Segundo encuentro

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Honda Suki trabajaba por las mañanas en esa mansión. Limpiaba la casa, y se complementaba con otra chica, que lo hacía por las tardes. Hacía ya tiempo que venían, y pueden bien decir que aquél lugar era algo monótono. El señor de la casa trabajaba todo el día y algunas veces, también de noche. Casi no lo veían, solo Suki a primera hora de la mañana. Luego, estaba el hijo. Era un muchacho educado, nunca las trató mal. Eso sí, era muy reservado y casi nunca lo veían con alguien. Incluso no lo veían sonreír. Claro, ¿a quién hacerlo si no había nadie en esa casa a parte de él mismo? A veces, las chicas querían hablar con él, pero era demasiado introvertido. Aunque contestara a sus preguntas y cosas a su manera, nunca les contaba más allá. Estaba solo, decían.

Pero ahora era un poco diferente. Ahora lo veían sonreír más, estaba alegre y, muchas veces lo escuchaban hablar con alguien en su habitación. No lograban entender bien la conversación con la otra persona, pero se notaba a leguas que era alguien especial, porque hacía reír al chico.

El único que no sabía de eso, parecía ser el dueño del lugar. Cuando el hombre llegaba, el hijo ya había acabado de hablar con esa persona. Incluso el joven ya dormía. Incluso el chico no quería que lo supiera, por cómo se comportaba al respecto.

Y Akashi Seijuuro se salía con la suya, en lo que llevamos de tiempo.

Suki ya se marchaba cuando lo escuchó hablar otra vez. A esa hora, siempre había la misteriosa conversación. Ella se fue, ya acabó el turno. Akashi, por su parte, aún le quedaba mucho para terminar con lo suyo.

-Sé que me echas de menos, lo veo en tu cara – decía la voz cuya persona era un misterio para las sirvientas.

-¿Eso crees?- dijo Akashi, mostrándose orgulloso.

-Claro que lo creo. A mí no me engañas, princesita.

-Deja eso de princesa. Sabes que no me gusta.

-Lo sé, y sabes que lo haga por molestar.

Akashi sonrió.

-En realidad, sí que te eché de menos.

-¡Claro! Si ya lo decía yo.

-Hace tiempo desde la última vez que nos vimos...

-Seis meses. Esta vez te toca venir a ti.

-Sí, pero debo planearlo bien para que no me coincida con otras cosas.

-¿Y eso cuando sería?

-Um...

Akashi se dio impulso con la silla de escritorio y buscó en un cajón. Era una agenda. La hojeó un poco y, a cada día que pasaba, su rostro se volvía más molesto. Volvió a la mesa, dónde tenía su ordenador conectado en Skype.

-No tengo nada libre hasta... mayo.

-Seijuuro, estamos a diciembre... falta mucho para mayo.

-Lo sé, y eso si no sale otro inconveniente.

El joven de la pantalla suspiró, molesto.

-Nash, ya sabes cómo voy con estas cosas. No puedo cambiar nada.

-¿Cómo qué no? Es tu vida, y ya hablamos de esto. Habla con tu padre, si no le dices nada seguirá mandándote trabajos y más mierdas de estas.

-Quizás... no. Eso es algo que ni yo sé qué pasará al respecto.

-Aún no le has dicho que sales conmigo, ¿verdad?

-¿Cómo hacerlo?

-Llevamos casi un año juntos.

Mi querido rival.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora