Prólogo

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2 semanas antes 


Cerré los ojos tratando de calmarme, salí del lugar y me dirigí hacia el auto mientras tomaba mi celular. 20 llamas pérdidas, todas del mismo número. 

Suspiré con pesadez.

Los chicos ya estaban dentro del auto y solo faltaba yo, me monté en él y nos pusimos en marcha.

-Tranquilízate –Me reprimió Jinhwan desde el asiento de adelante–. Sé que estás molesto pero tienes que saber que...

Gruñí por lo bajo, interrumpiendo a Jinhwan. Este sólo suspiró pero no insistió más.

Aún seguía sin comprender por qué demonios había terminado aceptando ir a esa reunión.

Clavé mi mirada en el camino y traté de mentalizarme que debía negarme a lo que sea que quisiera Kim, bastante mierda tengo ya.

30 minutos después nos encontrábamos aparcando a fuera de un gran almacén. Me adentré al lugar con los chicos pisándome los talones, donde, curiosamente ya me esperaban los ayudantes de Kim.

-El señor Kim lo espera en su oficina –Señaló  la puerta al fondo.

Asentí sin prestarle mucha atención, comenzamos a caminar hacia la puerta de la oficina cuando uno de los guardianes de Kim detuvo a Junhoe y Jinhwan.

-¿A dónde creen que van? –Preguntó colocándose frente a ellos–. El Señor Kim solo pidió ver a...

-Si no vienen conmigo, yo no cruzaré esa puerta –Amenacé, frío.

El hombre gigante sólo chasqueó la lengua y se movió de lugar. Sonreí burlón.

-Has hecho bien, Carl –Me dirigí al gigante mientras palmeaba su brazo–. Tomaste una buena decisión.

El hombre bufó molesto pero no dijo nada. Seguimos nuestro camino por un largo pasillo. 

-¿Carl? –Me preguntó Jinhwan confundido mientras avanzábamos– ¿Conoces al gigante?

Negué divertido y Jinhwan frunció el ceño.

-Ese es su nombre ahora –Me encogí de hombros.

Me paré frente a la puerta de la oficina de Kim y antes de entrar al lugar, borré todo rastro de sonrisa en mi rostro y lo remplacé por mi rostro inexpresivo.

Entre sin tocar y ahí estaba aquel hombre sentando en esa vieja silla frente al gran escritorio de madera. Un hombre mayor, de tez bronceada, cabello negro y una sonrisa petulante. Se creía tan superior a mí y siendo la realidad que con sólo el chasquido de mis dedos, lo tengo suplicando de rodillas.

Tomé asiento en la silla que estaba frente a él, mirándole inexpresivo. Su mirada se posó en Jinhwan y Junhoe que se encontraban parados detrás de mí. Alzó una ceja.

-Veo que trajiste a tus perras –Carcajeó–. Signo número uno de debilidad.

Volvió a carcajear mientras se recargaba mejor en la silla. Sonreí socarronamente.

-Esa es la razón de porque tienes tantas perras, entonces –Me burlé. Su risa se apagó y ahora me miraba serio–. No tientes al destino, Kim –Continué–. Habla ahora. Tengo mejores cosas que hacer que arriesgar a mis chicos.

Su mirada cambió. Ya no era la del aquel idiota arrogante que algún día le costará su cabeza, ahora se veía asustado, preocupado.

-Necesitó tu ayuda –Habló nervioso mientras pasaba una mano por su cabello.

-Eso ya lo sé –Rodé los ojos–. La pregunta es ¿para qué?

Kim comenzó a buscar entre los cajones de su escritorio hasta que de pronto encontró una fotografía, la colocó en el escritorio, frente a mí.

-Tengo un hijo –Comenzó– y necesito tu protección para mi familia –Revolvió su cabello nuevamente, nervioso–. Tengo una deuda grandísima y....

-¿A quién? –Pregunté interrumpiéndole.

Su mirada era de confusión total, rodé los ojos.

-¿A quién le debes dinero? –Pregunté perdiendo la paciencia.

-Ming Hao.

Callé unos segundos y Kim sólo me miraba nervioso.

-Estás jodido hasta la mierda –Puntualicé.

-Eso lo sé –Calló unos segundos–. Es por eso que estoy pidiendo tu ayuda –Continuó–, sé que tú puedes mantener a Ming Hao alejado porque tú tienes mucho dinero y...

-No voy a pagar tu deuda para salvar tu culo –Escupí con veneno–. Ya es hora de que te hagas responsable por tus actos ¿no crees?

Me levanté y comencé a caminar para irme, me coloqué frente a la puerta y antes de abrirla su voz me detuvo.

-Quieren a mi hijo –Habló en un hilo de voz–. No pido que pagues mi deuda, sólo quiero tu protección.

Dudé unos segundos y suspiré pesadamente. Definitivamente Kim me iba a costar la vida.

-Protección es lo único que obtendrás de mí –Me giré hacia Kim y le miré molesto–. Si intentas algún truco sucio –Me acerqué hacia él y le tomé por el cuello de la camisa–, ten por seguro que yo mismo me encargaré de aniquilarte sin dejar rastro de que siquiera exististe.

Asintió de inmediato y yo lo solté de forma brusca.

-Quiero toda la información de él –Le dije volviéndome a sentar– y cuando digo toda, me refiero a toda.

Asintió frenéticamente y comenzó rebuscar cosas en su escritorio y sus cajones. Me entregó unos papeles y yo le miré alzando una ceja.

-Aquí está todo –Señaló los papeles en mis manos–. Todo lo que necesites saber, sólo mantenlo a salvo.

-Ese es mi trabajo.

Me levanté de mi asiento y sin siquiera esperar respuesta de su parte, salí del lugar. Los chicos caminaban detrás de mí.

Salimos del almacén y nos montamos en el auto.

-Parece que vamos a jugar –Sonrió Junhoe mientras conducía.

Asentí despacio revisando los papeles que me fueron entregados.

-Llamen a los chicos –Ordené sin despegar la vista de los papeles–. Reunión en 20 minutos –Sonreí–. Vamos a jugar.


My destiny - Double B (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora