c a p í t u l o 1.

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-¡Jamás!- gritó Matteo -¡No puede ser que siempre pase lo mismo!

-Cállate, Matteo- Simón soltó con voz neutra, mientras miraba su celular.

-¡Pero no puedo creerlo!- continuó el menor -¡Se suponía que esta vez Italia ganaría el partido!

-México por lo menos llega a las semifinales...- repuso el mayor, con una sonrisa pícara en el rostro.

Matteo lo miró con cara de pocos amigos, mientras le enseñaba el dedo del medio.

-Mejor mátate- espeto con gracia, antes de levantarse e irse a la cocina.

Simón siguió mensajeándose con su amigo, soltando algunos chistes a través del teclado y reciviendo emojis chistosos por parte del otro chat.

Alguien tocó el timbre, e inmediatamente, ambos hermanos entraron en alerta. Simón, bajó hasta el piso de seguridad y preguntó quien era. Algunos operativos les comunicaron que se trataba de la nueva mucama, que se quede tranquilo porque ya la habían indagado y confiscado a la entrada.

Lo malo de ser un chico con una familia adinerada, es que estás en constante peligro con todo lo que hay en el mundo exterior. Ya que eres el blanco principal de muchas personas enemigas de tus padres.

Subió corriendo las escaleras, y decidió ir por Matteo, pero no fue eso lo que captó su atención.

Había una chica allí. De unos 16 años. Con el cabello largo, moreno y ondulado. Estaba hablando con Matteo, y a los segundos dedujo que era Mexicana.

Sus pupilas se dilataron y la escanearon con lentitud. Era hermosa, pero era una mucama. Sus padres ni en la otra vida dejarían que entablara siquiera una conversación con ella.

-¡Simón!- exclamó Matteo cuando notó su presencia -¡Ven! -se dio la vuelta hasta la chica -Él es mi bro, Simón.

Ella le sonrió con amplitud.

-Hola, me llamo Roxanne, pero dime Rox.

-Eso está bien. La ropa que tienes que usar está en el cuarto de empleados- soltó Simón, seco -Empieza por los cuartos de arriba, y luego termina aquí.

La sonrisa de aquella chica se esfumó, hasta parecía un tato dolida. Pero, de todas maneras asintió y se fue.

-¿Qué mierda te pasa?- Matteo le espetó -¿Por qué la tratas así?

-Papá nunca nos dejó establecer vínculos con el personal- contestó simple -Si lo haces, te matará y te enviará a la casa del tío Homar, lo sabes.

Matteo apretó la mandíbula. Odiaba cuando Simón se comportaba como un patán sólo para ser el orgullo de sus padres.

-Eso no justifica tu falta de cortesía ante la gente que viene a trabajar acá- replicó el menor con violencia -Tener dinero no te da derecho para tratar a la gente como se te cante el orto, que te quede claro.

Sin decir nada más, desapareció por las escaleras.

_____

Era la hora de cenar, y sorprendentemente, sus padres se encontraban para la comida. Roberto, el papá de ambos, miraba el celular con el ceño fruncido, y Sharon, su mamá, estaba en la misma.

Trajeron la comida y los celulares fueron bloqueados por ambos padres. Simón y Matteo bajaron las escaleras empujándose y riéndose. Pero, al ver a sus padres, quedaron serios como un papel.

-Chicos- Sharon los reprimió -¿Esa es la forma de bajar las escaleras?

-Perdón, no volverá a suceder- Simón se adelantó.

-Tampoco es tan malo, es decir, somos adolescent...- la expresión desencajada de su madre hizo que se callara la boca.

Ambos hermanos se sentaron en la mesa, y se dispusieron a comer. El ambiente era tenso y silencioso, al igual que siempre que estaban presentes sus padres.

-¿Cómo les fue hoy?- preguntó su padre.

-Muy bien, aprobé los exámenes finales- Simón dijo, con aire de suficiencia.

-Es como tiene que ser- le contestó su padre- ¿Y a ti, Matteo? ¿Aprobaste?

-Sí- dijo este, jugando con la pasta en su plato- Apruebo casi todos. El último estuvo difícil y me costó mucho.

Sharon se limpió la boca con delicadeza.

-¿Qué estás esperando para ponerte a estudiar, entonces?

Matteo la miró como si se tratase de una broma.

-Los próximos exámenes son dentro de dos meces- replicó, siendo algo obvio.

-No me interesa- soltó Sharon- Si querés ser excelente, tenés que ponerle ganas y anticipación a tus deberes.

-Pero hay cosas que...

-No me contradigas, no seas irrespetuoso, sabes que no tolero las excusas.

Matteo observó a Simón con una expresión de ayuda, pero este sólo bajó la mirada hacia su plato de nuevo.

-Me voy, no tengo hambre- espetó Matteo y se levantó abruptamente de la mesa, dandole una última mirada furibunda a Simón.

En el camino a su habitación, se chocó con Luna, quien le sonrió con dulzura.

-¿Estás bien?- le preguntó ella-Parece que viste una masacre.

Matteo sonrió.

-Problemas de padres- explicó.

-Es mejor tener problemas con los padres, que no tener padres.

Toda la sangre se drenó de su rostro.

-Perdona, de veras, no sabía...

-No pasa nada- Luna lo cortó -Ni siquiera llegué a conocerlos.

Matteo asintió, pero vio como algunas lágrimas se agolpaban en los ojos de aquella chica. Y sintió ganas de abrazarla, de decirle cualquier cosa con tal de no ver esa expresión triste en su rostro.

Sin decir nada más, ella se fue, dejándolo solo, y con un enorme cargo de conciencia.

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HO HO HO LA LALALALALALALA. ahre

El primer capítulo con mucho Lutteo e.e, ya se va a venir Lumon cálmence jejejeje.

Se retira: camilunchis.

Mafia Valente. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora