oído al de seguridad y él las deja pasar. Cuando ya estamos lo suficientemente lejos del guardia de seguridad, me acerco a Keish

— ¿Qué fue eso?

—Lo conozco y si no fuera por eso no dejaría pasar a Nea y a Tyna. Te recuerdo que tienen 16 y 17 años todavía —ella me guiña el ojo y continúa caminando

Nos dirigimos a la barra para pedir nuestros tragos. Las chicas piden cervezas mientras que yo elijo algo más liviano. No quiero que el alcohol se me salga de las manos. Soy controlada en cuanto el alcohol, sé cuándo debo parar. Veo las personas bailar muy pegados entre ellos. ¿Cómo pueden bailar y no sentirse asfixiados por estar tan pegados? Hay gente ya con el alcohol hasta el tope, se le ve a simple vista, otros tratando de provocar e incluso gente besándose o mejor dicho restregándose en la pared. Rio en mi interior.

Veo una pareja bailando algo distanciados de la muchedumbre que hay en la pista de baile. El que está de espalda se me parece conocido. No logro verles la cara, pero cuando trato de ver siento mis mejillas calentarse de la vergüenza. Es una pareja gay.

Inmediatamente que tengo mi trago, me hago camino a una mesa. Las pelirrojas ya han desaparecido, pero Keish está conmigo. Observamos un rato el ambiente hasta que un chico se acerca y la invita a bailar. Ella acepta y desaparece en la pista. Yo solo rio y niego con mi cabeza. ¿Qué más da? Me quedé sola.

Voy otra vez a la barra y pido otro trago, esta vez uno un poco más fuerte. Necesito un poco más de alcohol en mi sangre para relajarme de todos los problemas.

— ¿Qué deseas? —pregunta muy sonriente

—Dame un Over—Proof —contesto y espero

—Aquí tienes —me lo tiende y lo trago de un solo cantazo— ¿Eres resistente al alcohol? —alza una ceja

—No —digo sin darle mucha importancia— Solo quiero pasar un buen rato.

—Yo te puedo hacer pasar un buen rato. —frunzo mi ceño y miro al dueño de la voz— Es broma. Me llamo Leonardo, pero me puedes decir Leo y ¿tú eres? —pregunta, dándole una señal al barman para que me trajera otra bebida de la mía

—No te diré mi nombre. —declaro y cuando me extiende el vaso lleno de la bebida, lo tomo rápido. Siento el líquido bajar duro por mi garganta. Cierro mis ojos con fuerza y los abro— Ni siquiera te conozco. Dame otro. —Le paso el vaso para que lo llene otra vez. No es que quiera emborracharme, pero esta cosa sabe exquisitamente deliciosa. Él me lo entrega otra vez lleno. Yo lo cojo y me levanto del asiento directo a la pista.

EL DESTINO (Prontamente en físico)1ra parteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora