La criatura del bosque-(Gruvia/Gray x Juvia)

Capítulo 2- Viaje a Whiterun, desengaño y cambio.

Entraron en el tren y se dirigieron a sus asientos, el poco flujo de viajeros les aseguró que estarían solos en el vagón, lo cual les daba libertad para sentirse más relajados.

Entraron en un vagón de tamaño medio, compuesto por cuatro asientos y espacio para dejar el equipaje. La decoración en este era escasa, recubierto de madera de pino ya que últimamente era el tipo de madera más barata, debido a la sobreexplotación de los bosques orientales de Fiore, por lo demás el vagón tenía una pequeña mesa en la cual había un cenicero y una campanilla para llamar al servicio, nada fuera de lo común sin ningún lujo más allá de los mullidos sillones. Se sentaron cada uno en sillones opuestos para poder tumbarse y descansar, además esto facilitaba la conversación.

Al poco rato Gray cayó en la cuenta de que no había echado nada de equipaje con las prisas del embarque lo cual, teniendo en cuenta su costumbre de perder la ropa, iba a ser un problema. Juvia de repente empezó a hablar.

-Gray-sama, espero que no le importe pero cuando fui a coger mi equipaje también eché algunas prendas de su ropa, ya que supuse que no le daría tiempo a cogerla- dijo la chica tímidamente con algo de sonrojo.

-En serio, que alivio, muchas gracias Juvia- respondió aliviado dirigiéndole una sonrisa dulce a la joven maga.

-No hay porque darlas, Gray-sama, Juvia siempre estará para usted- dijo saltando del asiento muy alegre al ser agradecida por Gray.

Gray la miró tiernamente, le agradaba estar con Juvia, pero aún no entendía bien sus sentimientos por ella. Todo lo que habían pasado juntos significaba mucho para él, los buenos y los malos momentos, pero había una cosa que llevaba molestando a Gray durante un tiempo.

Apartó la mirada y con un tono serio le habló a la chica.

-Juvia, lo siento.

-Umm, por qué Gray-sama, usted no ha hecho nada para que Juvia lo tenga que perdonar- le dijo sonriendo aunque algo preocupada por lo que este "lo siento" realmente pudiera significar para su relación.

-Me estuviste esperando pero yo no volví-dijo pesadamente- Lo siento, verdaderamente me hubiera gustado contarte sobre el plan contra Avatar, pero el Consejo fue bastante estricto con las filtraciones del plan.

Juvia se alegró al darse cuenta de que Gray se refería al asunto con Avatar y no a otra cosa.

–Aaa por eso no pasa nada, Erza le explicó a Juvia que no fue culpa de Gray-sama y Juvia lo entiende- le dijo con una gran sonrisa en su delicado rostro.

El joven se sintió aliviado de que Juvia estuviera bien y devolviéndole la sonrisa le respondió.

-Es un alivio saber que todo está bien, pero aún me siento culpable, déjame compensarte de alguna manera.

Juvia se sonrojó por las amables palabras de Gray, y decidiendo ser un poco pícara le realizó una propuesta.

-Si Gray-sama insiste, Juvia quiere tener treinta y siete hijos con Gray-sama.

Gray se sobresaltó dando un bote en el sillón justo cuando el tren tomó una curva, lo que provocó que cayera hacia delante encima de Juvia.

-Eeh, Gray-sama- dijo entrecortadamente viendo el rostro de Gray a pocos centímetros de su cara- Juvia no se refería ahora mismo- dijo toda sonrojada y nerviosa.

-Perdón Juvia, no era mi intención, el tren giró y...- intentaba excusarse a la vez que se retiraba de encima de la joven y se volvía a sentar en su asiento todo avergonzado- Creo que la falta de sueño me está afectando, voy a tumbarme un rato- dijo recostándose para evitar mirar a Juvia.

-De acuerdo, dulces sueños- respondió Juvia aun en shock por el atrevimiento de Gray.

Llegaron a Whiterun a la mañana siguiente, despertados por el sonido de los megáfonos que anunciaban la parada.

-Pero, qué es esto- dijo Gray con una mezcla de confusión y desazón.

La ciudad de la que él había oído hablar era una edificación amurallada con casas de piedra y madera carentes de una excesiva ornamentación y adaptadas al entorno natural en el que se encontraban. Grandes bosques de coníferas rodeaban la zona habitada, confiriéndole a la villa un aire místico y encantado.

Mas lo que vieron los dejó helados, la ciudad amurallada había sido totalmente modificada, de arriba abajo, como si un huracán, un terremoto o un maremoto hubieran pasado por la antigua villa rural y hubieran traído consigo el progreso industrial, típico de las ciudades. Grandes fábricas industriales habían ocupado el espacio de los densos bosques para asentarse y dedicarse al tratamiento de madera en todas sus formas, desde la producción de muebles hasta la utilización de la celulosa para crear papel.

Los alegres campesinos que tiempo atrás se habían dedicado al cultivo de tierras para su señor feudal, a la doma de caballos o a la caza... ahora habían cambiado la hoz, la fusta y el arco por el hacha, los automóviles y la maquinaria, bueno claro está, aquellos que no habían emigrado buscando el mantener su tradicional estilo de vida.

Este cambio tan radical sorprendió sobre todo a Juvia, ya que ella había tenido la oportunidad de visitar la antigua Whiterun, cuando aún trabajaba en Phantom Lord, una ciudad que en aquella época de su vida, tan oscura y triste, le había conseguido sacar una sonrisa y hacer que su corazón diera vuelcos de emoción mientras escuchaba a los juglares de la zona, mas ya no había juglares sino megáfonos que funcionaban con lacrimas de energía.

Ahora la ciudad se observaba oscura, materialista e inhumana... Los jóvenes magos decidieron dejar a un lado este sentimiento de tristeza que transmitía la urbe y dirigirse a su misión.

Caminaron por las calles asfaltadas con piedra, ni un pájaro cantaba solo se oía el ruido de los motores de automóviles y fábricas, además de algo muy extraño, el graznido de cuervos.

-Este lugar me pone los pelos de punta- gruñó Gray.

Los jóvenes estaban acostumbrados a la ciudad, pero no a esto. Esta falta de vida y exceso de mecanización les ponía de los nervios.

Llegaron a la casa del alcalde, el cual, tenían entendido, había realizado el pedido al Consejo. Sin pensárselo dos veces agarraron el pomo con cabeza de león y llamaron sonoramente.