Capítulo 4

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Dicen que los mejores momentos son los que disfrutamos con las personas más especiales.
Pues uno de los momentos más especiales lo acababa de vivir con un completo desconocido.
Seguía sin saber nada sobre él. Pero cuando estaba a su lado no me hacía falta saber nada.
Deberías preguntarle su edad, de donde viene o a que se dedica. Pero cuando estoy con él todos estos pensamientos razonables se van a la mierda como si nunca hubieran existido.
No me debía encariñar con él nada, porque ni si quiera se que quiere de mi, no se porque ese interés de acompañarme en mi momento más especial ¿Por que lo hace?

No debería pensar más en él, olvidarme y ya está.
Claro, que si no hubiera quedado con él y su amigo dentro de treinta minutos, sería más fácil olvidarme de él.
«él, él, él »

Bajamos. Nos presentamos y fuimos a un pueblo. El sitio donde estábamos era tranquilo peto luego a unos kilómetros teníamos la fiesta padre.

Después de andar un rato. Levante la mirada y me fijé en Rubén. Guapo, sí, es muy guapo.

Me fijé en él, era como una luz deslumbrante que cuando la miras no te deja ver nada más. Y como el ser humano es idiota, tiene la tentación de mirar esa luz todo el rato. Pero como yo soy más idiota aún, no podía dejar de mirarla. Poco a poco me iba dejando ciega.

Luego me fijé en un gran detalle, tenía los ojos muy rojos, lo que me tocó bastante.

—¿Estas bien? Tienes los ojos muy rojos.—Dije preocupada
Rubén me sonrió.
—Sí, no te preocupes.

Andamos un poco más y le estuve dando vueltas a el color rojizos de los ojos de Rubén ¿Por que los tendría así? Mi mente no dejaba de darle mil vueltas a cosas relacionadas con Rubén.

«Rubén, Rubén, Rubén»

Y el mismísimo Rubén me agarró la mano sacandome de mis pensamientos y me llevo hasta un sitio apartado donde se podían ver a la perfección las estrellas.
Era peligroso, había  muchas rocas. Y no tardé en notar como me agarró de la cintura y tampoco tardo en aparecer un escalofrío que se recorrió todo mi cuerpo en menos de dos segundos dejándome una extraña sensación.
—¿Ves las estrellas? Son muy bonitas—Dijo con un tono calmado.
—Sí, son preciosas—Dije mirándola embobada.
El escalofrío volvió con más potencias al notar la cálida respiración de Rubén sobre mi cuello y sus labios rozando mi oreja.
—Cuando te vi... —Toda mi atención recayó sobre él—Me sentí como si la estrella que más brilla de todas estuviera delante mía y fuera a iluminarme para el resto de mis días.
Los ojos se me llenaron de lágrimas y no se si Rubén pudo ver lo rojas que quedaron mis mejillas.
Sonrió con su cara pegada a la mía, no lo vi, pero sé que sonrió.
—Eso es tan bonito... —Dije emocionada.
Volvieron las ganas de querer parar el tiempo para siempre, como un fuerte deseo, es lo que más deseaba del mundo.
Nos quedamos mirando las estrellas un rato más.
Típica escena romántica de las películas.
Pero yo no conseguía aclarar mis sentimientos.
—Tengo 26 años, mi nombre completo es Rubén Doblas Gundersen, mi madre es Noruega y trabajo en el bar de un amigo de camarero.—Dijo de tirón.
Sonreí y le miré. Entonces sentí como si lo que había hecho antes de conocerle no había tenido ningún sentido...

🌊💕

Bueno, nuevo capitulillo, creo que ya hemos llegado a las 50 visualizaciones!!

Solo gracias.

Um me gustaría que hubiera más estrellitas porque si no, tendré que matar a un pokemon :(

Jeje

Gracias y gracias.
Nos vemos más tardeee

Love Somebody {rdg} #PremiosRubencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora