Capítulo 3

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-Ten mas cuidado para la próxima pequeña, ¿te encuentras bien?- Me dijo mientras puso sus manos en mis hombros. Al tocarme senti la famosa fuente de mariposas, no solo en mi estomago si no en todo el cuerpo.

Di un espabilon como queriendo despertar, y recorde que tenia que parecer normal.

Todo este tiempo me habia estado dando mala vida por no ser como las chicas con las que el frecuenta, sin embargo, allí estaba yo de pie frente ESA persona.

-Si, no te preocupes, solo me duele algo el pie, pero esta bien.

-Ya yo voy saliendo, si quieres te dejo en tu casa.

-Por mi esta bien.

Se que debio haberse dado cuenta de mis nervios al hablar, por lo tanto traté de mencionar la menor cantidad de palabras posibles.

-Y tu amiga Paula, ¿quiere que la deje ooo..-Justo en esos momentos Paula se acercó y escuchó. Nos miramos.

-No no, gracias yo vivo aqui a unas cuantas casas-Respondio Paula.

-Esta bien.-Dijo Ricardo sin insistir mientras jugaba con las llaves del carro en sus manos.

No se en que estaba pensando, no sabia cuales eran sus intensiones, pero era una oportunidad que no iba a dejar pasar. Llegamos a donde estaba parqueada la camioneta y me sente de copiloto, sin duda esa camioneta me hacia sentir mas pequeña de lo normal, le di mi direccion y al instante subio el volumen de la musica, en el camino lo mire de reojo y pense en lo bien que se veia serio y lo bien que se veian sus brazos al volante. Tenia 3 lunares 2 en el cuello y uno mas cerca de su rostro. Durante todo el recorrido senti que volaba, que volaba junto un angel, pero un angel que podria ser un demonio para mi.

llegamos a mi casa sin perdida, desabroché mi cinturón lo mire como si no me importara y dije "gracias", al instante senti que me tomó del brazo y dijo:

-Espera, no te puedes ir sin darme tu numero.- dijo sonriente. Yo le regrese la sonrisa y acepte.

Fueron esas palabras las que marcaron el comienzo de una nueva historia en mi vida.

Entré a mi casa como si nada sin avisar, pude escuchar a mis papas gritarse una y otra vez, pero estaba tan feliz que eso ya no lograba afectarme en lo mas minimo, la idea de que Ricardo Martinez tenga mi numero y alguna vez me fuera a llamar me daban escalofrios.

Llegue a mi cuarto y me mire en el espejo tratando de ver como Ricardo me habia visto, sin duda estaba espantosa pero no le di rienda suelta al asunto y me acoste a dormir, trate de pensar en el lo menos posible, mi mente sabia que el no era una perlita en dulce, que el no era un santo y me podria hacer mucho daño si asi se lo propuciese, pero ¿cómo podia yo decirle eso a mi corazon?, tenía que ser inteligente y no enamorarme, o mas bien, dejar de estarlo.

Sola en 4 paredesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora