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Esa noche de viernes los merodeadores acompañaron a Remus. Valentina no sabía que sería tan divertido. Lo pasaron en grande aunque como no durmieron están muy cansados, excepto la chica, por alguna extraña razón.
Se encontraban los cinco sentados en los sillones en sala común. Valentina de pronto se para de un salto para convencer a los chicos de que la acompañen al almuerzo, era sábado y tenían toda el día libre.
Valentina se llevo la sorpresa de que todos estaban dormidos. Agarró una cámara mágica y se saco una foto con ellos de fondo y ella haciendo caras raras. Hizo copias de la misma foto y decidió despertarlos.

–Despierten!!!! Hey!!!!!–al ver que no funcionaba, empezó a hablar más fuerte–Si no se despiertan les tiraré un Aguamenti!!–y ahora, a gritar–. DESPIERTENSE MALDITOS DORMILONES, LLEGAMOS TARDE A CLASE CON MACGONAGALL–decidió hacerles una broma.

Los cuatro se levantaron con caras de desesperados, no querían un castigados. Valentina se carcajeó al ver su reacción.

–Es broma!!! Es hora del almuerzo y no quiero ir sola–dijo con bastante emoción.

–Como no estas cansada? Estuviste corriendo toda la noche Lenna–la reprendió Remus.

–Es verdad. O acaso es algo del futuro que es ultra secreto. Lo sabía! Tina, descubrí tu verdadera identidad–dijo Sirius, para nada serio.

–Si pelirroja, nosotros estamos cansados–dijo James.

–Agh, veo que soy la única feliz aquí. Iré a almorzar, tienen dos horas antes de que venga a buscarlos y molestarlos.

Valentina vio como todos rodaron los ojos y sin preocuparse más salió por el retrato para dirigirse al Gran Comedor.
Ella se hizo bastante amiga de una chica llamada Alice, con la que compartía cuarto junto a Lily, pero con esta última no se llevaba muy bien, aún no sabía el porqué.

La chica hizo una broma sin ser castigada hacia las serpientes, con lo que le llevó cinco horas. Decidió buscar a los merodeadores, ya habían dormido suficiente. Cuando llegó a la sala común, no estaban allí, así que se dirigió a el cuarto que les correspondía a ellos. Y sí, estaban los cuatro durmiendo plácidamente. A Valentina le brillaron los ojos y decidió despertarlos de manera... Tradicional.

Fue uno por uno y le dio vuelta al colchón, tirando a sus propietarios también. Ella se desternillaba de la risa cuando todos la miraban enfadados.

–Que haces aquí?!–preguntó James un poco rojo de la vergüenza.

–Estoy aburrida, son las cinco y media de la tarde, vine a despertarlos, por favor–dijo Valentina haciendo su típico puchero falso y su típica cara inocente falsa.

Ninguno de los merodeadores se resistió a esa cara y asintieron.
Se quedaron, literalmente, horas en la sala común hablando entre los cinco. Se hicieron las doce de la noche y solo quedaban ellos allí. La hora no le importó a nadie y siguieron hablando. Peter y Remus fueron los primeros en irse a las doce y media a dormir. A la una fue Sirius quien se retiró. Valentina y James quedaron hablando hasta que amaneció. Se reían mucho y cada uno contaba las bromas que hicieron. Valentina le contó todas las bromas que hizo con los gemelos. Ella subió a su habitación para ponerse el pijama y estar más cómoda, y para buscar su collar, que tenía una foto de ella y los Weasley, y se la mostró a James.
No se dieron cuenta de que había amanecido, cuando Sirius, Remus y Peter bajaron.

–Que estuvieron haciendo???–preguntó Sirius mientras él y Peter tardaron sacar la vista de el pijama de Valentina, que era un short bastante corto.

Remus vio, pero no tanto tiempo, el retiró rápidamente la mirada.

–Cuando ustedes se fueron estuvimos hablando toda la noche–dijo James.

–Si, claro–dijo Sirius, luego hizo comillas con los dedos–. "Hablando".

–Estuvimos hablando nada más Canuto. Deja de pensar así–dijo la merodeadora, un poco avergonzada.

–¿Desde cuándo James Potter se encuentra hablando toda la noche con una... chica?–el ojigris casi mete la pata por decir una palabra indebida. Remus se dio cuenta de eso y le pegó en la cabeza, a ver si razonaba.

Valentina fulminó a Sirius con la mirada y se fue a su habitación, sin decir palabra alguna. Se duchó con agua caliente, y se vistió con unos jeans negros junto una remera manga larga color gris. Bajó las escaleras como si fuera la reina y la mejor del lugar, arrogante como es, y se retiró por hacia el Gran Comedor, con cuatro miradas sobre ella.
Luego de desayunar simplemente fue a dormir a su habitación. Tuvo una pesadilla, en donde luchaba contra Voldemort. Al despertarse, muy preocupada, pensó sobre la misión que tenía que cumplir. No había hecho ni averiguado nada hasta ahora. Salió corriendo hacia la biblioteca, justamente hacia la zona de Defensa Contra las Artes Oscuras, y agarró unos cuantos libros. Fue a sentarse en unas de las mesas que había por allí y se puso a leer. Estaba leyendo una parte muy interesante, cuando siente una presencia. La silla que esta a su izquierda se movió lentamente unos milímetros. Valentina espero un poco, y astutamente estiro la mano y tiró la capa de invisibilidad al suelo. Sirius, Remus y James estaban a su lado, con expresión de pánico.

–Que hacen aquí?–pregunto seriamente la chica mientras le lanzaba una mirada asesina a casa uno.

–Sirius quería disculparse–admitió Remus.

–De qué?–preguntó ella relajando la mirada, sabiendo perfectamente la respuesta, pero decidió olvidarse de lo ocurrido, ya que no quería enojarse con ningún merodeador.

  –No estas enojada?–preguntó Sirius bastante más aliviado.

–Que les hace pensar eso?

–Bueno, nos estuviste evitando y...

–Como me podría enojar con alguno de ustedes?! Y si los evite, seguramente fue por mis cambios de humor, gracias a Andrés.

–Quien es Andrés?–preguntó James tensándose, para sorpresa de la chica.

–El que viene cada mes–dijo Valentina y se llevó los libros, con permiso de la señora Pince, a la Sala Común.

Se olvidó una vez más de los merodeadores y se quedó sumida en sus pensamientos. En uno de los libros, encontró algo curioso de los Patronus. Con estos se pueden enviar mensajes rápidamente, y solo lo escucha al que esta dirigido. Vio de reojo que alguien se acercaba para asustarla por la espalda.

–No lograrás asustarme, Potter!–dijo Valentina, y al escucharlo, el chico salió de su escondite para sentarse al lado de ella, seguido de Sirius y Remus, que sentaron enfrente.

–Sirius tiene razón. Tu eres algo raro del futuro, pelirroja, sabes todo siempre..

–Ya cállate–dijo y luego se dirigió a los tres–Donde está Peter?

El nombre lo escupió con asco, ya que traicionó a sus amigos en el futuro, y no le caía bien.

–Está cenando, el se fue y nosotros vinimos a buscarte.

Valentina se sorprendió un poco con la hora, pero tenía algo más importante en que pensar. Practicar el Expecto Patronum. Pero donde lo haría...

–Chicos, ustedes saben, que vengo del futuro con un fin. Tengo que salvar el mundo mágico y no he hecho nada hasta ahora. Ustedes saben, donde puede haber un lugar para practicar hechizos? Necesito uno que nadie me descubra.

Los chicos compartieron una mirada de complicidad y arrastraron a la pelirroja hasta un pasillo del séptimo piso.

–Para que me trajeron hasta aquí?

Nadie hizo caso a la pregunta de Lenna (N/A: en vez de Valentina, voy a escribir Lenna). Ella vio como todos cerraban los ojos y una puerta aparecía en la pared vacía.

Cambiando El Futuro  •James Potter• -pausada temporalmente-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora