Me levanté en la fría cama del hotel. Con mi amiga Andrea en la cama de al lado. Fijé mi mirada en el espejo de en frente mía y después desvíe mis ojos hasta la terraza, donde podía ver el mar.
Suspire. Y volví a suspirar.
Estaba enfadada con Andrea, no me parecía justo que me sacará toda la noche de fiesta y después se quedara tirada en la cama todo el santo día. Mientras yo paseaba solidariamente por la playa.
Me levante, me volví a tumbar. La cama era demasiado grande para mi sola, y ¡eh! no estoy insinuando que quiera meter a alguno a mi cama, solo que me sobraba cama.
Después de un rato peleando con mis rayadas mentales decidí levantarme y vestirme para bajar a desayunar. Pasaba de volver a subir para coger las cosas de playa, y pensé «voy a cogerlas ahora y así no tengo que volver a subir» pero no me apetecía bajarme todo, o sea, que opté por sólo llevarme solo un gorro y las gafas de sol.
Fui por el largo pasillo donde se encontraba nuestra habitación hasta el ascensor. Pulse el botón y me quedé mirando la llamativa luz roja que rodeaba el botón del ascensor.
Me sorprendió bastante la persona que apareció por mi izquierda.
-Buenos días Olivia-Dijo Rubén con esa sonrisa tan... representativa suya.
-Buenos días Rubén.
Me sorprendí a mi misma, nunca me acordaba de los nombres de la gente, y me tuve que acordar del suyo.
Creo que me volví a quedar embobada mirando su sonrisa, me encanta a su sonrisa.
Sonó el peculiar pitido del ascensor de "he llegado, metete" y le hice caso al ascensor y a sus sonidos.
Rubén y yo entramos a la vez, sin rozarnos, dado que la puerta era muy grande.
Lleve mi dedo índice hasta el botón de la planta baja y Rubén hizo lo mismo, entonces nuestros dos dedos chocaron el suyo encima del mío.. Me estremecí ante ese mínimo contacto físico, baje la cabeza y no pude ver la reacción de Rubén, pero seguro que puso esa sonrisita.
Me incomodaba su presencia intentaría no volvermelo a encontrar.
-¿Has venido sola?-me pregunto para mi sorpresa o no tan sorpresa.
-No, he venido con una amiga, somos de... - Me quede callada al ver que estaba soltando demasiada información.
Rubén sonrió.
-¿¿De...??-No espero mucho para seguir hablando-Yo también he venido con un amigo, somos de Madrid. Pero se ha quedado durmiendo...
Sonreí, no pude evitarlo.
El ascensor se abrió y volvimos a salir, esta vez, yo primero.
-¿Querrías desayunar conmigo?-me dijo como su me estuviera haciendo una preposición de matrimonio.
-Yo...
-Venga, por favor...
Obviamente le di una respuesta.
-Bueno, vale...
Sonrió. Y otra vez mi cabeza me traicionó volviéndose a quedar en trance al ver aquella sonrisa y aquellos ojos, hoy más verdes que ayer.
Entramos los dos por la puerta de la cafetería, era enorme, aquí todo era enorme.
Me dirigí hacia una mesita para dos que había al lado de la ventana, y Rubén me siguió.
Nos sentamos. No iba a ser el desayuno más cómodo del mundo, pero tampoco es que me importara desayunar con él. Mi objetivo era no quedarme cada dos por tres en una nube llena de sonrisitas y ojos medio marrones medio verdes.
-Y... ¿No me vas a contar de donde vienes?- me dijo mirando la carta de los desayunos.
Sonreí, era inevitable, lo siento Olivia interior.
-Vengo de Santillana del Mar en Cantabria.-Conteste decidida
-Um el Norte de España eh.
Asentí con la cabeza y cogí otra carta de desayunos.
Miraba la carta mientras me mordía el labio para no levantar la vista y ver esos ojos y esa sonrisa otra vez.
Por suerte, el camarero interrumpió mis pensamientos.
-¿Que van a pedir?
Rubén se lanzó ha hablar.
-Un colacao y... Unos cereales.
Reí, y me miro sonriendo. Quería hacer una broma tipo "El desayuno infantil no está incluido en el menú" pero opté por pedir yo también lo mismo.
El camarero se llevó las cartas y yo mire por el gran ventanal que teníamos al lado. Podía ver que era día de olas.
-No quiero incomodarte con mil preguntas-Soltó el chico.
Le mire con una sonrisa torcida.
-Te haré yo una ¿De acuerdo?-pregunte segura.
-Elige bien- Dijo con un tono sarcástico.
Pensé y no se me ocurrió nada mejor.
-¿Cuál es tu color favorito?
Soltó una carcajada y volví a aquella nube con una categoría añadida "su risa"
-¿No se te ocurrió nada mejor?- Dijo el chico mirándome fijamente-Te contestaré. Es el verde.
Sonreí. No era la mejor pregunta ni la más interesante del mundo. Pero es lo que hay.
-El verde es un color muy bonito.-Añadí viendo como venía el camarero.
Nos dejó el colacao y los cereales encima de la mesa. Pero los dos nos quedamos mirándonos fijamente.
-Tienes unos ojos muy bonitos-Solté sin pensármelo dos veces.
Sonrió. Mi nube, se estaba convirtiendo en mi mayor zona de confort.
-Tu también.
Los dos empezamos a desayunar, sin mirarnos apenas.
-He visto que te quedas a ver el atardecer, es bonito, y más aquí ¿verdad?-dijo el chico.
-Sí. Es muy bonito, me gusta mucho, me relaja y me despeja.
Me sonrió y le dio un sorbo a su colacao sin quitar los ojos de encima mía, eso sí.
-¿Podría quedarme a verlo contigo?-Pregunto con el tono de preposición de matrimonio de antes.
Me sorprendió, me gustaba verlo sola, sin nadie.
-Me gusta verlo sola.
-Te prometo que no te molestare, de verdad-Dijo poniendo cara de súplica.
-Es que... -Suspire-Sí puedes.
No hablamos en todo lo que quedo de desayuno.
Cuando terminamos, ambos salimos al pequeño balcón, Rubén se colocó detrás mía.
-El atardecer es demasiado bonito para verlo sola.
Sentí como el cálido aliento de Rubén se poso en mi cuello al decir esas palabras y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, dejándome en una sensación inexplicablemente genial.
ESTÁS LEYENDO
Love Somebody {rdg} #PremiosRubencio
FanfictionOlivia siempre se quedaba a ver el atardecer en la playa de "La Palmerina" hasta que un día Rubén quiso acompañarla... -Créditos de portada a una amiga genial <3