V.

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Valentía. Me encantaría poder considerarme alguien valiente.
Pero creo que hacer algo arriesgado en un sexto o séptimo intento ya no lo haces por valentía, si no por necesidad.
No creo que sea de valiente, habiendo sido cobarde tantas veces antes.
Pero esa sensación.
Cuando sientes que se para el tiempo, no se sabes dónde estás, no sabes si lo que estás haciendo real.
Si lo que ves, lo que sientes, está ocurriendo.
Tu voz, eco. Tu mirada, ausente.
Y luego, esas mariposas en el estomago, en el pecho, en la garganta, esas ganas de gritar lo he hecho.
De que te dé igual lo que pase después porque esa felicidad no tiene límites, porque pocas cosas son capaces de amargarte.
Realmente, que hay mejor que sentirse fuerte, completa.
Que hay mejor que sentir el más profundo amor hacia ti misma.
De quererte con locura y aceptar que lo has hecho bien y que si algo acaba mal por una vez no es culpa tuya.
De que nunca más vas comerte el coco por tonterías, aún sabiendo que esto lo dices hoy y mañana ya estás rayada.
Pero hoy es hoy, y si hoy me quiero, me admiro, me amo.
Que mañana venga lluvia y si puedo saco el paraguas y si no me mojo, pero mejor sol y luego lluvia, que estar nublado todo el tiempo.

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