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Capítulo 7
Regresaron al apartamento en silencio, mientras Vitaly seguía consumiéndose por dentro. Sarah no pudo evitar sentirse complacida por haberle dado su merecido, pero
se preguntó si había ido demasiado lejos, dado que su enojo era palpable. Continuó ignorándole, esforzándose por aparentar indiferencia, pero la tensión en el ascensor
se podía cortar con un cuchillo. Una vez en el apartamento, se volvió para darle las buenas noches, pero antes de que pudiera algo, él se abalanzó sobre ella.
Empujándola contra la pared, se apretó contra ella por detrás. La cogió del pelo y tiró de su cabeza hacia atrás, susurrándole al oído: -¿Crees que puedes tratarme así y
que no haya consecuencias?
Las manos de Sarah se apoyaron en la pared intentando apartarle, pero él siguió presionando con fuerza. Al besarle el cuello, Sarah tembló, dándose cuenta de que se
estaba excitando. -Sr. Chekhov, no sé de qué me habla.
-Mentirosa.- La giró y tomó sus brazos colocándolos por encima de su cabeza, mientras la mantenía clavada a la pared. La besó salvajemente y Sarah estuvo a punto de
derrumbarse ante su repentino embate. Aunque aún tenía esperanzas de seguir manteniendo el control, no estaba preparada para la reacción de su cuerpo. Cuando él
aflojó sus manos, Sarah consiguió liberarse. La sonora bofetada que le propinó resonó por todo el salón. Vitaly retrocedió asombrado, y ella se puso las manos en las
caderas y lo miró con desprecio.
-No sé quién te crees ni a lo que estás acostumbrado, pero NO lo vas a conseguir conmigo. He aceptado este trabajo para aprender de ti, ¡NO para ser tu puta! ¡Buenas
noches!
Alejándose de él, Sarah caminó airada por el pasillo y cerró su puerta detrás de ella. El sonido del pestillo se dejó oír en el silencio del apartamento.
Se apoyó contra la puerta mientras recuperaba el aliento. Ese hombre era imposible. Tuvo que coquetear con aquellos hombres toda la noche para ignorar las
penetrantes miradas de Vitaly. Se encontraba como pez fuera del agua, y temía ir demasiado lejos y meterse en problemas. Aunque creía que no lo había hecho tan mal,
era evidente que Vitaly estaba furioso.
¿Quién diablos se creía? Vitaly Chekhov, por supuesto, se respondió a sí misma. Su brutal reputación y temperamento eran famosos, y Sarah estaba dispuesta a lidiar
con él en un ambiente de trabajo, pero esto era diferente.
Se cambió de ropa y se lanzó sobre la cama, esperando que la venciera el sueño. A las tres de la mañana, seguía sin pegar ojo y decidió levantarse. Poniéndose una bata,
salió silenciosamente del cuarto. El apartamento estaba a oscuras, pero las cortinas estaban abiertas y las luces de la ciudad inundaban el salón con un suave resplandor.
Sarah se acomodó en una silla para observar el panorama. Perdida en sus pensamientos, no se dio cuenta de que Vitaly había entrado hasta que vio su silueta en el
cristal.
-Lo siento- dijo ella con un suspiro.
-¿El qué?
-Mi comportamiento de antes. No soy así.
-Entonces, ¿por qué lo hiciste?
-Estaba enfadada contigo por lo del avión y la ropa. Bueno, más que nada avergonzada por lo del avión, pero la ropa....
-¿Qué tiene de malo la ropa? Te sienta muy bien.
-Toda esa lencería.
-¿Qué?
-No soy ese tipo de personas que…que...
-¿Les gusta ponerse cosas bonitas?
-Sí. Quiero decir, no. ¿Has visto la lencería?
Vitaly negó con la cabeza al tiempo que soltaba una risita. -Te dije que usamos un personal shopper. Como no estaba familiarizada con tus gustos y solo se pudo basar
en una foto, te compró de todo para que pudieras elegir. Volviéndose hacia ella, Vitaly vio a Sarah sentada con las piernas sobre la silla y la barbilla apoyada en las
rodillas. -Bueno, si te sirve de algo, puede que toda esa atención que les has prodigado me haya ayudado a cerrar el acuerdo.
Ella dijo: -Supongo que eso es bueno, siempre que no tenga que volver a hacerlo.
Arodillándose delante de ella, Vitaly le agarró suavemente por los tobillos y le bajó los pies al suelo. Se alegraba de que no pudiese ver su sonrisa, porque se dio cuenta
de que, a pesar de todo, aún se mostraba sumisa, probablemente sin ni siquiera notarlo. Le empezó a frotar los pies y Sarah cerró los ojos, disfrutando del masaje. Era
demasiado orgullosa para admitir que nunca había llevado tacones durante tanto tiempo, y tenía los pies y las piernas doloridos.
Con un gemido, flexionó los pies y se abandonó a las caricias que ascendían por sus piernas. Aunque el tacto de sus manos era reconfortante, le provocaba un efecto
distinto en su interior.
Si bien reconocía no tener mucha experiencia, había probado el vibrador que sus amigas le regalaron por Navidad, y leído bastantes novelas románticas como para saber
que se estaba excitando. No pudo evitar pensar en Daniel. Habían sido novios durante casi tres años y, aparte de besos y toqueteos, nunca le había hecho sentir como lo
hacía Vitaly con solo mirarla.
Lo detuvo poniéndole la mano en el hombro. -Creo que debería volver a la cama- consiguió decir.
Él se sentó en el suelo. -Como quieras. Sarah se quedó allí sentada mirándolo y suspiró. Se levantaron a la vez. Debido al impulso, se había inclinado hacia él, que la agarró por la cintura y la levantó. Sin
pensarlo, Sarah se abrazó a su cuello y él la besó. Le mordisqueó los labios con ternura, para luego apretarla con fuerza contra él. Cuando Sarah gimió, le introdujo la
lengua en la boca. Deslizando las manos sobre sus caderas, la alzó y ella rodeo su cintura con las piernas. La atrajo más hacía sí y ella notó como su erección se tensaba
contra el pantalón.
Haciendo una pausa, apoyó su frente contra la de ella y la besó suavemente. -Si quieres que pare, tiene que ser ahora, antes de que se me vaya de las manos.
-Y ¿si no quiero que pares?
-Entonces, tienes que entender algo. No hago las cosas con amabilidad. No soy amable. No pido. Me sirvo.
Deslizando los dedos por su cabello, Sarah atrajo su cabeza hacia ella. Mordisqueando sus labios, repitió lo que él había hecho antes y estrechó sus piernas a su
alrededor. -Pues sírvete. Estoy harta de esperar.
-No hay vuelta atrás- dijo solemnemente mientras la besaba.

UNA VIRGEN PARA EL MILLONARIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora