un Maracaná

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Y era verdad lo que decían de ese túnel con banderas en lugar de luces
y algo de cierto tenían esas palabras que contaban historias de helicópteros sobre estadios
y no mentían esos labios apretados y esa garganta rota
contaban de focos iluminando diez mil atletas, como si estos nunca hubieran conocido oscuridad
y advertían que un Maracaná encendido podría emocionar a cualquiera
quizá era verdad que la llama calienta el pecho, o más adentro todavía
y despierta el alma
y lloran los sueños
y a los sueños no les gusta llorar solos, por eso siempre hay unos ojos para acompañarlos
Pueden ser reales esos cuentos de cuna que ilusionan a los niños diciendo que los sueños se hacen realidad.

Quizá no mentían esos labios...
y hoy después de cincuenta mil brazadas y unos cuantos pasos por la gloria me doy cuenta que era verdad lo que decían.
Por eso sin cuenta y mil brazadas más vamos a dar para que Bolivia vuelva a creer en los cuentos infantiles, para que vuelva a creer que los sueños son para cumplirse.

Si me preguntan como me sentí hoy?
Yo les digo... me sentí diez millones

Sin títuloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora