El ruido habitual del aeropuerto se vio incrementado por dos personas. Sí, solo eran dos pero iban corriendo y gritándose un poco. Sus pasos quedaban opacados por los otros pasajeros. Los dos chicos iban apartando a gente de en medio. Iban tarde y la gente siempre tiende a ponerse delante cuando tienes prisa. Incluso se paran de repente, sin venir a cuento ni tener en cuenta a los que van detrás.
El mayor de los dos, que era pelinegro, refunfuñó cuando chocó por tercera vez con alguien. Y el menor, pelirrojo, refunfuñaba en silencio.
-Todo esto fue tu culpa, Nijimura-san...- exclamó el menor, jadeando.
-¡Mi culpa!- gritó el pelinegro. –Eso no es... vale, sí es cierto.
-Claro que lo es, tardaste demasiado. ¡Hemos perdido el avión!
En su vida, el menor le había alzado la voz a su senpai. Pero esta vez fue diferente.
-¡Pues tomamos el siguiente, que problema!
-¡Los demás iban en él!
-¡Se pueden cuidar solos!
-¡Sabes que no!
Nijimura soltó un gruñido. Él y su kohai se pararon frente a las ventanas, en la sala de espera. El avión hacia Estados Unidos ya se iba y ellos se quedaban ahí, jadeantes y molestos. Akashi se sentó en una de las sillas y se pasó una mano por los cabellos. Nijimura se paseó un poco por ahí, con el ceño fruncido.
-¿Cuándo sale el próximo vuelo?- preguntó Akashi.
-En una hora.
-Genial.
Para nada.
Rebobinemos a cómo estos dos acabaron corriendo por todo el aeropuerto y no llegaron a tiempo para tomar el avión y como sus compañeros, también conocidos como generación de los milagros y compañía sí subieron a ese avión sin ellos.
***
-¿Han quedado claro todas tus tareas que debes realizar?
-Sí.
-Enmienda tus errores, Seijuuro. Que prometas que no volverás a repetirlo, no da paso a un perdón.
-Lo sé.
Akashi Masaomi miró a su hijo severamente. Éste, por su parte, miraba fijamente la mesa del escritorio. Su padre acostumbraba a hacerlo sentar y él se paseaba por la estancia aleccionándolo.
-Pero todavía hay algo que no has hecho. Y eres bien consciente de ello.
Su padre se paró en seco y lo miró. El menor alzó un poco el rostro.
-Aún estás con ese desgraciado, ¿verdad?
-No es un desgraciado, es mi novio.
-No empieces.
-No empieces tú...
-Seijuuro.- dijo, como advertencia.
-Aún estoy con Nash- respondió.- y seguiré con él por mucho que me digas que lo deje.
-¿Cuantas veces tendré que decírtelo, Seijuuro?
-Todas las que quieras, pero yo no voy a ceder ante ti. Es lo único en que no te respeto ni obedezco.
-Vamos, Seijuuro, ese chico no es para ti.
-¿Qué es para mí, entonces? ¿Lo que tú decidas?
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Mi querido rival.
FanfictionLlega un punto en que Akashi Seijuuro ya no aguanta, necesita irse un insante, correr. Pero no se espera que, por culpa de un choque con alguien, su vida cambia por completo. Y es que Nash Gold llega a volverle hasta loco.