oro viejo

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Un par de soldados espinelas con sus uniformes dorados caminaba por la ciudad, la mayoría de las personas que vivían ahí les temían, no era bueno para el pueblo meterse con ellos ya que los soldados solían hacer lo que querían todo el tiempo

- La reina ya no sabe lo que quiere, todos estos años tratando de acabar con la existencia de los soldados taffeit, y ahora se empeña hacer todo un plan para capturar a una sola chica- un joven y fornido soldado de mal carácter se quejaba delas ordenes todo el tiempo

- No es una chica cualquiera

- Lo se, y ese es mi punto mi hermano murió en manos de esa maldita mujer, si la tuviera cerca lo que haría seria quebrar su cuello

- Ella quebró el cuello de tu hermano que te hace pensar que podrías con ella, además todo estaba bien hace cinco años llevábamos la ventaja pero, empezaron a usar un sistema de camuflaje, que ni nuestros mejores ingenieros logran deshabilitar, yo creo que ahora la cosa está más pareja

- ¿Cómo puedes hablar así?

- Peleó para no morir en manos de mi gente, en realidad taffeit nunca me hizo nada

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Melanie y John viajaban en un tren, hacia la ciudad ambos debían mantener un perfil muy bajo, o todo estaría perdido vestían, unos pantalones de manta y playera de algodón, era el tipo de ropa que los campesinos solían usar por ahí, Mel dejo su cabello suelto, John usaba una boina con la intención que no se notara su corte militar, cuando al fin llegaron, John se sentó en una banca y se decidió a sacar el mapa del lugar

-No seas obvio - le quitó el mapa arrojándolo a la basura

- De que hablas

- Se supone que somos de por aquí, gente de nuestra clase no viaja tan lejos, como para no conocer el lugar, no debemos llamar la atención

- Cierto pero y cómo llegaremos, a la tienda de alquimia, además, tu fuiste la que no pudo dejar el arma en casa, casi no atrapan en la frontera

- Me deshice de ella a tiempo así como del mapa, yo se donde es, sígueme

- Y si mejor pedimos indicaciones

- He dicho que se como llegar

Después de dar vueltas por tres horas, decidieron pedir indicaciones la idea era comprar solo un poco de polvo en cada tienda para no verse sospechosos, casi al caer la noche dieron con la ultima tienda de alquimia, ambos entraron John amablemente se acercó al mostrador para pedirle al anciano los polvos de perla, el anciano los busco, no sin antes desconfiar pues era raro que un par de campesinos compraran algo tan caro, por supuesto poco le importó al mirar el dinero y ceño fruncido de Mel

-¿que paso con Leo?

- No sé de qué hablas

- Lo que dijo ayer George te afecto, te has pasado distraída todo el camino

- Leo no se sacrifico por mi, fue por George, pero claro George no lo sabe, y me culpa por la muerte de su amigo, de alguna manera yo igual me culpo- los ojos de Mel brillaron en tristeza John cambió de tema para tratar de alegrarla

- Me alegra saber que supieras el camino o no hubiéramos encontrado nada

- te dije que pidiéramos indicaciones, pero eres igual que Antuan nunca me hacen caso

-Aquí esta, polvo de perla mis últimas reservas- dijo el anciano contento, no todos los días podía vender ese tipo de objetos

- Gracias

El Fin De Una GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora