Apagando el despertador de un manotazo y luchando consigo mismo por despertarse se encontraba Gray, el mago creador de hielo de Fairy Tail.
-En serio ya es de día. Joder- resoplaba mientras se levantaba a trompicones de la cama. Con movimientos torpes consiguió vestirse y salir de la habitación.
-Buenos días Gray-sama- le saludó efusivamente la maga de agua desde la cocina- Juvia ha preparado el desayuno puede venir a tomarlo cuando quiera.
El chico empezaba a recordar poco a poco porque Juvia se encontraba en su casa. La reconstrucción de Fairy Hills aún no había empezado y muchos miembros del gremio habían tenido que alquilar habitación en hostales cercanos para poder pasar la noche. Gray había invitado a Juvia a quedarse con él, ya que llevaban conviviendo juntos varios meses en aquella cabaña en la zona este de Fiore durante su entrenamiento, y no vio inconveniente en que la maga se quedara con él un par de días.
-Buenos días Juvia- dijo mientras bostezaba- tiene una pinta excelente- dijo sentándose a la mesa.
-Muchas gracias Gray-sama, pero Juvia cree que debería de vestirse antes de venir a desayunar- dijo esto muy sonrojada.
-Qué dices, si me he vesti... agg- el mago se dio cuenta de que se había desnudado por el camino inconscientemente, aunque tampoco le dio mayor importancia.
-Juvia va yendo hacia el gremio- dijo mientras salía de la habitación camino de la puerta de la casa.
-De acuerdo, nos vemos allí- le gritó el mago desde la cocina mientras engullía un enorme plato de tortitas con sirope.
Con la mañana bastante entrada el mago de hielo salió a las bulliciosas calles de Magnolia. Todo estaba repleto de gente que paseaba mirando los escaparates de las tiendas, remoloneando entre los puestos ambulantes establecidos en la zona baja de la ciudad mientras los comerciantes anunciaban sus productos a gritos. La casa de Gray se encontraba cerca de la calle de la Platería, un barrio en el que se agrupaba un gremio de plateros a los cuales Gray les había comprado hacía ya tiempo el colgante que siempre llevaba al cuello.
-Buenos días Jefe- saludó efusivamente al maestro platero al verlo limpiando los cristales del establecimiento.
-Buenos días Gray- le respondió con una gran sonrisa llena de entusiasmo- cuando quieras encárganos algo para esa chica tan linda que acaba de salir de tu casa- le dijo picando al chico.
Gray no respondió, simplemente le dirigió una media sonrisa y siguió su camino. No sabía cómo responder a ese tipo de comentarios por lo que simplemente los ignoraba sin darle mayor importancia, o eso intentaba aparentar.
Llegó a la nueva localización del gremio y vio que todos ya estaban empezando con la reconstrucción del mismo. Iba a ponerse manos a la obra justo cuando llegó Gajeel.
-Eh nudista de hielo, Erza te lleva buscando un buen rato, más te vale ir yendo o te arresto por exhibicionismo, gee gee- dijo a la vez que golpeaba la espalda del mago y continuaba transportando una gran pila de troncos.
Gray volvió a percatarse de que había perdido parte de la ropa de camino al gremio, se golpeó la cara maldiciendo las costumbres nudistas que había heredado de su maestra y tomó el camino que llevaba hasta el asentamiento desde el cual la nueva maestra iba dirigiendo la obra, a la vez que controlaba que ninguno empezara a pelear.
Al levantar la cabeza de los papeles que Levy le había pasado, vio a Gray al cual le dirigió una mirada inquisidora y amenazante.
-Buenos días Erza- dijo saludando nerviosamente- Gajeel ha dicho que querías ver...- no pudo acabar la frase ya que la poderosa maga lo estampó contra el suelo.
-Gray, que parte de las obras empiezan a las 6 no entiendes- le dijo autoritariamente a la vez que le aplastaba la cabeza contra el suelo- En fin, levántate tenemos cosas más importantes que hacer, entra rápido no hay tiempo que perder- dijo entrando a la tienda.
Magullado se levantó como pudo e hizo caso de la orden, le extrañaba que solo le hubiera golpeado viendo la cara que Erza tenía, por lo menos se esperaba acabar en el hospital por varias semanas. Al entrar a la tienda Erza le lanzó varios documentos.
-Me lo envió anoche el Consejo Mágico, necesitan ayuda con un caso en la ciudad de Whiterun, al parecer un mago está asesinando civiles y necesitan que alguien lo detenga.
-Un asesino en serie- dijo mientras ojeaba los documentos que le había entregado- no... por las heridas de las víctimas parecen dos.
Los documentos contenían los datos obtenidos de las autopsias además de estar ilustrados con fotos de los cadáveres de hombres y mujeres que habían sufrido dichas heridas. Desgarros, desmembramientos, toda la zona pectoral perforada, marcas de un fuerte agarre... Cinco de los ocho cuerpos presentaban esas lesiones. Los otros tres, eran similares a los cinco primeros, pero a la vez tenían cosas que los hacían diferentes: había varias perforaciones por todo el cuerpo no solo en la zona pectoral, las marcas de agarre era más onduladas y se observaban signos de ensañamientos casi inapreciables, las orejas habían recibido cortes con un utensilio muy fino, los dedos estaban amoratados y sin uñas, signos de tortura, y por último marcas de dedos humanos en la garganta.
Levantó la mirada de aquellas horrorosas imágenes y miró seriamente a Erza.
-Dime, ¿qué opinas?- le preguntó a la vez que se recostaba sobre el sillón.
-Dos asesinos en serie que no están relacionados, uno empezó primero y el otro es un imitador- dijo secamente arrojando los documentos al escritorio, entendió rápidamente lo que Erza quería decirle al enseñarle esos documentos- Primero Avatar y ahora esto- le preguntó irónicamente- Qué le pasa al Consejo, no es capaz de operar por cuenta propia.
-Sabes muy bien lo que ocurre, es difícil conseguir que los magos se pongan de acuerdo y voten a un mismo líder después del asunto de Face- dijo apoyándose en la mesa- Gray sabes que no te lo pediría si no fuera importante.
- Está bien, ¿cuándo salgo?- dijo con resignación y sabiendo que no podía negarse.
-Salís- le corrigió Erza.
-Enm- dijo Gray extrañado, estos eran el tipo de casos que se resolvían discretamente utilizando al menor número de personas posible, al Consejo no le gustaba hacer ver públicamente los casos en los que algún loco que supiera utilizar magia empezaba a asesinar gente, ya que daba una mala imagen de todo el sector mágico y podría ocasionar problemas a los magos con el resto de personas normales.
- Tú y Juvia, los dos vais a ir a Whiterun a coger a ese par- dijo mientras firmaba documentos imposibles de entender.
- ¿Crees que es seguro? ¿No sería mejor que fuera solo?- dijo dudando de su decisión.
- Ya os tuve separados bastante tiempo con todo el tumulto causado por Avatar, no me gustaría que la chispa de vuestro amor se apagase- dijo picando al joven, lo conocía desde hacía muchos años y sabía que no soportaba ese tipo de comentarios aunque este los ignorase.
Gray le lanzó una mirada capaz de achantar al mismísimo Zeref, pero Erza lo ignoró y le dedicó una alegre sonrisa.
-Salís de inmediato, Juvia te espera en la estación- hizo una pausa para beber el té que tenía en la mesita- Yo que tú me daría prisa, el tren sale en diez minutos, a menos que prefieras ir andando.
Después de fulminar con la mirada a Erza salió raudo de la tienda, avanzando a toda prisa por los cimientos del gremio ignorando los comentarios de Natsu, llamándolo Cubito de hielo para provocarle y luchar.
Llegó por los pelos a la estación, todo sudado y sin aliento.
-Gray-sama- le gritó Juvia desde uno de los andenes mientras agitaba la mano para que la viera.
El joven se acercó a ella recobrando poco a poco el aliento.
-Tenga su billete, le ha faltado muy poco el tren ya está aquí- dijo entregándole el billete con una gran sonrisa.
- Gracias- dijo cogiendo el billete y siguiendo a la maga, la cual ya estaba entrando al tren.
Una nueva aventura se avecinaba, para la cual el mago poca ropa llevaba.
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La criatura del bosque-(Gruvia/Gray x Juvia)
FantasyEsta historia se sitúa en el espacio temporal referente al capítulo 438 del manga (contiene pequeños spoilers y es recomendable que al leerla vayas al día con el manga o por lo menos hayas llegado hasta el capítulo indicado) y narra una misión ficti...