El era un loco, busco el consuelo del mar; sumergió su alma en un mar de lamentos que mataron su ilusión.
Mato de una puñalada la esperanza, allí justo en el corazón, y miro sin compasión alguna como su víctima se desangraba hasta morir definitiva, y sin retorno.
Pobre loco que se hizo cuerdo para encajar en un mundo que él debió haber moldeado como arcilla de escultor y convertido en una obra original.
