cap. 29

31 7 0
                                    

Despierto con el cuerpo adolorido y los ojos hinchados.
Me levanto mientras reviso la hora en mi móvil y luego voy al baño.
Al mirarme en el espejo no veo a la Alice pálida y seria de siempre.
Me había prometido jamás ser débil y ahora aquí estoy con los ojos hinchados por un muchacho que cambió mi vida.
Esto no puede ser peor...
..................................................
Al llegar al hospital voy a la habitación de Jhon y lo primero que veo es a la señora Yates llorando.
Señora Yates - susurro.
Alice... - se gira para verme dándome un abrazo.
Qué pasó -
Está peor, su cuerpo no acepta nada y le cuesta respirar...-
Se echa a llorar sobre mi hombro mientras yo hago lo mismo.
Señora Yates el doctor Ricardo quiere hablar con usted - llama la enfermera.
Puedes cuidar de el en lo que regreso? - pregunta.
Lo haré - se va y yo entro a la habitación viendo a Jhon tan dormido como ayer.
Jhon, despierta - susurro.
Tienes que despertar- las lágrimas empiezan a caer por mis mejillas mientras tomo su mano.
Si despiertas sonreiré todos los días para ti. No es eso lo que querías? - mis lágrimas no paran.
Tu le diste a mi vida un toque de esperanza, no puedes simplemente irte así. Despierta y recupérate por tu madre. Ella está llorando mucho por ti y yo, yo también lo estoy haciendo. Se supone que debes hacer que sonría, no que llore... -
Mis lágrimas no paran, por favor despierta Jhon.
Lo miro un instante y entonces me agacho y deposito un corto beso sobre sus labios dormidos. Son suaves pero fríos, ojalá estuviera despierto para ver esto.
Creo que me gustas Jhon... - susurro juntando mi frente con la suya.
Por favor tienes que despertar... -
Alice... - llaman de pronto y mis lágrimas se detienen.
Me giro para ver a la señora Yates quien no para de llorar.
Señora Yates, lo siento mucho - hablo avergonzada. Como pude hacer eso...
Lo que le dijiste. Es enserio? - se acerca a mi y no puedo evitar ponerme roja un instante.
Es cierto, lo siento... - bajo la cabeza y entonces siento sus suaves manos sobre las mías.
Cariño... - y entonces me vuelve a abrazar dejándome confundida. Creí que se molestaría por haber dicho y echo aquello pero no...

ESCRIBIENDO DESDE EL CORAZÓN. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora