Capítulo 8: La fria mano de la soledad

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Sin sudar, sin temblar, sin nada anormal me despierto, calmada sobre mi cama, me refriego los ojos, tomo mi celular y veo la hora, 03:10 a.m. Me tomo la cabeza, siento un fuerte dolor, me deja algo aturdida y mareada, de a poco comienzo a sentarme, abro los ojos despacio, mi sensación de calma desapareció por completo, con evidente miedo alzo la mirada hasta fijarla a los pies de mi cama. Dos niños un chico y una chica, estan parados allí, vestidos con trajes que supuestamente son blancos pero estan sucios, muy sucios, enlodados los dos, sus cabelleras eran negras al igual que sus ojos, la piel tan palida de ambos los hacia ver aun mas sucios. Comienzan a hablar pero no les entiendo. Una fuerte pestilencia envuelve todo el lugar, me presiono la nariz para no sentir el edor, cierro mis ojos y me sacudo la cabeza, al momento de sentirme mareada me detengo, y al mirar a los sucios chiquillos estos ya no estan.

- Buscas atormentarme para no rechazarte eh? - hablo molesta y a diferentes puntos de mi habitacion. - Esto no sera asi, quedate con tu inmundo reino, yo no soy y ni quiero ser parte de el.-

al momento de callar, siento un movimiento bajo mi cama, con mi torpeza, al ponerme de pie para ver que era, me enredo con mis cobijas cayendo al suelo de manera tan fuerte que quedo inconciente.

Abro mis ojos estoy fuera de una casa enorme, tenia tres pisos, y en su atico una ventana circular, sucia y vieja, que su vista daba al patio trasero, que era el lugar en donde me encontraba. Gire mi cuerpo y mi atencion a mis espaldas, escucho voces, pero esta vez eran alegres. Toda mi familia estaba alli, preparando una larga y elegante mesa. Todos me ven y me sonrien, Mark me hace un gesto para que le ayude con los cubiertos, asenti enseguida y me acercaba a el, pero al momento de tocarle sus manos este se desvanece, todos comienzan a llorar, me intento acercar a cada uno pero ocurre lo mismo, hasta que finalmente los que quedaban se reunen alrededor de la fogata que tenian, les extiendo mi mano con angustia y lagrimas en mis ojos por no entender que sucedia, pero al momento de hacer esto, una vez mas se desvanecen frente a mi, como el humo de un cigarrillo. Me encontraba sola y desesperada, seco las lagrimas que comienzan a resbalar por mis mejillas, levant mi cabeza mirando al cielo, hasta que comienzo a bajarla y me quedo mirando aquella vieja ventana circular, y alli estaba el, observando cada movimiento que hacia, pareciendo disfrutar de mi tristeza...

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