Capítulo 11 Amaneciendo en tus cálidos brazos.

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Me pongo a pensar en lo sucedido me doy cuenta que no use condón... Grey eres un estúpido y te corriste dentro de ella. Hoy empieza una nueva vida a mi lado pequeña y no voy a permitir que te vayas de mi lado. La acerco más a mi pecho, le beso el cabello y hundiendo mi nariz me quede profundamente dormido con ella en mis brazos.

Anastasia.

Despierto con calor y sin poder moverme al darme cuenta que estoy en los brazos del Sr. Grey...

¡Madre mía! Pensé que lo había soñado y está durmiendo plácidamente con sus manos en mi cadera y las piernas entrelazadas. Perdí mi virginidad con un completo desconocido y lo que es peor es mi jefe. Tratando de salir de sus brazos se despierta y me mira con ternura.

-Buenos días, mi hermosa niña. Sonríe.

-Sr. Grey, disculpe y no puedo decir nada más y me cubriendo el cuerpo al descubrir que estoy totalmente desnuda salgo con las sabanas de la habitación entre sollozos, dejándolo en la cama.

Llego a la habitación me encamino al cuarto de baño y abro el grifo dejando que el agua calme mis sollozos. Como lo veré a la cara de ahora en adelante.


Christian.

Dormí tan bien con ella en mis brazos, me despierta el movimiento que hace por liberarse y no quiero soltarla y la aferro más a mí. Abro los ojos y la contemplo con dulzura se ve hermosa al despertar.

-Buenos días, mi hermosa niña. Sonrío.

-Sr. Grey, disculpe. Agacho la mirada cubriendo su desnudez con las sabanas para no permitirme verla saliendo de la cama entre sollozos corriendo a su habitación dejándome con el deseo de estrecharla en mis brazos.

Me paro y busco el pantalón pijama encaminándome hasta su habitación. No puedo permitir que se sienta de esa manera, cuando entro escucho sus sollozos en el baño por lo que entro y me coloco en la bañera y la abrazo.

-Sssss, no llores mi niña, por favor. La abrazo fuerte.

-No sé qué me paso anoche. Dice

-Lo que paso anoche fue maravilloso y me alegra ser el primero que explora tu cuerpo. – Eso quiere decir, que eres completamente mía en todos los sentidos. – Ser el dueño de tus gemidos, gritos y de orgasmos. –Mírame, por favor. Levanto su barbilla y rozo sus labios.

-Todo fue tan rápido y alucinante que no pude pensar con claridad, dejándome llevar por lo que me hacía sentir. Dice.

-Estuve deseando esto desde que te encontré en mi oficina. Besos sus labios y ella tiembla al sentir mi contacto. -Tus labios son tan suaves cuando lloras.

-Señor, esto no está bien. Murmura en mis labios.

-Puedes llamarme por mi nombre, se escucha muy lindo en tus labios.

-Esto fue un error. Susurra. Escondiendo su cara en mi cuello.

-Déjame amarte, Anastasia. La subo en mi regazo y la beso con desesperación y lujuria mientras gime en mi boca.

No entregamos a la pasión y disfrutando de nuestros gemidos. Le decía al oído eres mía, solo mía y no te dejare escapar.

-¡Dios! Me vuelves loco, Anastasia.

-Usted me abruma, no puedo pensar con claridad.

-Yo tampoco lo puedo hacer teniéndote cerca! Pequeña. Digo

Estuvimos un rato abrazados tomándola en mis brazos le coloque una toalla de baño y la lleve a la cama.

- Vístete y sécate el pelo no quiero que te enfermes para ir a desayunar. Le digo besando su cabello.

-No tengo hambre. Murmura.

-Te llevare a un lindo lugar, así que te espero abajo en media hora. Beso su frente y la dejo vestirse.

La traición de un amor  (Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora