KYUNGSOO
No espero a que se extingan sus pasos en el pasillo para asegurarme de que ya se haido. Simplemente porque me he dado cuenta de que cuando quiere puede no hacer ningún ruido. A mí mucha gente me dice que soy silencioso, un arma útil para los tímidos, pero lo suyo es un silencio sepulcral. De hecho hasta diría que cuando se esfuerza es para hacer ruido, no para no hacerlo. Cuando va a tocar algo, más bien parece que lo ataca.
Aprieto los labios, porque estoy desvariando. Cuento hasta diez, y saco el móvil que he mantenido oculto bajo la mesa. Busco en el archivo de imágenes hasta que encuentro la foto más reciente, la que le he hecho a Kai discretamente mientras él miraba la vitrina. Se me escapa un gemido cuando lo único que veo es una especie de nebulosa que oculta a Kai. El corazón empieza a martillearme el pecho con el cosquilleo de la histeria.
—Es por culpa del brillo del cristal de la vitrina —me digo con la voz entrecortada.
Aunque luego me acuerdo de que la cámara del móvil no tiene flash. Temeroso, con una sensación desagradable de irrealidad, me encamino corriendo al pasillo para llegar hasta la estantería de las pseu-dociencias. Otra vez el libro de parapsicología no está en su lugar. Con la sangre palpitándome en las sienes, corro hacia la sala central para cambiar de pasillo. El tratado vuelve a estar entre los libros de filosofía.
Me apoyo en la estantería de atrás, oyéndome respirar en el vasto silencio de la biblioteca. Trato de convencerme de que no estoy loco y de que tiene que haber sido Kai quien lo ha movido de sitio, mintiéndome sobre lo de que no lo iba a volver a mirar porque le daba vergüenza. Pero lo cierto es que entonces ha tenido que pasar por delante de mí sin que lo vea. O hay algún pasadizo oculto que yo no he visto.
—Me estoy volviendo loco —murmuro asustado—. Esto es por la estúpida historia de Sehun.
Salgo rápidamente del pasillo y me dirijo a la mesa del bibliotecario, sin poder evitar echar miradas nerviosas a mi alrededor. Eso es lo que pasa con el miedo, que anula la capacidad de raciocinio. Si estuviera en mis cabales no temería la existencia de un "fantasma de la biblioteca". Si fuera sensato, no estaría planteándome la posibilidad de que Kai sea ese espíritu del que me habló Sehun, hecho visible. Si fuera un poquito más reflexivo, me daría cuenta de que, aunque hubiera un fantasma cambiándome los libros de sitio, yo no lo vería. Por algo es un fantasma. Y si fuera más racional todavía, ni siquiera estaría planteándome la posibilidad de que existan los fantasmas. Pero lo cierto es que el libro cambia de sitio, que Kai no sale en la foto y que Evan no coincidió con él. Y que cuando está él hace un frío que pela, como en la peli esa de Bruce Wi-llis...
—¡Dioses! —exclamo cuando de pronto el móvil se pone a vibrar en el bolsillo de mis pantalones.
Me río jadeante, mareado, mientras lo saco y compruebo que se trata de Baekhyun.
—Hola —le digo.
—¿Estás bien? —me pregunta al notar el temblor de mi voz.
—Sí, no te preocupes. Dime.
—Pues verás..., esta noche mi primo toca en el Deacon Brodie a las nueve y...
—Iremos —le atajo.
—¿De veras? —exclama contento, descubriendo innecesaria la batería de argumentos que debe de haber preparado para convencerme—. ¿Y a qué viene el cambio repentino?
—Quiero preguntarle a Sehun sobre Kai —reconozco con una resolución que roza lo salvaje.
—Muy bien —me dice conspirador—. ¿Nos vemos en la puerta? ¿A las nueve?
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TAIBHSE (aparición) Kaisoo
Roman d'amourEn Escocia abundan los fantasmas y muchos escoceses creen en su existencia. Para Kyungsoo, un joven de Corea del sur que estudia en el colegio Royal Dunedin de Edimburgo, estas tradiciones sólo forman parte de la leyenda urbana de la ciudad, p...