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Lucas  al  fin entró.  Marcos  estaba  nervioso.  No sabía  qué  es  lo que  le  esperaba.  Lucas  se  sentó y comenzó  a  hablar:

-¿Es  cierto que  estando  en coma  se  oye  lo  que  os  decimos?  Quiero  decir... ¿me  oíste  contarte  algo? -preguntó Lucas.

- No lo  sé. No recuerdo oírte, solo a  David  -contestó en  un susurro.

-Que  pena. Porque  te  dije  muchas  cosas.

Marcos  se  giró aún más  terminando  por darle  la  espalda  a  Lucas.

-En esa  última  hoja  de  tu libreta...creí  que  era  una  de  tus  razones  para  hacer esto.  Cuando terminamos  de  leerla,  el  doctor nos  dijo lo  de  tu transfusión  y me  ofrecí  a  hacerme  las  pruebas  y por suerte  era  compatible.  Esa  misma  noche  te  hicieron la  primera  y una  más  cada  día.  Me  han dejado prácticamente  seco -intentó bromear.

Marcos  seguía  sin moverse  pero escuchaba  atentamente.

-Tu hermana  está  en  camino.  La  llamé  para  decirle  lo que  había  pasado. Ella  dijo que  creía  que alguna  vez  iba  a  pasar esto. Luego  me  insultó -rió.

A Marcos  le  extrañó mucho  que  su hermana  le  insultara  y se  giró  para  darle  la  cara  por primera  vez.

-¿Por qué  lo hizo?

-Le  dije  lo  que  ponía  en  tu libreta.  Todo. Después  de  insultarme  me  pidió  disculpas  y finalmente  nos reímos  como  idiotas. Me  cae  bien.

-Ah. Eh...

-Una  cosa  más. No quiero que  vuelvas  a  hacer algo  así. No nos  ocultes  nada.  Cuéntanos  lo que  te pasa. Sigue  yendo  al  psicólogo.  Habla  con tu  hermana.  Te  ayudaremos  a  encontrar  otro trabajo.  Te demostraremos  que  puedes  confiar en nosotros  y... -de  repente  se  calló.

-¿Y?  -le  instó Marcos.

-Ya  no veo a  esa  chica.

-Yo... ¿es  por mi  culpa?  -preguntó  Marcos.

-No, sí, quiero decir  no. Es  que... argg -dijo pasándose  las  manos  por la  cara.

-Lucas...

-Me  gustas.  Desde  hace  tiempo y...  tenía  miedo  de  decírtelo.  Eras  mi  mejor  amigo y yo... -alzó la vista  para  mirarlo directamente  a  los  ojos  -quiero  que  lo intentemos.

Marcos  sonrió.

-Por supuesto.

-Ahora  nuestras  vidas  van a  mejorar. Juntos  lo lograremos.  Tú y yo.  Nosotros  y los  chicos. Somos una  familia  y siempre  estaremos  unidos  -dijo agarrándole  la  mano  y sonriéndole.

Les  esperaba  una  nueva  vida  lejos  de  todos  esos  aspectos  negativos  de  su vida. Esto  no había  hecho más  que  empezar.

AdiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora