Anden 9 3/4

750 39 4
                                    

Tio Vernon nos a traido a la estación, claro que no lo hacia de buena manera, si no porque le tenía miedo a Hagrid.

-Qué forma curiosa de ir a una escuela de magos, en tren. ¿Las
alfombras mágicas estarán todas pinchadas? -¿Y dónde queda ese colegio, de todos modos?

-No lo sabemos -dijo Harry; es cierto no tenemos idea de donde queda Hogwarts. Sacó del bolsillo los billetes que Hagrid nos habia dado-Tenemos que coger el tren que sale del andén nueve y tres cuartos, a las once de la mañana -leyó.

Sus tíos lo miraron asombrados.

-¿Andén qué?

-Nueve y tres cuartos. -dije yo.

-No digan estupideces -dijo tío Vernon-No hay ningún andén nueve y tres cuartos.

-Eso dice el billete. -contesté con frialdad.

-Equivocados -dijo tío Vernon-. Totalmente locos, todos ellos. Ya lo
verán.Esperen. Muy bien, te llevaremos a King Cross. De todos modos,
tenemos que ir a Londres mañana. Si no, no me molestaría.

-¿Por qué vais a Londres? -Preguntó Harry

-Llevamos a Dudley al hospital -gruñó tío Vernon-. Para que le quiten esa maldita cola antes de que vaya a Smeltings.

A la mañana siguiente, nos despertamos a las cinco, tan emocionados e ilusionado que no pudo volver a dormir.Nos cambiamos normal ya que no iriamos con la tunica por todos lados. Miramos otra vez la lista de Hogwarts para estar seguros de que teníamos todo lo necesario,Harry se ocupó de meter a Hedwig y yo a Cold en su jaula y luego nos paseamos por la habitación, esperando que los Dursley se levantaran. Dos horas más tarde, nuestros pesados baules estaban cargado en el coche de los Dursley y tía Petunia había hecho que Dudley se sentara con nosotros para poder marcharnos.

Llegamos a King Cross a las diez y media. Tío Vernon cargó los baules en un carrito cada uno y los llevó por la estación.Tío Vernon se detuvo, mirando los andenes con una sonrisa perversa.

-Bueno, aquí están. Adén nueve, andén diez... Su andén
debería estar en el medio, pero parece que aún no lo han construido, ¿no? Tenía razón, por supuesto. Había un gran número nueve, de plástico, sobre un andén, un número diez sobre el otro y, en el medio, nada.

-Que tengan un buen curso -dijo tío Vernon con una sonrisa aún más
En aquel momento, un grupo de gente pasó por nuestro lado y capte unas pocas palabras.

-... lleno de muggles, por supuesto... - La que hablaba era una mujer regordeta, que se dirigía a cuatro muchachos, todos con pelo de llameante color rojo. Nos hacercamos a escuchar lo que decían.

-Y ahora, ¿cuál es el número del andén? -dijo la madre.

-¡Nueve y tres cuartos! -dijo la voz aguda de una niña, también pelirroja, que iba de la mano de la madre-. Mamá, ¿no puedo ir...?

-No tienes edad suficiente, Ginny Ahora estáte quieta. Muy bien, Percy, tú primero. El que parecía el mayor de los chicos se dirigió hacia los andenes nueve y diez. Observabamos, procurando no parpadear para no perdernos nada. Pero justo cuando el muchacho llegó a la división de los dos andenes, una larga caravana de turistas pasó frente a él y, cuando se alejaron, el muchacho había desaparecido.

-Fred, eres el siguiente -dijo la mujer regordeta.

-No soy Fred, soy George -dijo el muchacho-. ¿De veras, mujer,
puedes llamarte nuestra madre? ¿No te das cuenta de que yo soy George?

-Lo siento, George, cariño.

-Estaba bromeando, soy Fred -dijo el muchacho, y se alejó. Debió
pasar, porque un segundo más tarde ya no estaba. Pero ¿cómo lo había hecho? Su hermano gemelo fue tras él: el tercer hermano iba rápidamente hacia la taquilla (estaba casi allí) y luego, súbitamente, no estaba en ninguna parte. No había nadie más.

Todos Cambian (Draco Malfoy Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora