La chica del café

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Ella tan radiante prepara café a los clientes, la miro con su sonrisa que ilumina mi vida, miro cada entrega que hace. Me parece hermosa su voz, angelical, tierna y con un tono tímido. Le pido un frappe de mocha, me lo entrega en las manos y ofrezco una sonrisa con un gracias y ella me la devuelve y me dice de nada.
He escuchado su risa y me parece una cálida melodía.

Me siento a escribirle estas líneas, mientras tomo mi frappe que con sus manos me preparo, miro sus movimientos de cadera al caminar y es como los peces en aquel rió.

Cada vez que voy al café, cada viernes en punto de las 5:00 de la tarde, me dispongo a contemplar lo hermosa que es, me dispongo a mirarla, ella me devuelve algunas miradas y me pongo nerviosa, me dispongo a escribirle unos poemas.

Desde aquella tarde que la vi por primera vez, se encienden luces en mi alma que no puedo atenuar, pues cada vez que la veo esa luces se vuelven más intensas.
Bonito el día, la hora, el momento que apareciste en mi vida, quisiera quitarme esta timidez y hablarte, al menos decirte un hola.

Me encanta verte trabajar, reír, ver tus manos delgadas, tu sonrisa, tu mirada.
Eres un cuadro hecho por el más grande pintor.

El arte de amarte a versos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora