Capitulo 6

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El día paso lento, estaba en la librería de Carly trabajando. Hoy me había tocado turno, luego de la escuela me vine para acá y me puse a guardar unas docenas de libros que habían sido devueltos y no estaban en su lugar. Blake y yo la habíamos pasado genial, después de nuestro glorioso momento, el profesor de música casi nos descubre. Tuvimos que correr y escondernos, al final ambos nos echamos a reír y no entramos más a clase. ¿Estaba arrepentido? Por supuesto que no, tenía mucho tiempo que no me divertía de esa manera con alguien.

Estaba concentrado guardando un libro en la estantería cuando escucho que Carly me llama, me volteo y veo que viene caminando hacia mí y atrás viene una chica con ella.

-Kellen, te quiero presentar a Wendy -Señala a la chica de cabellos rojizos y sigue hablando- Es nueva, necesito que le muestres como se organizan los libros y como funciona todo esto.

-Hola Wendy -La saludé con una sonrisa.

-Hola Kellen -Responde animada.

Carly se nos queda mirando con una ceja alzada.

-Nos conocimos en la escuela -Dice rápidamente Wendy.

-Bueno supongo que eso facilita las cosas, los veré dentro de un rato -Dice para luego irse.

Ambos nos quedamos solos, ya que en el pasillo no hay nadie. Y veo a Wendy detenidamente, sus manos las tiene juntas mientras mira el piso. Tiene una larga melena rojiza y en su rostro unas cuantas pecas, era bastante blanca. Era extraño que no la haya visto antes, ya que era bastante linda y de alguna manera esas pecas hacían verla tierna. Me hacía recordar a mi pequeña hermana, pero era una versión adolescente.

-No sabía que trabajabas en este lugar -Dice mirándome.

-Ya tengo dos año trabajando aquí -Digo viendo el libro que tenía en mis manos.

-Oh -Suelta con un suspiro.

Pongo el libro en el carrito donde estaban los demás y le hago seña a Wendy para que me acompañe, y voy donde está el despacho. Es una pequeña sala con sofás a los lados y una mesa en el medio, aún lado de la habitación está un escritorio con los turnos de cada empleado, una cafetera y unos cuantos papeles. Las paredes están pintadas con frases inspiradoras de grandes escritores.

Volteo a ver a Wendy y esta tiene la boca abierta y los ojos brillosos, sonreí al verla de ese modo.

-Este es nuestro salón de "inspiración" -Le dije.

Así le llamaban todos los que trabajábamos aquí, ya que teníamos el privilegio de venir cuando quisiéramos a relajarnos y leer un libro. A simple vista era solo una habitación con paredes pintadas y muebles. Pero era más que eso, era un lugar mágico. Al menos para mí lo era, a veces venía y leía un libro o escuchaba música y pasaba horas y horas, podía pasar el tiempo y yo jamás me daba cuenta. Me entretenía o simplemente me relajaba, me olvidaba de los problemas o reflexionaba cada vez que me sentía cansado.

-¿Te gusta? -Le pregunté a Wendy ya que esta no había articulado ni una palabra.

-¡Esto es fantástico! -Dice sorprendida aún.

-Lo sé -Sonreí a medias- Puedes venir cuando quieras, es una de las mejores cosas de trabajar aquí.

-Creo que pasaré la mayor parte del tiempo aquí -Dijo sonriendo mientras miraba cada parte de la habitación.

-En este escritorio están los turnos de cada uno, cuando quieras pedir un día libre tiene que anotarlo ahí y cualquiera de nosotros tomara ese día como horas extras, tu puedes hacer lo mismo con cualquiera. -Le dije mientras le señalaba la carpeta con los nombres de todos.

Esta solo asintió y seguí explicándole la parte de cómo se organizaban los libros y como se trabajaba cada parte de la librería. Wendy cómo era nueva, tenía que organizar los libros por secciones así que le di el carrito que tenía y yo me iba a poner en la caja ayudar a Gerard con un pedido que teníamos que hacer. Antes de darme la vuelta e irme, Wendy me llamo.

-Kellen, ¿te puedo hacer una pregunta? -Dijo esta tímidamente.

-Claro -Le dije extrañado.

-¿Blake y tu estuvieron después del almuerzo juntos? -Pregunto despacio.

La mire extrañado y esta siguió hablando.

-Es que... No vi a Blake en el salón de clases -Dijo mientras miraba el suelo apenada.

-Si ambos nos saltamos las dos clases -Le respondí.

-Oh... -Dijo mientras levantaba la vista pero evitaba mirarme a los ojos.

Pude ver su rostro de desilusión, no entendía que había sucedido o que había dicho. En su cara se podía ver que no le había gustado lo que le había dicho y eso me hacía sentir confundido. Sin más, fui hasta la caja y empecé ayudar a Gerard.

**

Sentí una pequeña mano que tocaba la mía y quite mi vista del televisor para enfocarme en la pequeña niña de rizos rojos.

-¿Que sucede Jazmín? -Le pregunté mientras la veía en su pijama de unicornios.

-¿Puedes poner Disney? -Pregunto mientras me veía de una manera adorable.

-Jazmín ya es tarde, deberías estar durmiendo.

-Lo sé, pero es que no puedo dormir. -Dijo mientras pasaba sus manos por su cabello.

-Si mamá se entera que estás despierta, se molestara.

Esta solo hizo puchero y cruzó sus brazos molesta. Me levanté y la cargué para luego llevarla a su cama y acostarla. La tape con la manta y le di un beso en la frente para luego irme pero Jazzy dijo algo que me detuvo.

-Kellen, ¿por qué no un tengo papá?

-¿Por qué dices eso Jaz? -Le pregunté mientras fruncía el ceño.

-Es que hoy a mi amiga Lili la busco su papá y le regalo una muñeca muy linda. -Dijo mientras miraba alguna parte de la habitación.

-¿Y eso que tiene que ver?

-Que yo también quiero que me busque mi papá con una muñeca muy linda -Dijo mientras se deslizaban lágrimas por su pequeño rostro.

-¡Hey! no llores -La abrase.

Jaz tenía 4 años cuando nuestro padre murió. Y ella aunque no se acordaba mucho de él, le hacía falta. Era solo una niña, necesitaba una figura paterna en su vida y yo lamentablemente lo era, y aunque para mí era una lástima ya que solo era un adolescente y no era el mejor ejemplo para ella, intentaba serlo. Quería lo mejor para ella, intentaba complacerla y comprarle lo que necesitara pero no era nada fácil. Jaz era mi luz, era la razón por la cual yo me levantaba cada día a estudiar y trabajar. Bueno, los gemelos también lo eran. Eran mis pequeños hermanos los que me daban fuerza cada día.

-Jaz tienes un papá, él está en algún lugar cuidándonos y estoy seguro que te ama mucho-Le dije mientras la consolaba.

Esta situación me partía el corazón en pedazos, detestaba que ella le afectara de esa manera. Pero era algo que no podía evitar, ella lo extrañaba y yo también lo hacía, no había nada que pudiera hacer.

-Si él nos quiere, ¿por qué nos dejó? -Pregunto mientras que seguía llorando en mi pecho.

Por un momento me quedé mudó, tenía un nudo en la garganta y unas inmensas ganas de llorar. Mis ojos se llenaron de lágrimas cuando recordé las veces que mi padre llegaba del trabajo y yo saltaba hacia él y me atrapaba o aquellas veces en las que jugaba conmigo béisbol. Lo echaba de menos, sentía que él se había llevado una gran parte de mí. Esa que me faltaba y ya no podía ser. Ya no podía ser el Kellen de antes y aunque yo quisiera no podía ser ese niño feliz de antes.

No tenía una respuesta para Jazmín, yo también me pregunte lo mismo millones de veces. Y jamás tendría una respuesta realmente y era lo que más me dolía, dolía ver que esto le afectaba a mis pequeños hermanos y no poder hacer nada. Lo necesitaba, lo necesitábamos. Pero el jamás volvería y yo me desvanecía cada día que lo recordaba.

-No lo sé, Jaz -Le dije mientras le acariciaba el pelo.

Su Joven CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora