Capitulo 5: Sentimientos Imperecederos

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Creo que me tarde ¡Lo siento! Es que no queria salir T.T NO me llegaba nada a la mente pero al final me gusto como quedo y bastante, me rei bastante, espero provocar la misma reaccion en ustedes mis queridos lectores y por cierto... ¡Ya pronto hay boda! ¡Wiii! Sin mas a leer xD

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Si, la cruda realidad era que él nunca fue un gran maestro, joder, eso ni siquiera explicaba bien la situación, era la primera vez que entrenaba a alguien en toda su larga vida, una muy larga vida y era simplemente frustrante porque no sabía ¿Qué hacer? ¿Qué enseñarle? ¿Qué decirle? Y además no era como si simplemente pudiese transformarse y atacar a Genos así como si nada.

Su propio organismo, sus instintos, su raciocinio, todo, todo reconocía a Genos como su "hembra" Como la futura madre de sus hijos y ese simple hecho hacia que Saitama no pudiera levantar la mano en contra de Genos, el pensamiento era simplemente impensable, totalmente atroz y demasiado despreciable.

En resumidas cuentas, Saitama se dedicaba a esquivar cualquier ataque que Genos hiciera, no contraatacaba, solo se movía de un lado a otro y eso no era lo peor, no.

Lo peor era que Genos se molestaba por eso.

El muchacho quería acción de parte de su Señor, quería que lo hiciera sentir lo suficientemente en peligro como para aprender a reaccionar rápido, para pensar en una solución inmediata pero en casi toda esa tarde Saitama jamás, en ni un solo momento había siquiera intentado levantar el puño.

El Alfa prefería cortarse un brazo antes de atacar a Genos

Y además, eso no era todo, para Saitama ver la forma de atacar de Genos, su convicción, su fuerza, su rapidez, su flexibilidad, la forma en la que sus ojos ardían en pasión por la lucha seducía sin esfuerzo al calvo, lo hacía desear tenerlo solo para sí, pensar que su cachorro tenía un vigor tan juvenil y lleno de vida lo hacía enloquecer por aquel rubio afanado en el combate, queriendo marcarlo, anudarlo, preñarlo. Todo, Saitama quería hacerle de todo al príncipe.

La expresión que adornaba el rostro del Rey de Oriente haría que cualquiera pensara que solo estaba ahí con Genos por pura cortesía, el Alfa no sonreía, no tenía el ceño fruncido, sus ojos no tenían ese rojo escarlata, no había nada ahí, como si no le interesara lo que pasaba, en otro momento Genos habría pensado igual pero con su unión espiritual creciendo cada vez más cada día sabia que ese exterior no demostraba la colisión de emociones que el calvo tenia dentro.

Genos sentía la rigidez de su Alfa, el miedo a lastimarlo sin querer, reconocía hasta cierto punto un poco de los propios instintos básicos del calvo que le obligaban a no atentar contra la salud del rubio y eso hacía que el cachorro se frustrara, porque no era que Saitama no pudiese enseñarle, era que simplemente su naturaleza no lo dejaba hacerlo.

Sin omitir las ocasionales ráfagas de excitación que recorrían a Saitama a cada momento que Genos se pusiera especialmente intenso con el entrenamiento, los escalofríos de ansia, emoción, lujuria y posesividad eran transmitidos al rubio haciendo que el joven príncipe tuviera que parar sus ataques para despejarse y dejar de pensar las cosas tan pervertidas que llegaban a su mente con unos sonrojos tan intensos que terminarían quemando sus mejillas. .

Y al final de ese día fue que Genos reconoció que era imposible recibir, al menos en lo que respectaba a combate cuerpo a cuerpo, entrenamiento de parte de su amado y pervertido Señor.

Saitama suspiro aliviado cuando Genos le comunico la terrible, a opinión del Omega, conclusión a la que había llegado en la que Saitama no podría ser su maestro en lo que respectaba a ataques, Saitama se sintió aliviado no solo porque ya no tendría que luchar contra todos esos instintos que lo abrumaban sino porque también, desde el principio, nunca supo que enseñarle a Genos.

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