Capítulo 2

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Mientras el profesor de algebra anotaba los contenidos para el siguiente examen, Kate se moría por tener sexo otra vez con Jaasiel. Miraba la hora en su móvil, las 13:45, faltaban quince minutos, para mandar todo a la mierda y marcharse a casa.

Era viernes y hoy no tenía planes. Había perdido el contacto con Jaasiel, se cumpliría dos semanas, desde su último encuentro fortuito, en los pasillos del instituto. No comprendía su indiferencia y su completa falta de preocupación de saber cómo estaba ella, en realidad, ¿Cuándo fue la última vez que Jaasiel haya mostrado síntomas de preocupación hacia Kate? ¿Será que sólo era un pasatiempo o una chica más en su historial de sexo? Kate, cada vez lo extrañaba más y su desinterés por la relación que mantenía (si es que se puede llamar así) provocaba en ella, el deseo de tenerlo a su lado.

A los pocos minutos, la clase se dio por finalizada, Kate tomó sus cosas y emprendió su camino, fuera del salón. Su esperanza de ver a Jaasiel en los pasillos del instituto disminuyó, al ver que no había señales del él, por ninguna parte. Era como si la tierra se lo hubiera tragado. – ¿Dónde estás Jaasiel?—

Cuando llegó a su casa, saludó a su madre y besó la frente de su hermana pequeña, Maite, que veía Frozen, una de sus películas favoritas animadas de Disney. Se dirigió a su pieza, se cambió su uniforme, por algo más cómodo y se recostó en su cama, hasta que el cansancio de la mañana, la rindió.

Eran las 17:50 cuando su celular sonó, la bulliciosa melodía que tenía como rington y el fuerte dolor de cabeza, no ayudaba a su estado de ánimo y sabía que la persona que está llamando a esta hora, debiese tener una buena excusa, para no matarlo a golpes. Tomó su celular y vió el nombre registrado de la llamada, se quedó perpleja, era él, el chico que abunda en sus sueños más deseados, el idiota que interrumpe su concentración en clases, era Jaasiel ¿Pero cómo? ¿Por qué ahora? ¿Por qué no antes? ¿Acaso, sería esa chica para superar la apatía?

--¿Jaasiel?—Kate preguntó

--Ven a mi casa... te espero a las 18:15

--¿Qué? ¿Te volviste loco?—Kate no entendía su urgencia.

--Toca dos veces para reconocerte

-- ¡¡Jaasiel te volviste loco!! Mi mamá está aquí, que le vo...--- la línea se cortó. Increíble, Kate no podía creerlo, ¿Cómo podía pedirle una cosa así? ¿Qué estaba pensando? Sabía que era una mala idea, toda palabra que provenga de los labios de aquel chico, traía consecuencias, una de ellas fue, aceptar la propuesta de asistir al campo de futbol todos los miércoles. Kate recordó la primera vez que Jaasiel le ofreció sobre esas pequeños encuentros al término de la primera clase.

"—No soy de andar con chicas, me gusta probar cada plato de la mesa ¿me entiendes verdad?—Por supuesto que Kate entendía, el problema es que, estaba tan enamorada de Jaasiel, que quería ser uno de esos platos.

—Entonces ¿Por qué me besaste, la otra vez en la escalera? ¿Te gusto?

—Sí, me gustas, pero también me gusta el futbol, las palomitas, los carretes y el vodka, no eres especial para mi Kate—Si quieres hacer esto, será a mi modo."

Si quería que esto funcionara, debía regirse por las reglas de Jaasiel, lo deseaba, quería verlo, desde la otra vez, cuando lo vio en el corredizo. Sabía que se metería en problemas si su madre la descubriera, pero a lo menos, debía intentarlo. Kate saltó de la cama y se fue a la ducha. Luego de unos cinco minutos, salió del baño, buscó una polera sencilla, unos jeans ajustados y unas zapatillas. Buscó en su monedero para el transporte y antes de salir de su cuarto, recordó que no tenía la dirección de Jaasiel, así que prendió su celular para mandarle un mensaje, pero Jaasiel ya se le había adelantado.

>>Jaasiel: enviado a las 17:55.

Aguasanta con los molles #3412. No llegues tarde<<

Lo leyó y lo guardó. Salió de su cuarto y se dirigió a la cocina con una buena excusa en la mente para que su madre no sospechara.

Mamá—La llamó

Y tú, ¿para dónde vas tan arreglada?— Preguntó su madre a modo de broma

A la casa de Chandi, tenemos que organizar un trabajo para biología—después llamaría a Chandi para chismorrear.

De acuerdo—le creyó¿Tienes para irte y devolverte cierto?

Si mamá.

Te espero a las a las 21:00 aquí No tenía mucho tiempo, pensó Kate.

Salió de su departamento pensando porque debía mentirle a su madre, ella era una buena persona y la mejor amiga que tenía, pues claro si era su madre, confiaba en ella, la amaba y odiaba el hecho de ocultar algo tan importante como esta "cita" si es que puede llamarse así. Tomó el primer colectivo que vió, le dió la dirección y tomó rumbo hacia el sur. En el camino, no se encontraba mucha locomoción, quizás era por las bajas temperaturas que se precipitaban a estas horas de la tarde. Normalmente la gente a esta hora volvía de sus trabajos, cansados y agotados, por las tareas que desempeñaron, nada más para refugiarse en sus casas, tomar una ducha de 15 minutos y beber un poco té caliente para relajar la mente y el corazón. Kate pensaba, que debería hacer lo mismo. Fue un día bastante agotador en la escuela, debería seguir el ejercicio de sus vecinos iquiqueños, tomar una ducha de 15 minutos y beber una taza de té caliente para relajar su mente y su corazón, pero al contrario, estaba haciendo lo opuesto. Estaba abarrotando su mente con pensamientos que la confundía, le hacían daño y bloqueaban todas las posibilidades de salir corriendo o mandar todo a la m*erda. Su corazón, por otra parte, estaba cansado, dañado y sobre todo, enamorado. Kate no era necia, sabía cómo funcionaban las cosas, sabía que Jaasiel no se alejaría de ella, en tanto, ella le de lo que él desea, el problema era que ella necesitaba más que un solo deseo. Quería cariño, respeto, pasión y amor, pero Jaasiel tenía otros planes y el amor no estaba en uno de ellos.

El vehículo se detuvo después de unos minutos, Kate estaba tan perdida, que no se había dado cuenta, de lo rápido que había llegado a su destino. Iba a bajar del auto, pero el chofer le reclamaba el dinero, por lo que se dio cuenta que no había pagado el viaje. —Perdón señor—pidió disculpa después de pagarle y salir del auto. Se encontraba rodeada de pasajes a su alrededor, buscó la dirección que le dió Jaasiel hace unos minutos atrás "Aguasanta con los molles" notó que el colectivo la había dejado en el mismo pasaje, —mierda—maldijo para sus adentros. Estaba tan nerviosa, que no quería llegar tan luego a la casa del chico.

Buscó el número, casa por casa, hasta que se topo con la casa de Jaasiel "número #3412" se detuvo para observarla unos segundos, tenía rejas grandes de color blanco, una puerta de madera gruesa, de un color marrón, era grande, de dos pisos y podía notar entre los espacios de las rejas, que su madre cultivaba varias plantas, tenía varios adornos de jardín, maseteros y unos pequeños pájaros de juguetes.

—Te gusta lo que ves—dijo una voz por detrás de ella.

Kate se asustó y se volvió de inmediato.

—Jaasiel, que haces aquí.

—Te espiaba.

Trago saliva.

—Pensé que estabas en tu habitación.

—Pues era más divertido, si te veía llegar— se acercó a donde estaba ella, la miró un segundo y acerco sus labios a su oído izquierdo y susurró.

—Te tardaste.

—l..oo..si..ee..ntoo—tartamudeo.

—No vuelvas a tardar Kate.

—De acuerdo.

—Ven, vamos a matar el tiempo.

Ella asintió.


Esclava de tus mentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora