CAPITULO I Te conozco

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Estaba cansada de escuchar siempre lo que tenía que hacer, más sin embargo era un día como otro común y cualquiera, uno de esos lunes que a nadie le gustan, de esos que fastidian y que lo único que quieres es regresar a casa temprano para poder dormir las horas en la cama escuchando cualquier canción en la televisión.

Voy entrando al colegio como siempre llegando tarde, casi cierran la puerta en mi cara, pero para ser honestos no quería estar hoy en este lugar.

¡Hola Cristy! - Me saluda con tal fervor una de mis mejores amigas.

¡Hola, Pau! - Le contesto con mi voz ronca y ella inmediatamente se percata de que casi me acabo de levantar.

No puede ser, ¿otra vez casi te cierran la puerta en la cara? No puede ser estas más loca que nada. - Dice con cara de enojada, como si no tuviera ya suficiente con mi sueño en ese momento. - Vamos anda que empezarán a hacer la ceremonia (Honores). - Me jala al ver que no avanzó demasiado.

Malditos sean los honores y los prefectos, como odio los lunes.

Ya Cristy no seas tan aguada, anda nos toca química - Me dice Abi con una voz como si ella tampoco quisiera entrar.

(Pasaron las primeras horas y con ellas el receso)

*Suena la campana para la siguiente clase

¿Qué nos toca?- pregunta una vocesilla chillona en la aula.

¡Talleres! -Le gritan como respuesta.

Como odio los lunes, debería no entrar hoy tampoco a mi taller. - Cristina se la vivía quejándose, aunque era muy divertida con sus amigas, estando fuera del taller se puso de acuerdo con una compañera para no asistir ese día y pasársela en las canchas, que en fin les tocaba deporte a los de primer grado.

Estábamos aburridas en las bardas de la escuela sin nada que hacer dos amigas y yo, era la primera vez que me aburría estando fuera de clases y obviamente con miedo de que llegara alguno de los prefectos y nos levantara algún reporte.

¡Por fin! Ya salieron los de primero a deporte - Dice Lupita con una voz de entusiasmo como si hubiera mucho que ver en los de primero.

~Todos están jugando fútbol y las niñas, la verdad no estaban en la cancha.

Vamos a jugar fútbol - Dije como las esperanzas de que dijeran que si para poder desaburrirnos un rato.

¿Con los de primero? ¡Estas loca! - Me contestó Andrea

Anda vamos - Dijo Lupita, lo cuál me asombró puesto a que ella era más "estirada" que Andrea

Esta bien vamos, pero sólo será un rato después nos vamos.

Fuimos hasta el lugar donde ellos se encontraban, estaban tan concentrados que les tuvimos que decir varias veces si podíamos jugar hasta que uno de ellos dijo: "Preguntale a Moisés, es el que trae el balón, el de los pantalones largos".

¡Oye, Moisés! - Le grité, no hizo nada más que una seña cómo para querer saber para qué lo molestaba. - ¿Podemos jugar mis amigas y yo?

Esta bien, tu vas conmigo y ellas dos en el otro equipo con chango - Dijo señalando a un chavo Moreno que estaba por la portería.

Fue raro, pensé que nos pondría juntas y a él se dejaría a los "mejores" del otro equipo, pues era de suponerse que él era el mejor jugando de su salón y por algo era el encargado de decidir.

¿Y cómo es que te llamas? - Le dije, pero estaba tan ocupado jugando que no me hacia caso.

Jugamos un rato, no fue demasiado y no se jugar así que no hacía casi nada más que moverme en la cancha como una tonta. Hasta que se acercó un poco a mi, me preguntó mi nombre

Me llamó Cristina ¿y tú? - Era algo tonto el que se lo preguntará pues sus amigos ya me habían dicho su nombre.

Moisés - Me dijo y fue ahí cuando lo ví, esa mirada, esos pequeños labios de un color rosado, sus ojos color café de esos que te quitan el sueño, ceja grusa y un cabello perfectamente color negro peinado un poco de lado.

Gracias por dejarnos jugar - Le dije. Él solo sonrió y nos marchamos.

El día había terminado, tenía un reporte que entregar en casa debido a que me encontraron fuera del aula, pero había válido la pena no sólo por el hecho de la gran plática que tuve con mis amigas, sino por que había conocido a un lindo chico en la escuela, algo serio, pero muy lindo a fin de cuentas. Lo curioso era que había investigado un poco sobre de él con mis amigos, es boxeador, su salón está a lado de mi aula de taller, entre otras cosas.

Cristina, ¿qué estas pensando? Es sólo un chico más en la escuela que se te hace guapo y de eso no debe pasar, no eres esa clase de chica. Encendí el toca discos que estaba a lado de mi cama y puse un disco al azar "Ricardo Arjona". Que perfecto, pensé y empezó a sonar "Déjame decir que te amo, no como lo dicen tant...".Lo apague y aventé, me dispuse a dormir. Eso del amor, nunca he estado enamorada, por lo menos como en los libros y canciones, no como para no querer separarme nunca de nadie y poder y querer soportar que esa persona no sienta lo mismo.






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