JONGIN
Hoy estoy de buen humor, me doy cuenta en cuanto salgo de mi reposo. Me agrada esta sensación y sé que no se debe solamente a la proximidad de la libertad que nos proporciona el Día de Brujas, sino por la sensación de alivio que sentí anoche al sincerarme con Yixing. También estoy satisfecho por haber aceptado mis propias motivaciones, aunque sean espinosas y complejas. Y por tomarme todo esto con tranquilidad, controlando la ira que noto nacer en mí. Me siento tan bien que incluso me desilusiona que ya sea jueves, pues no volveré a ver a Kyungsoo hasta el lunes.
Al llegar la tarde, me doy mi paseo habitual para estudiar a la gente que permanece en el edificio una vez finalizadas las clases, y después hago lo mismo discretamente en la biblioteca. Sólo entonces me permito entrar, sabiendo que estoy controlando la situación. Sonrío sincero a Kyungsoo en cuanto nuestras miradas se encuentran, pero a el le cuesta devolverme el gesto. Se le ve alicaído hoy, y eso no me gusta. Parece tan frágil... Todas los jóvenes lo son, con esas vidas tan fáciles y exentas de adversidades, pero Kyungsoo parece más quebradizo aún que los demás. No quiero que se sienta mal, sobre todo si es por algo sobre lo que yo no pueda hacer nada. Me hará saberme más impotente de lo que nunca me he sentido.
—¿Estás bien?— le pregunto acercándome y sentándome despreocupadamente en el borde de la mesa, como lo haría cualquier otro chico.
Se lo piensa unos segundos más de la cuenta.
—Tengo jaqueca— me contesta finalmente.
Asiento solidarizado. Me mira con una expresión turbada y vidriosa en los ojos negros como pozos, rebosante de algo que no puedo describir. Me hace preocuparme, yo ignoraba que la jaqueca pudiese ser tan dañina.
—Iría bien que te pusieras algo frio en la frente— le digo; aún sé algo de golpes y dolores.
—Pues como no saque la cabeza por la ventana...—murmura Kyungsoo.
No me gusta verlo sufrir. Lo de sacar la cabeza por la ventana me ha dado una idea, aunque sea un poco arriesgada. Me desconcentro, dejando que los nervios que siento hagan presa de mi, y Kyungsoo enseguida se yergue con un escalofrío y más despierto.
—Vuelve a hacer frio aquí— dice con un hilo de voz.
—Como tú dijiste, las paredes de estos catillos no están hechas a prueba de corrientes.
—Claro...
Su voz tiene una nota de desesperanza que me asusta, y su mirada es cautelosa y huidiza cuando la posa en mi.
—¿Seguro que estás bien?— le pregunto apartando un mechón de pelo de su frente e inclinándome para mirarle la cara.
—Claro, porque no iba a estarlo— murmura— Sólo me estoy volviendo loco.
Entonces parece darse cuenta de lo que está diciendo y sus ojos vuelven a enfocar la realidad.
—Estoy bien, no me hagas caso— dice dedicándome una sonrisa—. Vas a pensar que estoy loco de verdad. No es nada, sólo que a veces me desquicio por el cansancio.
Oigo que alguien se acerca por el pasillo. Me apresuro a decirle a Kyungsoo que tengo que trabajar y me encamino con rapidez al despacho de los archivos. Cuando estoy seguro de que el cree que me he alejado, vuelvo atrás y lo observo.
Kyungsoo se esfuerza por sonreír al estudiante que entra en la biblioteca, y que es el mismo que vino la última vez. El joven se detiene a hablar con Kyungsoo, dándole las gracias por haberle recomendado la biografía de Verlaine y haberle solucionado el trabajo de literatura. Le pregunta sobre quién va a hacerlo el y Kyungsoo le responde que sobre Cervantes, pues según dice el creador del Quijote había tenido un triste final para una vida llena de genialidades. Mientras dice eso la veo sacar un libro fino y viejo de su regazo, ponerlo sobre el escritorio y empujarlo distraídamente hasta el otro borde de la mesa, como si estuviera acariciando la superficie de madera. Lleva el libro hasta el filo del tablero y le da un empujoncito final, haciéndole caer con un ruido seco junto a los pies del joven. Pero éste no se inmuta; no se agacha a recogerlo, ni siquiera hace el ademán de percatarse de que a Kyungsoo se le ha caído algo al suelo. «Será posible», me digo incrédulo.
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TAIBHSE (aparición) Kaisoo
RomansEn Escocia abundan los fantasmas y muchos escoceses creen en su existencia. Para Kyungsoo, un joven de Corea del sur que estudia en el colegio Royal Dunedin de Edimburgo, estas tradiciones sólo forman parte de la leyenda urbana de la ciudad, p...