1 año después.
―No puedo creer que también hayas tenido razón en lo de Starter y Minedore ―soltó Diana, mirando a la pareja de hombres que se tomaban de la mano en medio del centro comercial.
Yo me reí mientras los observaba. Diana y yo estábamos en el centro comercial más cercano a mi casa, un lugar en donde nunca me hubiera imaginado encontrar a los dos profesores en una cita. Era raro verlos juntos, no sé si porque ambos habían sido mis profesores o si porque ambos eran tan distintos entre sí que resultaba raro verlos en pareja.
―Ya sabía que ambos estaban en pareja desde el año pasado ―comenté mientras caminábamos en la dirección contraria a la pareja―, no te lo dije porque sabía que no me ibas a creer si no lo veías con tus propios ojos.
Diana soltó una risita.
―La verdad es que no, no te habría creído. Ya habías tenido razón con lo de Mebel y Donovan, y con lo de Louis, no podía ser que tuvieras razón una tercera vez... Hablando de Mebel y Donovan, ¿escuchaste que se casaron?
Miré a mi mejor amiga atónita.
―¿Y ninguno de los dos nos ha invitado? Que par de desagradecidos.
―Lo sé ―contestó Diana con una carcajada―. Según me he enterado, lo han hecho en secreto. En realidad, no han invitado a nadie.
―Me alegro por ellos ―comenté sin mirarla. En aquel momento pasábamos frente a una de esas tiendas de Sony en la que vendían absolutamente todos los equipos electrónicos de computación más novedosos, y un par de auriculares enormes de esos que estaban de moda en estos momentos me había llamado la atención. Eran de color rojo, mi favorito.
Me paré a observarlos con cariño, sabiendo que eran demasiado caros como para comprarlos. Diana se paró a mi lado y sonrió de medio lado.
―Hemos venido aquí desde hace dos meses y todavía los sigues mirando como la primera vez que los viste. ¿Cuándo vas a comprarlos?
―No tengo el dinero suficiente, Di. Con la facultad de Locución no tengo tiempo para buscarme un trabajo y ganar dinero para comprármelos, y sabes que a mis padres no les gusta eso de dar mesada.
―¿Y de dónde sacan el dinero Jason y Jacob para todas las catapultas y esas cosas que tienen en su habitación? ―preguntó Diana frunciendo el ceño.
Me encogí de hombros mientras comenzaba a caminar hacia la zona de cafeterías, seguida de mi mejor amiga. El estómago me rugía, lo que quería decir que necesitaba un muffin de chocolate.
―La verdad es que no tengo ni idea ―respondí simplemente.
Cuando llegamos a mi cafetería favorita, me dirigí al mostrador para pedir dos muffins de chocolate, que eran los mejores de todo el lugar. Me los sirvieron en una bandeja y fui con Diana a una de las mesas junto a la ventana, que daban a un cielo totalmente azul y despejado.
En un momento, mi mejor amiga sacó una velita de su bolso y la clavó en el que sería mi muffin de chocolate. Pidió a una mesera si no le prestaba un encendedor y encendió la velita. Yo sonreí, mirándola con atención.
―Feliz cumpleaños, Mina ―dijo Diana sonriendo―. Pide un deseo, ya que hoy, 13 de Mayo, todo puede pasar.
Sonreí radiante, me lo pensé un poco, y de un soplo apagué la velita. Obviamente, había pedido unos auriculares rojos.
Luego de un largo día en el centro comercial con Diana intentando decidir qué iba a comprarme como regalo de cumpleaños, ambas volvimos en autobús a mi casa. Diana traía un paquete en las manos que no tenía ni idea de cuándo lo había comprado. Era enorme, con un gran moño rojo encima. Sonreí contenta frente a todas las atenciones que estaba recibiendo hoy. Todos los 13 de Mayo eran así, parecía que toda mi familia y amigos se concentraban solo en mí y trataban de hacerme tan feliz como pudieran. Era tierno de su parte, pero yo ya no podía ser más feliz estando con ellos.
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El chico de mis sueños
Short Story¿Y si te dijera que la frase «He encontrado al chico de mis sueños» en mi caso es literal? TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS NO PERMITO COPIAS NI ADAPTACIONES.