— Yo...Lo... Lo siento, no lo sabía... — Me intenté disculpar.
— No importa, a veces pienso que no lo llegué a conocer del todo.
— Te entiendo... — Baje la mirada y observe los licores — Bueno, has dicho que venias a olvidar a base de alcohol, no? ¿Qué te pongo?
— Hagamos algo — Dijo tras pensar un buen rato — Si cuando termine la noche has hecho que olvide, te llevarás una gran recompensa, si no, tendrás que hacer algo por mi.
— Mmm... — Pensé — ¿De que recompensa estamos hablando? — Él enmarcó una ceja y continué, me estaba intimidando — ¡No hagas eso! Solo quiero ver si vale la pena apostar, ya que lo veo complicado, no quedan más que 35 minutos para las 12.
— Bien — Dijo sonriendo — ¿Cuando acaba tu turno?
— A las 4 de la mañana — Respondí sin comprender su pregunta.
— Entonces alargo tu plazo para hacerme olvidar hasta que tu turno acabe y... Para hacerlo más interesante... — Rebuscó en sus vaqueros hasta sacar su cartera y dejar 50€ en la mesa — Si ganas, te daré este billete.
— ¿Para alcohol? Eso es mucho alcohol... — Tartamudeé.
— No, esto será tu propina — Sacó otro billete esta vez de 100€ — Esto si consigues, de verdad, hacerme olvidar. Y el alcohol que bebamos lo pagaré aparte.
— ¿Bebamos? Estás loco si piensas que voy a beber contigo, Dylan. No te conozco — Aclaré sin dejar de mirar el billete de 100€.
— Bueno, supongo que al final de la apuesta me conocerás — Sonrió cogiendo mi mano y entregándome el billete de 50€.
Lo cogí sin pensarlo y lo guardé en mi sujetador. Desde siempre lo había querido hacer pero estába claro que quedaba mucho mejor con un billete de 50. Estaba deseando hacerlo con el de 100. Le guiñé un ojo y me gire hasta posar en la barra 10 vasos de chupito.
— Ahí tienes el camino del olvido, Dyl — Sonreí al ver la cara que puso al oír su apodo.
— Dime que ese es tu amigo gay y no el apodo que acabas de ponerme...
Sonreí y rellené los dos primeros vasos. Le entregué uno y me bebí el otro de un trago, echando la cabeza hacia atrás para que el líquido me quemara la garganta. Arrugué la nariz y le sonreí.Observé detenidamente como me daba una palmadita en el hombro y inclinaba su cabeza imitándome. Observé en su cuello como el líquido bajaba, hasta que me miró y me quitó la botella de licor de la mano, para rellenar otros 4 vasos.
Varias rondas después ya nos habíamos terminado dos botellas de licor, una de ron y ahora estaba preparando un mojito para mi y una cerveza para él.
— Van a dar las dos, Cenicienta — Informó mirando la pantalla de su Ipone de último modelo — Tu tiempo se agota.
Estaba más que asegurado que estaba forrado.
— Cierto, pero creo que si intento correr con estos tacones no solo perderé los zapatos, si no que los pies irán con ellos... — Eso ha sonado tan chistoso que ambos hemos estallado a risas a la vez, o puede que sea a causa del alcohol — Por suerte del destino tengo a un príncipe guapísimo y buenísimo justo al ladito — Dije alargando la última "o". Estaba sentada encime de la barra justo delante de s taburete. Empecé a reír junto a él de nuevo, pero al ver sus ojos azules en los míos me desequilibre y si no llega se por él que estaba sentado delante mío, me hubiera comido el suelo. En vez de eso he caído encima de él y con él he caído del taburete, quedando los dos en el suelo. Dylan sonría en mi mejilla mientras intentaba levantarme. Él me abrazó como acto reflejo y sonreí.
— Capullo deja de sobar a mi trabajadora — Oí que decía Nil.Sentí los brazos fuertes de William en mis caderas, estos me levantaron apartándome de Dylan. William me soltó y entonces levantó a Dylan del suelo, solo que a él no lo soltó.
— Te está molestando, nena? — Preguntó William.
— No, Wil suéltalo... — Suspire al ver su mirada amenazante.
— Ali, no me importa lo putamente rico que sea, si ha intentado algo que tu no querías... Estoy dispuesto a patearle el culo y sacarlo de aquí de una patada — Lo amenazó Nil rascando su barba.
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¿Destino o puro engaño?
Teen FictionAlice, una joven de 23 años, a quien la vida no la ha tratado bien, intenta sobre vivir en la ciudad de Los Angeles trabajando en un bar de noche para mantener a su hija de cinco años. Toda su vida ha sido un verdadero desastre. Desde pequeña solo d...